Enlace Judío México.- 14 de Iyar, hoy.

¡Su aniversario es hoy y mañana antes de la shkiá!

Es bueno que en este día se encienda una luminaria a su memoria y se aporten tres monedas de tzedacá. Y por cada moneda que se ponga se dirá: “Elahá DeMeir Aneni”.

Rabí Meir, el más grande de los tanaítas de la cuarta generación, el más importante de los alumnos de Rabí Akiva, pertenece al grupo de sus cinco últimos alumnos, nuestros maestros (Rabí Meir, Rabí Yehuda, Rabí Iosi, Rabí Shimón, Rabí Eleazar, que llenaron todo Israel de Torá)

Era llamado “Báal Hanés” (“El Maestro de los milagros”) por la siguiente historia:

Él estaba casado con Bruriá, hija de Rabí Jananiá ben Teradión, uno de los diez mártires. El gobernador había ordenado la pena de muerte a Rabí Jananiá y su esposa por enseñar Torá en público. Decretaron que su hija, la hermana de Bruriá viviera una vida de sufrimiento.

Bruriá le pidió a su marido que salvara a su hermana. Rabí Meir tomó una bolsa con monedas de oro y fue a donde su cuñada se encontraba, vestido como un jinete romano. Ofreció al guardia romano que custodiaba el lugar, el dinero como soborno. El guardia respondió “Cuando venga mi supervisor y vea que falta alguien me va a matar” Rabí Meir respondió “Toma la mitad de la plata para ti, y usa la otra mitad para sobornar a los otros oficiales”. Y el guardia continuó: “Y cuando se acabe el dinero, y los supervisores vengan, ¿Qué haré?”: Rabí Meir respondió, “Dí, “Dios de Meir respóndeme” (Elaha DeMeir Aneni) y serás salvado”. El guardia siguió preguntando “¿Y cómo me puedes garantizar que esto me va a salvar?” Rabí Meir replicó, “Mira, aquí hay perros que atacan y matan a los hombres. Voy a ir hacia ellos, y verás por ti mismo”. Rabí Meir fue hacia allí y todos los perros comenzaron a acercarse para morderle, y gritó: “Dios de Meir, (Elaha DeMeir Aneni) respóndeme” y los perros se fueron para atrás. El guardia se convenció y le entregó a la chica.

Cuando llegó el grupo de supervisores, él los sobornó con la plata que Rabí Meir le había dado. Eventualmente, se conoció el delito del guardia. Lo arrestaron y sentenciaron a morir en la horca. Cuando estaba atado con la cuerda alrededor de su cuello, dijo “Dios de Meir, respóndeme”. (Elaha DeMeir Aneni) La cuerda se rasgó, para sorpresa de todos. El guardia relató el incidente, y todos fueron a visitar a Rabí Meir. El guardia fue perdonado. Desde ese entonces, se mantuvo la tradición de que cuando un judío se encuentra en cualquier tipo de crisis, da caridad para el beneficio de estudiantes de Torá en Israel, y dedica la caridad en memoria de Rabí Meir Báal Hanés. Luego dice: “Dios de Rabí Meir, respóndeme” (Elaha DeMeir Aneni) y en ese mérito, si Di-s quiere, saldrá de su crisis. Esta plegaria también es conocida como una ayuda para encontrar objetos perdidos. Rabí Meir proclamó que él personalmente va a interceder en el cielo en nombre de cualquiera que dé caridad a los pobres de la tierra de Israel en su mérito.