Enlace Judío – En esta carta en video realizada por nuestras colaboradora Nadia Cattan, conocemos la realización del sueño del gran Teodoro Herzl.

 

¿Qué te cuento? Tú dejaste este mundo en 1904 y a partir de entonces muchas cosas han cambiado:

¿Recuerdas ese primer kibutz llamado Mikveh Israel que se creó en 1870? Bueno, pues fue un gran ejemplo a seguir y por eso surgieron en toda la región muchos otros kibutzim. Esas comunidades agrícolas creadas por los judíos en Palestina lograron reverdecer el desierto, convirtiendo este árido lugar en una región de solidaridad y de progreso. Pero de todas las frutas, verduras y cereales que cosechamos hubo una fruta especial: la naranja. ¡Uy Teodoro! ¿qué te puedo yo decir de nuestras deliciosas naranjas? nos ayudaron a construir un futuro y llegaron a ser tan reconocidas que logramos exportarlas al resto del mundo. Imagínate que en muchas ocasiones llegamos a empacar naranjas en elegantes cajas de madera, entonces eran enviadas hasta el palacio de Buckingham para los mismísimos reyes de Inglaterra.

Poco a poco los esfuerzos empezaron a mostrar sus frutos y era eso lo que nos hacía sentir un profundo orgullo, porque hicimos mucho a partir de la nada y mientras lo hacíamos conformábamos sociedades en verdad igualitarias. Aquí todos los inmigrantes se unían a la misma causa, no importaba si eras un rico abogado de Berlín, o un reconocido músico de Viena, aquí en Palestina todos los inmigrantes judíos se ensuciaban las manos trabajando la tierra.

Porque, ¿sabes? nos hemos dado cuenta que eso que tú creaste, el Sionismo Político no sólo era una ideología nacionalista más, sino una completa necesidad, pues en muchas partes del mundo los judíos eran maltratados, expulsados o asesinados. Nada soñábamos más los judíos que una nación propia en la que no fuéramos perseguidos.

En fin, te sigo platicando:

¿Recuerdas esa enfermedad que abundaba en toda la región y que provocaba la muerte de muchos palestinos tanto árabes como judíos? Si, esa enfermedad, la que era provocada por un mosquito, bueno, pues se llamaba malaria, y después de años de esfuerzo pudimos controlarla. Lo logramos secando los pantanos ¿te imaginas lo difícil y tardado que fue terminar con toneladas y toneladas de agua estancada? Pero fue maravilloso, no sólo la calidad de vida mejoró, sino que la expectativa de vida aumentó en toda la región.

Estas mejoras logradas por los judíos de Palestina lograron que más judíos emigraran y se sumaran a nuestro proyecto sionista. Miles de judíos sobrevivientes de las masacres en Europa Oriental entendieron que necesitábamos de un lugar propio, y que para ello teníamos que trabajar.

Así que en 1906 fundamos la primer ciudad judía moderna de Israel. La hermosa Tel Aviv, ahí, cada judío olvidaba los difíciles tiempos de su pasado y comenzaba a ser feliz.

De pronto en 1914 se desató una tremenda guerra, no lo vas a creer pero pelearon todos los países, se le llamó la Gran guerra y el número de muertos alcanzó cifras extremas. Tampoco lo vas a creer pero uno de los perdedores fue el inmenso imperio otomano, nuestra amada Eretz Israel pasó una vez más en la historia a otras manos. Quedamos bajo mandato británico, y como judíos, no sabíamos si eso era bueno o malo, hasta que en 1917 Arthur James Balfour, el secretario de relaciones exteriores inglés, dijo que su gobierno veía con buenos ojos el establecimiento de un hogar nacional para el pueblo judío en Palestina. No tienes una idea la esperanza que esa declaración provocó, tan solo en los años posteriores a esas palabras miles de judíos llegaron a Palestina con una misma ilusión: lograr su propia nación.

Con el paso del tiempo, nos dimos cuenta de que también teníamos que invertir en la educación y en el conocimiento, así que en 1925 fundamos la Universidad de Jerusalem, déjame presumirte que el día en el que se inició la construcción fue un día sumamente alegre, y quien colocó la primer piedra fue el mismísimo Albert Einstein.

Así fuimos creando todo lo necesario: medios de comunicación, organizaciones, sindicatos, fábricas, vialidades, hospitales, puertos, museos, medios de transporte, escuelas, sistemas de vivienda. Es verdad, no teníamos independencia, sin embargo teníamos toda la infraestructura de un país completamente funcional.

Pero tú sabes Teodoro que todo lo que el pueblo judío recibe siempre tiene un alto costo y aquella vez no fue la excepción. A pesar de que los árabes palestinos también estaban siendo beneficiados con todo el progreso se opusieron rotundamente a nuestra presencia, a nuestro trabajo y a nuestra inmigración. Surgieron ataques violentos en distintas regiones, ¡que bueno que no presenciaste en 1929 la masacre de Hebrón! tan sólo en ese acto murieron más de cien judíos al filo de cuchillos, fue un verdadero horror, pero ese, no fue el clímax de la violencia, en 1936 se desató la revuelta árabe propiciada por el Mufti de Jerusalem y las calles de las principales ciudades se convirtieron en un campo de batalla. Tres años después la revuelta fue controlada, los británicos ayudaron a poner orden pero después limitaron la inmigración judía a Palestina, y eso sucedió mientras que en Europa un fanático racista comenzó a ejecutar sus planes de crear una raza aria y aniquilar a todas las minorías. Obviamente, los judíos fuimos su primer objetivo y… bueno Teodoro Hertzl no es fácil decirte esto… pero hubo algo llamado nazismo y ese nazismo llegó al poder y logró asesinar a seis millones de judíos. Fue monstruoso, hubieron guetos, campos de concentración, campos de exterminio. ¡Qué razón tenías! ¡Ojalá hubiera existido en ese entonces un Estado propio, se hubieran salvado millones de vidas!

Cuando los judíos de Palestina vieron lo que sucedió con sus hermanos judíos de Europa lucharon con más fuerza, y los británicos decidieron abandonar el conflictivo tema. Nuestro destino pasó a manos de las Naciones Unidas, y así, más desesperados que nunca, queríamos una solución definitiva.

Entonces se llevó a cabo una votación y todos los judíos del mundo contuvieron la respiración. Pegaban sus oídos a los grandes radios, contaban con los dedos, guardaban silencio, finalmente el resultado llegó: 33 votos a favor opinaron que Palestina debía dividirse en dos. El territorio otorgado era sumamente pequeño pero era propio, y la autonomía es lo más importante que puede tener una nación.

Los lideres de entonces declararon la independencia y en ese importante día colgaron tu fotografía en el centro de aquel lugar, pues en ningún momento, Teodoro Hertzl, hemos olvidado que tú fuiste el primero en intentar convertir el sueño sionista en una realidad.

Ese emblemático día ofrecimos paz, pero los enfurecidos países árabes vecinos les indignó nuestra existencia y prefirieron pelear. Después de 10 meses de guerra y con escasas posibilidades logramos sobrevivir, el Estado de Israel era un país, y como tal, defendería su más esencial derecho a existir.

Cuando hubo un poco más de orden, transportamos tu cuerpo a Jerusalén, te sepultamos en la cima de un hermoso Monte al que le pusimos tu nombre. Ahí, millones de personas te visitan al año reconociéndote como un líder y como un gran visionario.

Han pasado 70 años desde que Israel logró su independencia. La mala noticia es que lleva la misma cantidad de años defendiéndola, pues tan obstinados estamos nosotros en vivir, como nuestros enemigos lo están en impedirnos existir.

La buena noticia es que si despertaras por un segundo sentirías un profundo orgullo. Hemos creado una nación sumamente creativa, brindamos al mundo avances importantes en medicina y en tecnología. Seguimos siendo unos expertos en agricultura, esos fueron nuestros inicios y hoy exportamos hacia todo el mundo nuestros inventos en ese rubro.

Querido Teodoro Herzl, yo te recomiendo que despiertes aunque sea sólo por hoy, para que puedas ver que estamos vivos, que somos fuertes, que somos una gran nación. Amado Teodoro Herzl yo te recomiendo que despiertes, hoy Israel cumple 70 años de independencia y fuiste tú quien nos dijiste que si lo soñamos no será una leyenda.