Enlace Judío México.- La Feria de las Flores San Ángel 2018

Del 12 al 29 de julio pasado se celebró el 161 aniversario de la Feria de las Flores San Ángel, ubicada en la Delegación Álvaro Obregón de la Ciudad de México; su origen data de la época prehispánica, cuando los pueblos asentados en el Valle de Tenantitla, rendían culto a Xiuhtecuhtli “señor de las flores”.

LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO

Este año las diferentes actividades y presentaciones estuvieron de manera simultánea en el Parque de la Bombilla (donde está el monumento a Álvaro Obregón), el Museo del Carmen, el Centro Cultural San Ángel, La Parroquia de San Jacinto y la Plaza Loreto.

En 1857, el entonces presidente de México, Ignacio Comonfort, emitió un decreto para oficializar la Feria de las Flores de San Ángel como patrimonio tangible e intangible de la Ciudad de México, y en 2013 la Feria de las Flores fue nombrada Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México. La feria de este año contó con 200 puestos de floricultores participantes, se estima que recibió 20 mil visitantes en diferentes puntos de la misma.

Mi esposa y yo fuimos a la feria el domingo 21 de julio, por ser periodo vacacional, estaba atiborrada de gente. La entrada a museos y a los espectáculos de baile y canto fue gratuita. En el Museo del Carmen, instalado en el colegio que fue construido por las carmelitas descalzas en 1615, con la finalidad de preparar a sus sacerdotes, y del cual realicé una extensa descripción en otra Crónica, se presentó una exhibición de aproximadamente 95 velas escamadas, elaboradas especialmente para la Virgen del Carmen a quien se rinde homenaje, la figura de la virgen fue hecha en cerámica en el siglo XVIII; el “espectáculo” es impresionante. Solo en un taller de la Ciudad de México artesanos se dedican a hacer esta maravilla de velas escamadas. Las velas se elaboran a mano con mucho detalle y gran maestría. Asimismo, en la exhibición de las velas hay una pequeña muestra fotográfica de los procesos de elaboración de las velas escamadas con la intención de que el público se acerque y descubra esta tradición. La exposición dedicada a la Virgen del Carmen está acompañada de flores de papel de china café y blanco, inspiradas en el color del hábito de las carmelitas. La exposición de las flores encarnadas estará abierta hasta septiembre próximo.

Después del Museo del Carmen caminamos a la carpa instalada frente al monumento del Presidente Obregón en donde estaba un templete en el que se presentaron cantos y bailes del folclore de México. Había una multitud viendo el espectáculo, el calor insoportable. A un costado vendían flores, mi esposa llevó varias para sembrarlas en nuestro pequeño jardín, ella heredó de su madre el amor por las flores y se lo heredó a nuestra hija menor. Terminamos la jornada en la cafetería La Ruta de la Seda, instalada en una vieja casona de Coyoacán frente a un jardín, donde disfrutamos de un delicioso pastel de crema de chocolate y avellana y un buen café.

El Santuario de las Luciérnagas

La semana pasada viajamos al Estado de Tlaxcala con el propósito de contemplar un fenómeno extraordinario de la naturaleza, el avisoramiento de las luciérnagas en los bosques del Municipio de Nanacamilpa, uno de los 60 municipios de esa entidad.

Salimos de la Ciudad de México en nuestro coche a las 8:00 a.m. por la autopista de Puebla, hace varios años que no manejaba por la misma, la encontré con más carriles y bien pavimentada. El acceso a esta autopista antes era complicado porque había mucho tráfico. Como a una hora de viaje está el entronque a la autopista a la ciudad de Tlaxcala, capital del Estado del mismo nombre. Percibí durante el trayecto un cambio significativo en las viviendas cercanas a la carretera, antes eran principalmente de adobe, ahora se veían de materiales de mejor calidad, y no daban aspecto de pobreza. El trayecto desde el entronque a Tlaxcala es de alrededor de media hora, sin embargo, nos vimos atrapados una hora y media en una fila de camiones y autos porque la carretera estaba cerrada por un accidente en la misma. Al llegar a Tlaxcala, con una reservación previa, nos alojamos en un hotel tradicional en la plaza central de Tlaxcala donde residen los poderes del Estado. Las instalaciones de primera. Era ya la una de la tarde.

Desde la entrada a Tlaxcala la ciudad, sin perder su estilo de provincia, estaba totalmente remozada, las fachadas de las casas pintadas de vivos tonos mexicanos, se veía totalmente limpia. Fuimos a comer a un restaurante en una plaza contigua a nuestro hotel, disfrutamos de una excelente comida típica mexicana: carne con mole de pipián; mixiotes (barbacoa), sopa de haba con caldo enchilado, “tlacoyos” rellenos de frijol; no podía faltar el pulque, Tlaxcala es una importante zona pulquera. Antes no me gustaba esta bebida, “caldo de los dioses”, empero, en esta ocasión tomamos pulque preparado con piñones, otro con guayaba, y un tercero, con avena, un verdadero “manjar”. El restaurante-pulquería, una vieja casona, decorada con antigüedades. El servicio muy bueno.

Después de esa opípara comida caminamos por una calzada que conduce a la parte alta de Tlaxcala, a lo largo de la misma venden artesanías; nos apresuramos para regresar al hotel de donde partimos con otras 9 personas en una confortable camioneta hacia el Santuario. La guía para la vista, una joven universitaria con un arraigado espíritu sobre el tema de las luciérnagas; el viaje de Tlaxcala a uno de los diferentes sitios de avisoramiento fue de aproximadamente una hora y media, incluyendo 15 km. de terracería. Varios sitios de avisoramiento cuentan con algunas cabañas y áreas para acampar.

Nos indicaron que el acceso a los sitios de avisoramiento está controlado para evitar que se afecte a las luciérnagas. Sin embargo, había bastante gente; algunas personas escandalizando. Cabe destacar que en el mundo son pocos los lugares de este tipo y las luciérnagas están en vías de extinción por el efecto de la contaminación lumínica de las ciudades, el uso de pesticidas en las áreas donde viven y la destrucción de sus hábitats.

En este contexto, cabe mencionar que el ciclo de vida de las luciérnagas dura dos años. Durante las semanas finales de junio, el mes de julio y las primeras semanas de agosto estos luminosos insectos están presentes en los bosques de Nanacamilpa, principalmente, y en otras regiones húmedas del país. De acuerdo a la zona geográfica y las condiciones metereológicas, las larvas de luciérnagas pasarán a estado de pupa (el estado por el que pasan algunos insectos en el curso de la metamorfosis que las lleva del último estadio de la larva al de adulto), a las pocas horas las luciérnagas hembras comienzan su cortejo luminoso, curvando su cuerpo para mostrar las placas luminosas de la parte inferior de su abdomen. Una vez que consiguen llamar la atención de un macho, se aparean y realizan la puesta de unos 50 a 150 huevos; aproximadamente a los 30 días las larvas eclosionan (acción de nacer o brotar).

La hembra mostrará la lucecita después del atardecer, hacia las nueve de la noche y es posible contemplarlas hasta después de media noche; usualmente permanecen en el suelo; en general buscan posiciones desde donde su lucecita es visible (el foco de luz se encuentra en la extremidad de su cola). Durante su primer otoño; se dedicarán a buscar caracoles y babosas para su alimentación; durante su desarrollo, una larva de luciérnaga puede comer más de 70 caracoles. Las luciérnagas pueden mudar una o dos veces, hasta que con los primeros fríos entran en estado de hibernación bajo troncos, piedras u hojarascas. Existen alrededor de 2 mil especies de luciérnagas, su medida es de entre media y una pulgada.

Esperamos cerca de dos horas hasta que comenzó a obscurecer para tomar el sendero en el bosque en el que caminamos alrededor de media hora para llegar al sitio donde avisaríamos a las luciérnagas; al llegar a este punto estaba prohibido, hablar, moverse o encender linternas. Para mí el recorrido por el sendero fue muy pesado: subidas, y bajadas, suelos irregulares. Mis rodillas no dieron para tanto, debí llevar un bastón. Mi esposa y otra amable señora me ayudaron para no caer.

De repente aparecieron las luciérnagas, no tantas como preveíamos porque había mucha luz de la luna. La experiencia del fugaz momento fue excepcional, propio para una reflexión existencial de la naturaleza. Difícil de explicarlo, hay que vivirlo. La luminosidad penetra en nuestro flujo sanguíneo, en el corazón y la mente. Regresamos extasiados a nuestro hotel, hermandados con quien compartimos esta experiencia. Por cuestiones de espacio en la próxima Crónica continuaré mi relato sobre vivencias adicionales en Tlaxcala y en Puebla.

 

 

 

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