Enlace Judío México.- Tal día como hoy del año 1691, hace 326 años, moría en Ciudad de Mallorca, quemada viva en un auto de fe, Caterina Tarongí, la última judía de Mallorca. La comunidad judía de Mallorca había sido muy numerosa y muy influyente durante las centurias de 1200 y de 1300. Después llegarían los pogromos (los asesinatos masivos), el éxodo (una segunda y trágica diáspora) y las conversiones forzadas de los restos de lo que había sido la comunidad judía. A finales de la centuria de 1600 los judíos mallorquinos -oficialmente cristianos- se veían obligados a practicar su confesión en la más arriesgada clandestinidad, como sucedía por todos los dominios de la monarquía hispánica.

Catorce años antes (1677) las autoridades civiles habían practicado una detención masiva de 237 personas que celebraban en la clandestinidad el Yom Kipur, uno de los actos litúrgicos más importantes del judaísmo. Este hecho, que se saldó con encarcelamientos, torturas e incautaciones, marcó el paso final que resultaría decisivo para el futuro de la comunidad de judíos conversos mallorquines. Pasados once años (1688), la familia Tarongí -que había sido excarcelada- intentó escapar embarcándose en un barco inglés que los tenía que llevar hasta un puerto del imperio turco, donde los judíos eran tolerados bajo ley islámica. La expedición fue descubierta y el viaje fue abortado.

Los Tarongí -y una docena de personas más- fueron encarcelados y durante tres años fueron sometidos a torturas. Los que abjuraron de su fe fueron devueltos a la vida asfixiante que sufrían en las calles de la ciudad. Y los que se mantuvieron firmes fueron calcinados. Caterina Tarongí -con el rabino y un hermano- fue quemada viva en un escenario público presidido por las autoridades civiles y eclesiásticas de la isla. Los padres habían muerto poco antes en la rueda de aplicar tormento. Las fuentes documentales de la época destacan los gritos espantosos de las víctimas y el fuerte olor de carne humana quemada. Hoy sábado -día festivo en el judaísmo- allí donde estés, Caterina, shabat shalom.

Fuente: El Nacional