Enlace Judío México.- El antisemitismo es el odio más insidioso en la historia. La aversión a los judíos ha prosperado bajo tantas circunstancias que es difícil encontrar un denominador común que cuente para sus múltiples manifestaciones. Sin embargo, ha habido períodos en que los no judíos mostraron fuerte simpatía y solidaridad hacia los judíos. Tal vez la mejor ilustración de esta amistad es el Estados Unidos moderno.

RAFAEL CASTRO

Hay precedentes que muestran que la voluntad de Estados Unidos de hacerse amigo de los judíos no es un caso único en la historia. La Holanda calvinista y la Inglaterra puritana también mostraron amistad y solidaridad hacia los judíos, una simpatía que fue expresada por los cristianos fervientes. El fervor de esos cristianos fue tan fuerte como el de los católicos que quemaban a los conversos en la hoguera y el de los clérigos ortodoxos cristianos que intimidaban a los judíos a lo largo de Europa Oriental. La diferencia entre los puritanos y católicos o cristianos ortodoxos hacia los judíos no era doctrinaria. Estas corrientes de la Cristiandad adoptaron cada una la teología del reemplazo de Agustín, la cual veía a los cristianos como los socios del nuevo pacto de Di-s. La diferencia es que los calvinistas y puritanos abrazaron la Biblia hebrea, mientras que católicos, luteranos, y cristianos ortodoxos tendieron a ver la Torá como la reliquia obsoleta de una deidad israelita irascible y vengativa.

En nuestros días, muchos judíos están desconcertados porque los cristianos estadounidenses abracen abrumadoramente a los judíos y a Israel, mientras que los antepasados de los judíos del “país viejo” tenían buenas razones para temer y resentir de la cristiandad. Esta paradoja es explicada por las actitudes contrastantes de los cristianos en América del Norte y en la Europa continental hacia la Biblia hebrea. Los cristianos estadounidenses son lectores dispuestos y simpatizan con el Viejo Testamento. Históricamente, los cristianos europeos han hecho caso omiso de la Torá.

De hecho, la actitud de una ideología o cultura hacia la Torá es el mejor predictor de su actitud hacia los judíos. Nazis y comunistas estaban en extremos opuestos del espectro político, pero su odio por el mensaje ético y teológico de la Torá los hizo a ambos enemigos implacables del pueblo judío. Los izquierdistas laicos y posmodernos de nuestros días abrazan el anti-Sionismo y coquetean con el antisemitismo, un fenómeno que desconcierta a los judíos criados en el axioma de que el progresismo es simpático hacia ellos. Esta animosidad se explica una vez que recordamos que la moralidad y ética de las escrituras judías son antítesis del posmodernismo.

En esta discusión el Islam también desempeña un rol. En tanto los judíos fueron dhimmis sumisos de una entidad política musulmana segura de sí, el antisemitismo desempeñó un rol relativamente menor en el pensamiento islámico. Después de todo, las escrituras judías y la debilidad judía corroboraron que el Islam era la fe ascendente. Pero, una vez que los judíos retornaron a su patria histórica y vencieron a los ejércitos islámicos en su terreno propio, la Torá se transformó para los ojos musulmanes en un texto inmoral justificando todo tipo de crímenes que incluyen racismo, supremacismo, y genocidio. El antisemitismo rabioso siguió en el mundo musulmán.

La secularización de las sociedades europeas y estadounidense ha coincidido con un aumento marcado en el sentimiento anti-judío en el mundo occidental. Los campus universitarios en los centros urbanos están en el corazón de esta hostilidad. Esta no es una coincidencia dado que estos espacios son los menos letrados en la Biblia en Estados Unidos y Europa.

Las potencias occidentales nunca habrían apoyado el establecimiento de un Estado judío si sus líderes no hubiesen asistido a la escuela dominical y hubieran entendido las historias bíblicas que se desarrollaron en Canaan y Judea. De hecho, el conocimiento bíblico en el núcleo de la identidad cultural y auto-entendimiento ético de uno es el hilo común compartido por la mayoría de los gentiles cuya simpatía y apoyo por el pueblo judío han sido altruistas y espontáneos.

La secularización de la sociedad occidental y el vaciamiento de la cultura cristiana en un digesto de mantras del evangelio constituyen así una amenaza existencial para el pueblo judío. La secularización erosiona la identidad estadounidense tradicional cuya simpatía y apoyo por los judíos e Israel han sido históricamente tan generosos. Aparte, contribuyen a las tendencias de asimilación allanando las diferencias entre judíos y cristianos.

El destino del pueblo judío está vinculado íntimamente con el prestigio de la Torá. Para fortalecer el poco apoyo para Israel y el pueblo judío, la Biblia y su ethos deben ser restaurados en el sistema educativo e industria cultural estadounidenses. Esta restauración debilitará más eficazmente el antisemitismo que cátedras sobre derechos humanos y los peligros del racismo.

 

*Rafael Castro es un analista político educado en Yale y la Universidad Hebrea radicado en Berlín.

 

Fuente: The Begin-Sadat Center for Strategic Studies
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México