Enlace Judío México – ¿Sabías que el origen de Superman es judío? Los creadores del icónico personaje fueron Jerry Siegel y Joe Shuster, ambos hijos de familias judías de inmigrantes europeos que huyeron de las amenazas de los nazis y se establecieron en el  continente americano en las primeras décadas del siglo XX.

Este año se cumplen 80 años de que vio la luz el personaje de cómics que revolucionaría el mundo de las tiras cómicas, y que sentaría los estándares de esta industria, que ahora genera miles de millones de dólares en todo el mundo.

La editorial DC Comics preparó una edición especial de lujo para conmemorar este aniversario. La edición en español, a cargo de DC Comics México, llega a las tiendas esta semana; y sus generosos editores nos permiten traer a los lectores de Enlace Judío un adelanto.

Se trata de la introducción, escrita por Laura Siegel Larson, hija de Jerry Siegel y de Joan Carter Siegel, quien sirvió como modelo para la primera Lois Lane. Actualmente, Laura se encuentra produciendo un documental sobre la vida y la obra de su padre. ¡Que lo disfruten!

 

PREFACIO A LOS 80 AÑOS DE SUPERMAN, POR LAURA SIEGEL

Déjenme contarles algo sobre el hombre que creó a Superman. Mi padre, Jerry Siegel, era una máquina de energía creativa y determinación. Mucho antes de que existieran los superhéroes, soñaba con volar. Un día, su hermano mayor, Harry, trajo un ejemplar de la principal revista de ciencia ficción de su época, Amazing Stories, y la puso en sus ansiosas manos. El fantástico arte de la portada y las asombrosas historias salían volando de las páginas y llenaban su imaginación de una sensación de asombro, y le impartían sensaciones que nunca antes había experimentado. ¡Quería más!

Papá era el más joven de seis hijos, un soñador tímido y solitario que se sentía invisible al mundo que lo rodeaba. Sus padres, inmigrantes que habían escapado al antisemitismo de su pequeño pueblo en Lituania, se mudaron a Cleveland, Ohio, donde su padre trabajó como sastre y no tenía tiempo para nada que no fuera trabajar. Al igual que otros hijos de inmigrantes judíos, mi padre luchaba por integrarse, pero siempre se sintió como un forastero.

Anhelaba ser aceptado por sus compañeros, pero a ellos nunca les importó. Las chicas lo ignoraban. Sus compañeros de clase lo acosaban porque leía libros en lugar de practicar deportes. Pero esos libros eran asombrosos –llenos de acción, aventura y héroes valientes, ¡además de brillantes vueltas de tuerca! Sus favoritos eran las historias de ciencia ficción que lo transportaban a partes desconocidas del universo, o a sociedades habitadas por robots. Al ir haciéndose mayor, la obra de Edgar Rice Burroughs, llena de mundos asediados por conflictos entre la compasión y la crueldad transformaron su deseo de leer historias a escribirlas. Sabía que era su destino.

Papá escribió a la Sección de Cartas de Amazing Stories y construyó relaciones con otros fans. Escribía cada minuto que estaba despierto y lograba que su obra fuera leída de cualquier manera que podía: en el periódico de su escuela, el Glenville Torch, o creando, escribiendo y autopublicando sus propios fanzines de ciencia ficción: Cosmic Stories (1931) y Science Fiction: The Ad­vance Guard of Future Civilization (1932).

Mientras se autopublicaba, papá conoció a otro hijo de inmigrantes que se había transferido a la preparatoria Glenville High. Joe Shuster era aun más callado que mi padre, usaba lentes gruesos y era un artista fenomenal. Lo mejor de todo, es que amaba la ciencia ficción, las revistas pulp, y las películas de aventuras tanto como papá. Se volvieron los mejores amigos y crearon proyectos escritos por papá e ilustrados por Joe, como “The Reign of the Superman” en Science Fiction #3 (enero de 1933). Alimentados por la ambición de papá de volverse un autor profesional tan pronto como fuera posible, Siegel y Shuster se propusieron conquistar el mundo de las tiras cómicas en los periódicos. Mi papá quería que estas tiras fueran dinámicas y frescas.

