Enlace Judío – Las tensiones entre Irán e Israel aumentaron después del ataque aéreo de la noche del domingo sobre la base militar de Hamás. El bombardeo con misiles alcanzó un depósito de municiones de la Brigada 47 del régimen sirio y tuvo como blanco la presencia militar iraní.

GEORGE CHAYA

Teherán culpa a Israel por el ataque y amenaza con responder. El saldo, según agencias de noticias árabes, ha sido el más grande en bajas iraníes que en cualquier ataque anterior, 49 militares persas habrían perdido la vida.

Este incidente es simplemente un síntoma de un evento mucho más grande, como el desarrollo de un gran plan expansionista de Irán para Oriente Medio, y en contraposición a él, aparece la determinación de Israel de interrumpir ese proceso que considera peligroso para su seguridad nacional.

Informes de prensa especularon sobre lo que ocurrió en la base aérea de la Brigada 47 en Hama. Un informe refirió a que el objetivo atacado era un sistema de misiles iraní tierra-aire, mientras que otros sugirieron que era una fábrica de armado de drones de Teherán. Los aviones que dispararon los misiles y atacaron la base no fueron mencionados por las agencias de prensa.

Lo que está claro es que varios miembros del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC por sus siglas en inglés) resultaron muertos en el ataque e Irán culpó rápidamente a Israel. Desde entonces, los funcionarios iraníes han desatado una serie de amenazas prometiendo venganza.

En respuesta, el sistema de defensa israelí envió su propia advertencia publicando mapas de Siria que muestran la ubicación exacta de los activos militares iraníes, recordándole Teherán lo que puede perder si escala el conflicto.

Días pasados, en respuesta a una oleada de amenazas iraníes sobre Tel Aviv y Haifa, luego del ataque misilístico del 14 de abril contra depósitos de armas químicas sirias, el ministro de Defensa de Israel, Avigdor Lieberman, declaró a un medio de comunicación saudita: “Cualquier ataque contra Tel Aviv será respondido con un ataque contra Teherán”.

Sin embargo, aunque estos eventos indican un aumento en la escalada, en realidad son parte de una imagen más amplia y perturbadora. Irán está desarrollando un plan de varias etapas con el que busca convertirse en el poder capaz de activar ejércitos de fuerzas terroristas-guerrilleras en Oriente Medio. Teherán está trabajando pacientemente en ese objetivo con una estrategia de penetración que ya le permitió hacer pie en Líbano, Yemen y también en Siria.

Ideológicamente, Irán sigue comprometido con la idea de exportar la revolución islámica chiíta para los musulmanes de todo el mundo, como lo propugna el régimen.

República Islámica continúa considerando la doctrina de su fundador y primer líder supremo, el ayatollah Khomeini como una piedra angular de su política. Khomeini predicó el activismo chiíta y estableció un régimen basado en definir al enemigo como Occidente e Israel.

También pidió a sus seguidores extender el modelo de gobierno de la Tutela de las Leyes Divinas en el que se basa el régimen de Teherán. Así, Khomeini pidió el establecimiento de un eje de resistencia, un llamado que hoy otorga legitimidad a las actividades de la Guardia Revolucionaria Islámica en toda la región.

El régimen iraní también creó su propia definición de “reprimido” y “represor”, y lo usa como justificación para extender su influencia y sus actividades militares. La élite religiosa de Irán utiliza la Revolución Islámica de 1979 y la guerra de ocho años Irán-Irak, como prueba del respaldo divino, y utiliza conceptos de yihad defensiva y ofensiva para justificar sus actividades.

Algunos segmentos de la población iraní no aceptan la posición del régimen y recientemente se han vuelto más enérgicos para decirlo con consignas como “no a Gaza, no al Líbano, doy mi vida por Irán”.

Impulsados por graves problemas económicos, recientemente los manifestantes iraníes dejaron en claro que se oponen a la política de expansión militar regional y a gastar desmesuradas sumas de dinero para ese propósito. Sin embargo, a pesar de tales protestas, el régimen continúa explotando el odio a Israel y EEUU que encarna la Revolución de Khomeini como “un mecanismo para demostrar que no se aparta de su camino, y por tanto, cuando se trata de Israel, hay un consenso general entre las diversas facciones del régimen.

Irán depende en gran medida de los principios de Khomeini, pero no hay duda de que su programa para expandirse hegemónicamente en la zona surge “de motivaciones geopolíticas y estratégicas” que ilustran su ambición de liderar el mundo musulmán. Esta estrategia, de ser exitosa, convertiría a Irán en un actor a tener en cuenta, en un estado capaz de controlar grandes franjas de territorios más allá de sus fronteras.

Como parte de esa visión, Irán está creando un corredor terrestre que conectará Teherán con el mar Mediterráneo, a través de Irak, Siria y Líbano, un corredor que podría usar para mover su fuerza y poder militar. Según analistas regionales, Irán busca distribuir e insertar en Siria sus capacidades militares mas poderosas. Si esa estrategia no es controlada, podría conducir a la creación de bases de la fuerza aérea iraní y a la aparición de puertos navales en Siria. Todo esto convertiría a Siria en una gran base de avanzada iraní, lo que le permitiría amenazar a Israel de una manera sin precedentes.

Mientras tanto, Teherán parece esperar pacientemente a que expire el acuerdo nuclear, de modo que pueda reactivar el programa desde una posición de mayor fuerza militar y económica, y eventualmente producir armas nucleares.

El bombardeo del domingo muestra que Israel no tiene intención de dejar que ese plan prospere. Hasta ahora, la mayoría de los esfuerzos israelíes para interrumpir las actividades iraníes en Siria se han producido en silencio, y los iraníes han estado demasiado concentrados en seguir su plan y consolidar su presencia en Siria para alcanzar una mayor posición de fuerza en su lucha con Israel. Pero recientemente, Irán ha mostrado una nueva disposición para redoblar su apuesta en esa situación.

Las amenazas de destrucción del Estado de Israel y la retórica de Irán de los últimos años continúan con toda su fuerza. Ali Shirazi, un alto funcionario del Líder Supremo Ali Khamenei, repitió recientemente la amenaza iraní de destruir ciudades israelíes. “Si Israel quiere continuar existiendo debería evitar medidas estúpidas. Si Irán actúa, Tel Aviv y Haifa serán destruidos”, dijo Shirazi.

Líbano ya se perdió ante Irán. Hezbolá es el ejército paraestatal más fuertemente armado y mejor organizado del mundo. Domina completamente el Líbano. Pero pareciera que Israel está determinado a no permitir que Siria se convierta en un segundo Líbano y a evitar que Siria sea otra base de misiles, cohetes, células terroristas y milicias chiítas iraníes. De allí que Jerusalén ha estado utilizando su fuerza aérea para imponer sus “líneas rojas”.

Ahora, la pelota está de vuelta en el campo de Irán. Teherán tendrá que decidir si está dispuesto a arriesgarse a cruzar esas líneas rojas.

Fuente: Infobae