Enlace Judío – Tristemente el mandato de más de 40 años del presidente Eli Avivi llegó a su fin hoy con su muerte, y fue enterrado en el “vecino” país de Israel, en un cementerio en el Kibutz Gesher Haziv, a unos cuantos metros de distancia.

En el sitio de una antigua ciudad bíblica, al norte de Israel, se encuentra el “Estado de Aczib”, que lamentablemente se encuentra sumido en el luto: su fundador, Eli Avivi, falleció a los 88 años de edad este miércoles 16 de mayo de 2018.

¿Un Estado dentro de otro Estado? ¿Como la famosa frase? Pues algo así, con todo y sus habitantes y hasta su propio gobierno.

Pero vayamos atrás en las arenas costeras del tiempo para dilucidar esta moderna historia nacional.

Eli Avivi nació en el seno de una familia judía en 1930, en la Persia del shá Reza Pahleví, que unos cuantos años después sería ya internacionalmente conocida como Irán, y a muchos años de distancia aún de ser el enemigo número uno de Israel. Apenas con un año de vida, la familia de Avivi decidió hacer aliyá a la naciente y ya vibrante ciudad de Tel Aviv, en el Mandato Británico de Palestina, como se conocía entonces a la Tierra de Israel. Ahí, en sus playas, fue que Avivi se enamoró desde pequeño de su mayor pasión en la vida: el mar.

El soberano de Aczib, Eli Avivi.

Después de salvar a inmigrantes judíos que llegaban de la Europa devastada como un joven miembro del grupo paramilitar clandestino judío Palmach en los años previos al establecimiento del Estado de Israel en 1948, y de trabajar en navíos que lo llevaron desde África hasta Escandinavia, Avivi decidió mudarse a inicios de los años 50 a la localidad árabe de Al-Zib, al norte de la ciudad de Acre.

Al-Zib, llamada en hebreo Aczib, fue establecida durante la Edad Media, cuando la Cruzadas cabalgaron por la región, en las ruinas de la antigua ciudad mencionaba en el Libro de Josué y en el Talmud, y que data desde la época cananea.

Establecido en el pequeño pueblo costero, Avivi fue contratado por una familia como pescador en 1955, y durante los siguientes años, junto con su esposa Rina, y ambos enamorados de la zona, decidió construir un pequeño hogar de forma ilegal.

Debido a lo chueco del pequeño nido de amor, el gobierno local israelí decidió demolerlo en el año de 1971, ante lo cual, Avivi protestó y tomó, probablemente, la decisión política más importante y arriesgada de su vida: se dirigió con Rina al hogar abandonado de un antiguo líder árabe de la zona y declaró ahí el establecimiento del “Estado de Aczib”, o conocido también en su versión angloparlante como Akhzivland.

Avivi fue detenido por la Policía, pero se alzó con una victoria legal ante los tribunales, gracias a que una temeraria y alocada decisión de esas no constituía ningún tipo de delito tipificado contra la autoridad de Jerusalén, que incluso determinó que el pequeño terreno podría ser encomendado al estadista por 99 años. Así, el “Estado de Aczib” pudo salir adelante al paso de los años con sus únicos dos habitantes y regentes a la vez: Avivi y su amada.

El naciente y diminuto Estado diseñó su propia bandera de color azulcrema, con una sirena con los brazos abiertos y un pequeño dibujo de la casa que constituye el territorio de la nación, así como sus pasaportes para los ciudadanos, e incluso definió su propia ley electoral: “El presidente es democráticamente elegido por su propio voto”.

La fama del ente soberano fue creciendo con los años debido a su amplísima libertad para sus residentes, y con el boom de los hippies y los jóvenes que buscaban ser libres en la década de los 70, fue visita casi obligada en Israel no sólo para ellos, sino para mochileros y turistas internacionales incluso de altura, que incluyeron a la actriz Sophia Loren o el emblemático Paul Newman, que se inmortalizó en los rollos de la historia judía al protagonizar “Éxodo” en 1960. Muchas de las personalidades quedaron enmarcadas en las fotos que Avivi coleccionó dentro de su sede presidencial, que también fue convertida en el museo nacional.

Tal fue y es la popularidad de Akhzavland, que el Ministerio de Turismo de Israel ha promovido también al microestado, que sigue atrayendo a turistas y curiosos.

Tristemente el mandato de más de 40 años totalmente pacíficos en un vecindario agitado del presidente Avivi llegó a su fin hoy con su muerte, y este fue enterrado en el país vecino, en un cementerio del Kibutz Gesher Haziv, a unos cuantos metros de distancia.

Pero es seguro que pese a la pérdida de su fundador, sea quien sea el sucesor, el “Estado de Aczib” perdurará y prosperará, lado al lado, con su hermano, el Estado de Israel.

Fuente: The Jerusalem Post / Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío