Enlace Judío México – Conoce la raíz israelí que existe detrás de los angustiosos y palpitantes penales que pueden llegar a definir la gloria o el fracaso de una selección nacional en un Mundial de la FIFA.

Como la duda que corroe lo de Robben en 2014 contra México, si es que era o no penal, existe otra cuestión sobre el mismo como método para definir a un ganador en las eliminatorias de un Mundial: ¿De origen israelí o alemán?

El penal como método decisivo para definir al ganador en un partido de contienda mundialista fue determinado apenas por la FIFA en el año de 1970, poco después de que finalizara Mundial realizado en México ese año, que ha sido, por cierto, el único al que ha logrado llegar Israel (con una nada agradable fase de grupos condenada al fracaso), e implementado de manera oficial hasta 1982.

Pero ¿a quién se le debe esto?

Hay que ir algunos otros años atrás en la historia. Aunque el penal ha existido en el futbol desde finales del siglo XIX, se piensa que la primera competición de peso en usarlos como método decisivo para definir a un ganador en un campeonato fue la Copa de la extinta Yugoslavia en 1952, entre los equipos de Kvarner Rijeka y el Proleter Osijek.

Siguiendo el ejemplo del torneo balcánico, la Copa de Italia los usó en su temporada de 1958/1959, y otro tanto más en la Uhrencup de Suiza en 1962, para luego también ser utilizados en los Juegos Bolivarianos de 1965.

Pero pese a estas aisladas decisiones esparcidas por el globo, el método que se siguió usando de facto en las fases eliminatorias de los torneos oficiales consistía ya en volver a efectuar una jugada o decidirlo a la suerte, tal como le ocurrió absurdamente a la Unión Soviética frente a Italia en las semifinales de la Copa de la UEFA en 1968 tras un bochornoso empate a ceros, o a Israel en las Olimpiadas de México 68.

Tras un empate de 1 a 1 entre las selecciones de Bulgaria e Israel en los cuartos de final del torneo de futbol olímpico el 20 de octubre en el Estadio Nou Camp de la ciudad de León, Guanajuato, la decisión para definir al victorioso se hizo con un toque mexicano: dentro de un enorme sombrero de palma se colocaron papeletas con las palabras “Sí” y “No”, definiendo al ganador y al perdedor respectivamente.

La “mano santa” que decidió por Israel fue el capitán del equipo, Mordechai Spiegler, conocido como Motaleh, que tuvo la mala fortuna de sacar el “No” y con ello, tristemente para la selección del Estado judío, abrirle el camino a Bulgaria que logró llegar hasta la final en el Estadio Azteca el 26 de octubre contra Hungría. Los húngaros terminaron por coronarse sobre los búlgaros por 4 a 1 en el Coloso de Santa Úrsula.

Con una experiencia como esta a cuestas, Yosef Dagan, el secretario de la Asociación de Futbol de Israel (AFI), pareció estar harto ya de ello e ideó sugerir a la FIFA la idea de establecer de manera oficial los ya sonados tiros de penal como el método para definir al ganador en un torneo. El entonces vicepresidente de la AFI y su futuro líder entre 1973 y 1982, siguió con la línea planteada por Dagan.

Así, en 1969 la AFI envió a la FIFA una carta en inglés, recibida por esta última el 24 de julio de 1969 según consta en el Museo del Futbol Mundial de la FIFA de Zurich, en la que hizo la petición al organismo.

De acuerdo a Dagan, el mayor crédito se le debe al árbitro malayo, Koe Ewe Teik, que vio con buenos ojos la propuesta israelí y la llevó a la reunión del comité de la FIFA en febrero de 1970, donde finalmente, casi medio año después, sería aprobada y abriría el paso a la oficialización de los momentos más angustiosos en un Mundial que incluso definirían a los ganadores de la Copa en 1994 y en 2006.

Pero los alemanes tienen otros datos.

Durante el Mundial de Alemania del año 2006, el árbitro germano Karl Wald, entonces un nonagenario, aseveró en una entrevista que la adopción de los penales por la FIFA se debió a su propuesta personal realizada en el mismo año que el organismo aprobó el método. Aunque de acuerdo al diario Haaretz, lo más probable es que Wald sí haya hecho la sugerencia sin saber que los israelíes ya se le habían adelantado con la carta mencionada anteriormente. Y desde entonces, un debate futbolero entre Berlín y Jerusalén no ha concluido de manera alguna.

Peras alemanas o manzanas israelíes, hoy, el momento en el que la afición en el estadio, jugadores, técnicos, y el mundo entero entra en un profundo silencio fijando sólo los ojos en el balón, esperando que el tiro que lo impulse haga vibrar a la red, es sin duda mucho más emocionante que sacar papeletas de un enorme sombrero como el que traía el buen Juanito en 1970.

Fuente: Haaretz / Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudíoMéxico