Enlace Judío México.- La mayoría de los medios de comunicación en el mundo se han encargado de presentar a Israel como un estado colonialista que se ha apoderado de territorios palestinos desde hace varias décadas, en los que ejerce una política de apartheid. Esta visión distorsionada de la realidad se presta al juego de los intereses de los palestinos, de diferentes naciones árabes y de la nueva izquierda, principalmente en Europa; que ignoran la legitimidad de la presencia histórica de los judíos en Eretz Israel “la tierra de Israel”, de más de 4 milenios, en un área que cubría varios países de lo que hoy es Egipto, Siria, Líbano, Jordania e Irak, entre otros y en Cisjordania, Jerusalén Oriental y la Franja de Gaza.

LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

De alguna forma, abierta o velada, existe “una conspiración contra Israel que se nutre con las acusaciones tergiversadas y falsas noticias que se distribuyen por la engrasada maquinaria de los medios en su guerra mediática contra Israel y sus ciudadanos”, incluso contra las comunidades judías fuera de Israel.

Asimismo, se ha ignorado que en Israel viven 1.5 millones de ciudadanos árabes israelíes que gozan de todos los derechos y prerrogativas similares a las que tienen los israelíes y con un nivel de vida que contrasta significativamente con los palestinos de Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de Gaza, gobernados en el primer caso por el régimen dictatorial y corrupto de Mahmud Abbas y, en el segundo, por los terroristas de Hamás, que tienen sumidos en la pobreza a sus pueblos.

En la realidad, los israelíes y su gobierno, heredero de valores inspirados en la religión judía, poseen un elevado espíritu humanitario que la prensa antijudía y antiisraelí irracionalmente no reconoce.

En este contexto, un creciente número de personas con una connotación negativa hacia Israel, ha cambiado de opinión por la ayuda humanitaria que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han otorgado a miles de sirios que han llegado al sur de Siria, huyendo de los ataques de Bashar Al Assad apoyados por milicias de Irán, Hezbolá y por parte de Rusia para combatir a los rebeldes que se oponen al tiránico régimen de su presidente. El conflicto civil en Siria, que ha entrado en su octavo año, y que por momentos adquiere tintes de genocidio, ha provocado más de 500 mil muertos, cientos de miles de heridos y alrededor de 15 millones de personas desplazadas, 10 millones en el propio territorio sirio y más de 5 millones en los países vecinos (Turquía, Líbano, Jordania, Irak, Egipto) y en Europa. Cabe mencionar que los 5 países musulmanes del Golfo, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Kuwait y Bahréin, calificados de ricos, se han negado a recibir a refugiados sirios.

En los países vecinos de Siria, los desplazados por la guerra civil viven en condiciones de extrema pobreza, prácticamente en una crisis humanitaria. En este ámbito, cientos de miles de sirios están en riesgo de verse obligados a regresar a su país a pesar de la guerra.

En junio de 2016 Israel estableció la operación Buen Vecino, a través de la cual más de tres mil civiles sirios han recibido tratamiento médico en hospitales temporales de las FDI y apoyados por organizaciones humanitarias internacionales. Los recientes combates en Daraá y Qunetra ocupados por varios años por los rebeldes sirios han provocado un éxodo de civiles que huyen de los mismos, instalándose en zonas del sur de Siria fronterizas con Israel; en campamentos improvisados están viviendo en esa región casi 200 mil personas; las condiciones en los mismos son dramáticas: no hay acceso a electricidad, agua, alimentos, atención médica, muchos de los desplazados intentaron ingresar a Jordania, pero fueron rechazados.

Ante la crisis humanitaria en la frontera Siria, las FDI incrementaron sustancialmente su ayuda a los desplazados; han sido enviados cientos de toneladas de alimentos; (incluida leche en polvo para bebés), agua, medicamentos, equipo médico, combustibles, plantas de energía eléctrica, juguetes, ropa, calzado y casas de campaña.

Grupos de desplazados con banderas blancas se han acercado a la zona desmilitarizada entre Siria e Israel, creada en los Altos del Golán en 1974, en la que hay presencia de una Misión de Paz de la ONU, donde piensan se sentirán más seguros y han solicitado a las FDI que los acojan. Israel ha consignado que por ahora no los recibirá, y no abrirá un frente de guerra con Siria; empero, se comprometió a continuar con la ayuda voluntaria a los sirios.

En los centros de enseñanza militar de Occidente se considera que la guerra en Siria se utiliza como ejemplo de proxy war, una guerra por delegación en la que varias potencias se enfrentan indirectamente a través de terceros. Toda guerra es un desastre, pero las proxy war lo son especialmente porque reciben un flujo continuo de combatientes, dinero y armamento desde el exterior que evita el agotamiento habitual en una guerra entre actores locales. Lo peor de las guerras por delegación es que tienen tendencia a contagiarse y rebasar las fronteras y esto es lo que progresivamente ha ido ocurriendo en el conflicto sirio.

En este complejo entorno bélico en el que oficialmente Israel no participa en las hostilidades, en la práctica ataca con frecuencia a las fuerzas de Al Assad y sobre todo a Hezbolá, cuando se detecta que la milicia islamita recibe materiales sofisticados que amenazan su seguridad. Bashar Al Assad ha reconquistado gran parte de sus territorios en manos de los rebeldes y del EI, principalmente, empero, mientras Irán y Hezbolá siguen metidos en Siria será difícil la pacificación, porque proyectan atacar directamente a Israel. Las FDI están en alerta permanente, sin embargo, continuarán con su labor humanitaria en su frontera con Siria; no hay duda de ello.

 

 

 

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