Enlace Judío México – Los argentinos no querían jugar un partido amistoso en Israel, pero hubiesen venido a Haifa. Luego intervino la ministra de Cultura y Deporte, Miri Regev.

UZI DANN

El presidente argentino, Mauricio Macri es amigo de Israel y de la gran comunidad judía de Buenos Aires. Pero incluso él, un ex presidente del club de futbol argentino Boca Juniors, sabe que los políticos no deben entrometerse en el deporte.

Tal injerencia también rompería las reglas de la FIFA. Es por eso que Macri rechazó amablemente la solicitud del primer ministro Benjamín Netanyahu de intervenir en la decisión de suspender el partido programado en Jerusalén.

La ministra de Cultura y Deporte, Miri Regev, no sólo no entiende esto, sino que es la principal culpable de legitimar la decisión de Argentina. Si hay algo que los gobiernos israelíes han cuidado a lo largo de los años, es no mezclar la política con el deporte.

Pero ahora Regev ha hecho exactamente eso, groseramente. No sólo sufrió una aplastante derrota, sino que los grandes perdedores son los aficionados que anhelaban ver a Lionel Messi en carne y hueso. Y esta crítica no tiene nada que ver con su partido, Likud, o sus opiniones políticas.

Argentina ya ha jugado antes en el estadio Teddy de Jerusalén. Y España jugó allí en partidos de las eliminatorias del Mundial hace menos de un año.

Los argentinos no querían jugar en Israel y abandonar su campo de entrenamiento en Barcelona previo al Mundial que comienza el 14 de junio.

Pero el dinero deslumbra a las mejores personas en el fútbol argentino. El partido se acordó pese a la oposición del entrenador de la selección de Argentina Jorge Sampaoli, pero se suponía que tendría lugar en Haifa, no sólo en el mejor estadio de Israel, sino en el que Argentina solicitó luego de verificar que es más accesible para sus aficionados.

Además de malgastar el dinero de los contribuyentes, al ordenar que el partido sea trasladado a Jerusalén, Regev intervino abiertamente. En esta ocasión, el movimiento de boicot, desinversión y sanciones (BDS) y su gente en España, que se manifestó cuando Israel jugó en Gijón y antes de que España jugara en Israel, no impidió que Argentina llegara.

El traslado del partido a Jerusalén como parte de las celebraciones del 70 aniversario de Israel dio legitimidad a los oponentes de Israel. Ellos no anotaron un solo gol, pero Regev sí: un gol en su propia cancha, quizás el más espectacular en la historia del fútbol israelí. A diferencia de los errores del portero de Liverpool, Loris Karius, en la final de la Liga de Campeones, éste no se debió a una contusión cerebral o falta de confianza, sino a un exceso de arrogancia y nacionalismo.

El anuncio de Regev a la prensa de la noche a la mañana muestra que aún no comprende sus errores. Hay un refrán que dice que “miles de sabios no pueden rescatar una moneda que el tonto arroja a un pozo”. El daño causado por Regev es mucho mayor. Me recuerda un viejo dicho del Fondo Nacional Judío aquí en Israel: “basta con un tonto para quemar un bosque”.

Fuente: Haaretz / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico