¿Qué está pasando con el Shin Bet?

Enlace Judío México – ¿Qué está pasando con el Shin Bet? ¿Alguien ha perdido la cabeza? En casos muy extremos, el Estado puede interrogar a visitantes cuando existe la preocupación de que puedan llevar a cabo actividades hostiles en su contra. Y el Estado tiene derecho a negar la entrada a aquellos que rechazan su derecho a existir. Cualquier nación civilizada tiene a lista de indeseables, y las listas de Israel no son muy diferentes a las de Gran Bretaña o Estados Unidos.

BEN-DROR YEMINI

Pero algo ha cambiado. El “interrogatorio” de Peter Beinart sigue a otro innecesario de “sospechosos” por ninguna razón. No todos los que han escrito un artículo contra Israel o contra una política u otra del gobierno israelí deben ser cuestionados. Y si ese fuera el caso, entonces el 80 por ciento de los académicos, miembros de ONGs y periodistas tendrían que ser detenidos e interrogados.

La cuestión es que en los últimos meses, alguien en el Shin Bet ha decidido actuar al servicio de los difamadores de Israel y proporcionar pruebas a quienes afirman que Israel ha dejado de ser una democracia.

Beinart es una figura importante en la izquierda judía de Estados Unidos. Estoy en profundo desacuerdo con él. Tuve una confrontación pública con él en Londres. Prefiero dedicar un artículo a sus distorsiones y posiciones. En cambio, su interrogatorio en el aeropuerto de Ben-Gurión me obliga a escribir un artículo contra el Shin Bet.

Hace aproximadamente dos semanas, el autor iraní-estadounidense Reza Aslan también fue detenido e interrogado durante horas. Y así es como Israel recibe una doble dosis de relaciones públicas negativas.

Estas detenciones no apuntan a que Israel se deteriore y se convierta en un Estado policial, o que no es democrático. Señalan la pérdida de discreción y un nivel severo de estupidez, y eso no es menos grave.

Y de todos modos, ¿por qué se interroga a un periodista? Después de todo, todo lo que Beinart y otros tienen que decir, lo dicen por escrito. No pertenecen a ningún movimiento clandestino. Ellos no esconden nada. Entonces, ¿qué hay que preguntar? Los principales periódicos de todo el mundo han publicado artículos mucho más feroces contra Israel que los de Beinart. ¿El Shin Bet planea detener a todos y cada uno de estos escritores, cuando lleguen a las puertas de Israel?

No tenemos que esperar a que esto ocurra para saber que por un lado, cada detención es propaganda para los que odian a Israel y por el otro es inutil. Personas como Beinart pueden escribir en casi cualquier medio importante del mundo. Y está claro incluso antes de que ocurra que cualquier detención o interrogatorio de tales periodistas tendrá cobertura mundial, y no se limitará a las redes sociales. ¿Entonces por qué? Beinart, por cierto, ya escribió sobre su experiencia en la revista Forward. Era obvio que lo hiciera.

Fue bueno que Netanyahu ordenara investigar el interrogatorio de Beinart. El daño ya está hecho, pero quizás, y con suerte, podría impedir otros interrogatorios innecesarios.

La reacción de Beinart fue, por supuesto, arrogante: aprovechó la oportunidad para exigir a Netanyahu que impidiera el daño a los palestinos en los puestos de control. ¡Por favor!. Demasiados palestinos han tratado de ingresar a Israel para llevar a cabo ataques terroristas, y no a causa de la ocupación, sino debido a la incitación al odio de judíos por ser judíos. Porque son parte de la yihad. No hay relación entre detener e interrogar a palestinos en las entradas a Israel y detener e interrogar a activistas de izquierda. Un tipo de cuestionamiento innecesario no significa que el otro sea innecesario también. No hay necesidad de mezclar un asunto con otro.

El hecho de que el primer ministro se disculpara por el incidente demuestra que fue una estupidez, no una política. Pero Beinart no entiende esto.

El Shin Bet necesita un comisario político; alguien que entienda el mapa global de la izquierda. Alguien que sepa diferenciar entre los activistas de la campaña para eliminar a Israel – a quien se les debe negar la entrada – y periodistas o activistas de izquierda – que tienen derecho de criticar a Israel, llamar a boicotear los productos de los asentamientos e incluso maldecir al gobierno israelí sin que alguien los detenga al entrar o salir de Israel.

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