Invertían tanto tiempo en la creación de cómics que se atrasaron con sus deberes escolares y no se graduaron sino hasta un año después.

Durante ese año final de la preparatoria a papá se le ocurrió que la clave del verdadero éxito era poner más de sí mismo y su visión del mundo en su obra. Su mente estaba repleta de fragmentos: de lo que era y de lo que quería ser. Papá creía en luchar por lo que es correcto, sin importar lo difícil que pudiera ser. Su madre le enseñó a tener compasión por los menos afortunados. Ardían en deseo de que la gente, especialmente las chicas, vieran lo que había dentro de ellos, y que no los descartaran como algo geek y tonto. Puso esto en un contexto de ciencia ficción y creó al héroe consumado, un súper-héroe, SUPERMAN: el inmigrante ideal, que viene de otro planeta y usa sus magníficos poderes para ayudar a quienes no pueden ayudarse a sí mismos, y siempre está en lo correcto, siempre es bueno, y siempre lo ama la mujer a quien él ama. Agregó a ello el formato de periódico con que estaba familiarizado, la identidad secreta de Clark Kent, y el triángulo amoroso entre Clark, Lois Lane y Superman para agregar un toque de ironía cómica.

Él y Joe trabajaron para que Superman saltara de la página con poderosas secuencias de acción que fueron las primeras en mostrar el movimiento y la fuerza increíble de un superhéroe. Se crearon las icónicas apariencias de Superman y Clark. Para Lois Lane, Joe quería una modelo y en un golpe de suerte, vio un anuncio en el Cleveland Plain Dealer, que había puesto una atractiva adolescente, Jolan Kovacs. Tenía la apariencia perfecta que Joe y mi padre querían para la inteligente y capaz reportera a la que ama Superman. Dejó tal impresión en mi padre que trece años después, cuando volvieron a encontrarse, se casó con ella.

Papá sabía intuitivamente que Superman sería un éxito. Lo envió a todos los diarios sindicados de Estados Unidos. Mientras él y Joe esperaban una respuesta, se les ocurrieron lemas publicitarios muy entusiastas:

¡SUPERMAN! ¡EL GOLPE DEMOLEDOR! ¡EL MAYOR EVENTO DESDE EL NACIMIENTO DE LAS TIRAS CÓMICAS! ¡SUPERMAN!

Serían palabras proféticas. Les tomó años de rechazos y ofertas que nunca se concretaron pero finalmente, en 1938, Superman levantó un auto en la portada de Action Comics #1 y el efecto fue mágico. Los puestos de periódico se llenaron de pedidos de “ese libro que trae a Superman”. Lois Lane se convirtió en un modelo a seguir para las mujeres que querían seguir alguna carrera. Los elevados valores de Superman y sus aventuras como “campeón de los oprimidos” inspiraron a lectores jóvenes y viejos por igual.

A papá no le sorprendió esto. Creía en Superman y en sí mismo desde el principio.

Después de Action #1 papá escribió la historia de Superman para Action Com­ics #2 y los números que le siguieron durante muchos años. Le dio a Superman poderes adicionales, agregó nuevos personajes, villanos y creó historias entretenidas y llenas de acción.

Pasaron los años. En 1976, papá y Joe recibieron una pensión y se les aseguró su crédito como creadores a perpetuidad. Papá pasó sus últimos años conociendo a fans en convenciones de cómics, recibiendo un bien merecido crédito por haber puesto en marcha la industria de los cómics y elogios por haber convertido ese primer número de Action Comics en el ejemplar de cómics más coleccionado y valioso de todos los tiempos.

Cuando veo el Action #1, veo el impulso de mi padre, y el rostro de mi madre. Ahora, 80 años después, el libro y Superman siguen fuertes. Sólo piensen en esto: ¡Action Comics #1000! Es una cantidad masiva de material, ¡y todo comenzó con un pensamiento en el cerebro de mi papá!

Desde la época en que eran adolescentes mis padres y Joe nunca dudaron de que Superman sería amado en todo el mundo mucho después de que ellos ya no estuvieran aquí. Estoy segura de que en este momento están sonriendo mientras nos miran, sabiendo que tenían razón.