Enlace Judío México – En medio de la continua sequía en Israel, el gobierno aprobó un plan de emergencia para transferir agua desalinizada al lago Kineret (también llamado Mar de Galilea).

MAX SCHINDLER

Israel está sufriendo una sequía preocupante por quinto año consecutivo, clasificada por algunos expertos como un evento de una vez en 100 años. Los planes de emergencia están destinados a resolver la creciente escasez de agua que amenaza con frenar una economía en auge.

A partir de 2019, el agua desalinizada será transferida en pequeñas cantidades al Kineret, para alcanzar un volúmen anual de 100 millones de metros cúbicos de agua en cuatro años.

Actualmente, la desalinización proporciona alrededor del 70 por ciento del agua potable de Israel.

“El plan de emergencia para enfrentar el problema de la sequía tiene dos elementos especiales, y no son convencionales”, expresó el primer ministro Benjamín Netanyahu en la reunión del gabinete este domingo.

“La idea es devolver agua desalinizada al Kineret. Generalmente extraemos el agua del Kineret para trasladarla a todo el país. Ahora traeremos esa agua al Kineret porque la desalinización del agua en el invierno es un desperdicio, no sirve de nada. Convertiremos al Kineret en un depósito de agua desalinizada”, explicó Netanyahu.

La sequía está poniendo en peligro no sólo al Kineret, sino también al río Jordán y el Mar Muerto – importantes sitios turísticos y de peregrinación, fuentes de agua potable y la irrigación de cultivos.

Actualmente, la cantidad de agua que fluye hacia el lago es menor de la que se extrae y la cantidad que se pierde por evaporación. Eso pone en peligro al Kineret y es evidente por su nivel de agua en retroceso.

El 1 de junio, la línea del agua del Kineret midió 213.46 metros bajo el nivel del mar, cinco metros inferior a la línea roja superior. Eso no ha superado el récord más seco en 2001, cuando el lago alcanzó la línea roja inferior de 214.87 metros bajo el nivel del mar, la llamada línea negra. Si el Kineret se contrae más allá de esa línea, el aumento de la acidez podría causar problemas ecológicos, lo que complica la extracción del agua.

En respuesta, el ministro de Energía, Yuval Steinitz, cuyo ministerio se encarga de la gestión del agua, anunció el domingo la construcción de dos plantas de desalinización, una en Sorek y otra en el oeste de la Galilea.

Se espera que la cantidad de agua desalinizada se duplique para 2030 con el bombeo de 1.100 millones de metros cúbicos de agua desalinizada al año, según un comunicado del Ministerio de Energía. Cinco plantas actualmente en funcionamiento ya desalinizan unos 585 millones de metros cúbicos al año.

El Ministerio no especificó cómo se suministrará la cantidad adicional de agua desalinizada.

La construcción de una planta con una capacidad de 200-300 millones de metros cúbicos costaría unos 3 mil millones de shekels (840 millones de dólares), dijo a Haaretz Giora Shaham, director general de la Autoridad del Agua de Israel. Al mismo tiempo, el consumo doméstico de agua en Israel ha aumentado en 150 millones de metros cúbicos al año.

Plantas como esa podrán ser operadas sólo en varios años. Y con la creciente demanda, difícilmente se podría resolver el problema actualmente.

Una desventaja del plan es que el agua desalinizada carece de magnesio. El mineral esencial para la salud cardíaca y su carencia conduce a un elevado riesgo de mortalidad por ataques cardíacos, sobre todo en áreas con un alto consumo de agua desalinizada.

Otro problema es que la desalinización es una de las formas más caras y contaminantes de suministrar agua potable.

El gobierno también asignará 100 millones de shekels para la rehabilitación de siete arroyos en la Galilea y el norte del país.

El agua que normalmente fluye a través de estas corrientes y acuíferos subterráneos al Kineret casi se ha agotado.

Al mismo tiempo, una campaña publicitaria ha estado circulando, instando a la población a adoptar métodos de conservación ya que pese a la desalinización “no tenemos agua que desperdiciar”.

En lo que va del año se ha reducido la cuota de agua para los agricultores, y el resto de la población podría sufrir interrupciones en el suministro de agua.

Por separado, la Autoridad del Agua planea conectar áreas aisladas del oeste de la Galilea al sistema nacional de agua. Esos municipios actualmente obtienen agua de fuentes y pozos locales.

Steinitz dijo que la propuesta del gobierno evitaría las peores consecuencias de la sequía: “El plan proporcionará soluciones a corto y largo plazo, que incluyen: una mayor desalinización del agua; rehabilitación de arroyos en el norte del país; un plan para conectar las áreas aisladas al sistema nacional; eliminación de obstáculos burocráticos para acelerar la construcción de la infraestructura del agua; acciones para reducir el consumo del agua”.

Fuente: The Jerusalem Post / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico