Enlace Judío México – Mientras la comunidad internacional se concentra en el futuro de la Franja, el grupo terrorista puede permitirse ataques periódicos sin temer a una guerra total.

AVI ISSACHAROFF

Una serie de eventos conocidos se repiten en el sur, orquestados por Hamás: el grupo terrorista lanza cometas y globos incendiarios, causando un inmenso daño al medio ambiente; las FDI reaccionan golpeando blancos en la Franja de Gaza, en este caso en el campo de refugiados de Nuseirat; y Hamás responde enviando una oleada de cohetes limitada a las comunidades israelíes.

Todo va de acuerdo con el ritual descrito por Hamás, que por el momento está estableciendo las reglas.

La reacción israelí es más de lo mismo: ataques a centros de mando y depósitos de armas vacíos de Hamás que casi siempre terminan sin bajas, en parte debido a las advertencias del las FDI antes de atacar.

La semana pasada, daba la impresión de que algo en esta ecuación había cambiado, después de que Israel atacó a un grupo de jóvenes que lanzaban globos incendiarios, hiriendo a tres de ellos, sin que Hamás disparara contra blancos israelíes en represalia.

Por un momento, parecía que los diversos esfuerzos diplomáticos para implementar iniciativas económicas y mejorar la situación en Gaza iban a persuadir a Hamás a no apegarse a su versión del “alto el fuego”. Pero el martes por la noche volvió la rutina conocida.

¿Cuánto más durará la riña de acuerdo con las reglas de Hamás? Probablemente hasta que haya víctimas.

Incluso entonces, Hamás no necesariamente querrá ir en una dirección que pueda llevar a una guerra total. Los medios israelíes presentan informes casi diarios sobre nuevos proyectos liderados por Israel para aliviar la crisis económica en la Franja de Gaza: desde la construcción de un puerto marítimo en Chipre o un campo solar cerca de Gaza hasta el envío de trabajadores palestinos a Israel, a cambio, por supuesto, de la liberación de los civiles israelíes retenidos en la Franja, Abera Mengistu e Hisham al-Sayed, y de los cuerpos de los soldados de las FDI, Hadar Goldin y Oron Shaul.

Por el momento, Hamás no se apresura a aceptar estas ofertas, en parte porque Israel exige que el grupo terrorista se desarme como condición para cualquier acuerdo a largo plazo entre Israel y Gaza. Hamás no acepta esa demanda.

Pero el grupo terrorista tampoco se apresura a romper las reglas e ir a la guerra, ya que tanto la organización como sus altos funcionarios han vuelto al centro del escenario palestino e internacional.

En los últimos días, una delegación de Hamás encabezada por Musa Abu Marzook, vicepresidente de su buró político, visitó Moscú para discutir una posible tregua con Israel o un acuerdo de intercambio de prisioneros.

El liderazgo de Hamás también está en contacto continuo con los jefes de inteligencia egipcios, que continúan sus esfuerzos para la reconciliación intrapalestina entre el grupo terrorista y Fatah de la Autoridad Palestina.

Finalmente, todo el mundo, incluida la administración del presidente estadounidense Donald Trump, está mucho más concentrado en el futuro de la Franja de Gaza que en el de Cisjordania y la Autoridad Palestina.

En resumen, para Hamás, la situación económica en Gaza puede ser atroz, pero política y diplomáticamente no está nada mal. Si incluso los enviados de Trump intentan resolver los problemas de Gaza, e Israel está hablando de la necesidad de un acuerdo con Hamás, entonces desde su perspectiva, al menos en cierto sentido, las cosas se están moviendo en la dirección correcta.

Fuente: The Times of Israel/ Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico