Enlace Judío México.- Hamás se rehúsa a desarmarse, pero la presión del exterior podría ayudar a fortalecer a la Autoridad Palestina.

DAVID MAKOVSKY Y GHAITH AL-OMARI

Continúan los esfuerzos diplomáticos para alcanzar un cese del fuego y terminar los choques actuales entre Israel y los palestinos en Gaza. La esperanza es evitar la que sería la cuarta guerra entre Israel y Hamás en los últimos 10 años.

Aun si es alcanzado un cese del fuego, la reanudación de la significativa ayuda internacional a Gaza requerirá probablemente un retorno de la Autoridad Palestina, la cual fue expulsada violentamente por Hamás en el 2007. Yahya al-Sinwar, quien ha sido el líder de Hamás en Gaza desde el 2017, ha dicho que él quisiera que regrese la AP. ¿La trampa? Él quiere que Hamás retenga sus armas.

El Presidente Mahmoud Abbas de la Autoridad Palestina ve una trampa. Él teme que la AP quede con toda la responsabilidad en Gaza mientras Hamás retiene toda la autoridad—como con Hezbolá en Líbano. De ahí que él ha estado dispuesto a solicitar públicamente a Hamás que rinda sus armas. Un funcionario de las Fuerzas de Defensa de Israel nos cuenta que Abbas ha rebajado los fondos mensuales enviados a Gaza de u$s112 millones a u$s84 millones. Esto ha generado alguna reacción, incluyendo raras manifestaciones en la ciudad cisjordana de Ramala instando a Abbas a transferir más dinero.

La situación en Gaza es desoladora. El territorio recibe sólo unas cuatro horas de electricidad al día, y su economía apenas funciona. Funcionarios de Naciones Unidas dicen que los gazatíes ganan menos de u$s3.50 diarios en promedio, un tercio de los salarios de la Margen Occidental. Israel, la cual ve a Hamás muy comprometido con su destrucción y ha tenido que defenderse contra disparos frecuentes de cohetes contra sus ciudades, mantiene muchas restricciones sobre Gaza. Egipto lo hace también, dado que Hamás es parte de la proscripta red Hermandad Musulmana y tiene vínculos con yihadistas que operan en Sinaí.

Egipto ha estado dirigiendo la campaña para traer de regreso a Gaza a la Autoridad Palestina. Habiendo concluido que el desarme inmediato de Hamás no es realista, El Cairo está enfocado en restaurar a la AP como la dirección legítima para la ayuda sustancial, esperando que eso alterará la dinámica política. Abbas es abismalmente impopular en Gaza porque los residentes creen que él es indiferente a su sufrimiento, pero regresar a la cabeza de las caravanas de ayuda podría cambiar esa percepción. Una vez que el sentimiento se vuelva a su favor, Egipto cree que Abbas puede tener mayor éxito en pedir el desarme.

Pero Abbas, de 83 años, puede no tener tiempo para tales maniobras políticas a largo plazo. Él también tiene toda razón para ser escéptico que Hamás estará más dispuesto a desarmarse en el camino. ¿Cómo cuadrar el círculo? La respuesta puede ser aplicar presión sobre ambas partes.

Egipto, con el respaldo de la Liga Árabe o países como Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Jordania, podrían hacer una declaración afirmando que las armas de Hamás son ilegítimas, repitiendo públicamente lo que Abbas ha urgido repetidamente para Gaza: “Una autoridad, un arma, una ley.” Esto dejaría en claro que los líderes árabes no legitimarán a un Hamás armado perpetuamente, en concordancia con el sentimiento que llevó en el año 2016 a la Liga Árabe a designar a Hezbolá como una entidad terrorista. La condena árabe explícita de Hamas tendría resonancia mucho más amplia que las denuncias estadounidenses e israelíes. También aislaría a países que apoyan a Hamás, incluido Qatar.

Mientras tanto, los estados árabes deben recordar a Abbas que él no se puede dar el lujo de permanecer fuera de Gaza, ya que Hamás no puede ser deslegitimado efectivamente a menos que regrese la AP. Como corresponde, ellos deben señalar su voluntad de pasarlos por alto a él y a Hamás en conjunto ayudando a los organismos internacionales a proporcionar ayuda directa a Gaza. Este no es el camino ideal, pero el mensaje tiene que ser claro: Los líderes árabes seguirán presionando a Hamás en forma indefinida para que se desarme, pero sólo si Abbas regresa.

Si la AP reanuda el control de Gaza, los países donantes tendrán que cumplir las promesas de ayuda que han hecho años atrás, y Egipto tendrá que ser más abierto acerca del cruce fronterizo de Rafah. Pero esta campaña no puede tener éxito a menos que Israel encuentre una forma de aliviar significativamente sus restricciones sobre el movimiento de bienes y personas sin poner en peligro su seguridad. Una Gaza más estable es ciertamente del interés de Israel, tanto para evitar la guerra como para detener una crisis de salud pública. En un punto el año pasado, Gaza estuvo arrojando un estimado de 25 millones de galones de aguas cloacales dentro del Mediterráneo cada día, obligando a Israel a cerrar temporalmente playas y plantas de desalinización en la adyacente ciudad de Ashkelon.

Árabes e israelíes por igual quieren prevenir otra guerra en Gaza. Pero el éxito requerirá que muchas partes—los estados árabes, Abbas, los donantes internacionales, Hamás e Israel—todos se den cuenta que tienen un rol vital a desempeñar en aliviar la miseria del territorio.

 

 

*David Makovsky estuvo en el equipo estadounidense de paz para Medio Oriente en los años 2013-14. al-Omari se desempeñó como asesor del equipo negociador palestino en los años 1999-2001. Ellos son miembros principales en el Washington Institute for Near East Policy.

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.

 

 

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