Enlace Judío México.- Jerusalén queda bajo fuego por su nueva Ley Básica, la cual es similar a muchas constituciones europeas.

EUGENE KONTOROVICH

Dejen que comiencen los apretones de manos y las denuncias. El jueves Israel finalmente expresó en ley constitucional el logro básico del Sionismo: Israel es el estado-nación del pueblo judío. En los siete años desde que fue propuesta por primera vez la nueva disposición, ha atraído un aluvión de críticas de Estados Unidos y Europa. Políticos extranjeros han demandado que Israel no apruebe la ley, y ellos no han sido apaciguados por la remoción de la mayoría de sus discutidas disposiciones. El lunes, un titular en Foreign Policy advertía que Israel estaba “debatiendo la democracia misma.” Miembros árabes de la Kneset destrozaron copias del proyecto de ley después de su aprobación. Uno lo llamó “el comienzo oficial del fascismo y el apartheid.”

En realidad, la Ley Básica de Israel no está fuera de lugar entre las constituciones democráticas liberales de Europa—las cuales incluyen disposiciones similares que no han planteado controversia. La ley no infringe los derechos individuales de ningún ciudadano israelí, incluidos los árabes; ni crea privilegios individuales. El liberalismo aquí se encuentra en los críticos de la ley, quienes negarían al estado judío la libertad de legislar como un país normal.

La ley del estado-nación declara que Israel es un país establecido para instanciar el “derecho del pueblo judío a la auto-determinación nacional.” Constitucionaliza los símbolos de ese objetivo—el himno nacional, festividades y etcétera. No hay nada no democrático o incluso inusual acerca de esto. Entre los estados europeos, siete tienen disposiciones constitucionales de “nacionalidad” similares.

Consideren la constitución eslovaca, la cual inicia con las palabras, “Nosotros la nación eslovaca,” reivindica “el derecho natural de las naciones a la auto-determinación.” Algunas disposiciones se encuentran en lugares como los países bálticos, los que tienen poblaciones minoritarias grandes y alienadas. La constitución letona inicia invocando la “voluntad inquebrantable de la nación letona de tener su propio estado y su derecho inalienable a la auto-determinación a fin de garantizar la existencia y desarrollo de la nación letona, su idioma y cultura a lo largo de los siglos.” La población de Letonia es un 25% rusa.

La nueva Ley Básica también establece el hebreo, el idioma primario del 80% de la población de Israel, como el idioma oficial. Anteriormente, Israel se basaba en una disposición remanente del Mandato Inglés que daba estatus oficial al hebreo, árabe e inglés. Lejos de socavar la democracia, la Ley Básica pone a Israel en línea con otras naciones occidentales. La mayoría de los estados multiétnicos y multilingües de la Unión Europea dan estatus oficial sólo al idioma de la mayoría. La Constitución de España, por ejemplo, hace del idioma castellano el idioma nacional oficial, y requiere que todos los ciudadanos lo conozcan, aun si su lengua madre es el vasco o catalán.

Otra disposición controversial de la ley declara que “el desarrollo del asentamiento judío” es un valor nacional que el gobierno debe promover. Se entiende que se refiere a alentar a la dispersión de la población dentro de la periferia del país. Esto vuelve a declarar esencialmente la política adoptada por la comunidad internacional en 1922 en el Mandato para Palestina de la Liga de Naciones, la cual buscaba “alentar . . . el asentamiento estrecho por parte de los judíos.” Nuevamente, la disposición es apenas declaratoria de valores, y no prescribe o autoriza ninguna política particular. Por contraste, la constitución estatal de Hawái autoriza políticas de tierras para promover la vida de granja por parte de los hawaianos étnicos, y proporciona políticas preferenciales de tierras para ellos.

Además, la medida llega contra un contexto de políticas de tierras que discriminan a los judíos. La Corte Suprema israelí ha fallado controversialmente que los árabes tienen un derecho de crear comunidades residenciales en Israel que excluyan a los judíos. Un caso separado negó el derecho correspondiente a los judíos. En Jerusalén, la Autoridad Palestina prescribe la pena de muerte para los árabes que venden tierras a judíos. La nueva Ley Básica ni siquiera niega cualquiera de esas injusticias; meramente crea un contrapeso normativo.

Tampoco Israel tiene religiones oficiales, y nada en la nueva Ley Básica cambia eso. En este sentido, Israel es más liberal que los siete países europeos con religiones estatales consagradas constitucionalmente.

Tal vez la mejor evidencia que Israel necesita una afirmación constitucional de su condición como el estado-nación judío soberano es el afán de tantos de denunciar como medidas no democráticas que son consideradas mundanas en cualquier otro lado.

 

*Eugene Kontorovich es becario en el Kohelet Policy Forum, un instituto político de Jerusalén que ha apoyado el proyecto de ley del Estado Nación.

 

 

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.

 

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