Enlace Judío México – El ataque a 3 jóvenes árabes en la playa de Kiryat Haim cerca de Haifa la semana pasada no fue menos que terrorismo judío. Y no debemos mostrar comprensión o indulgencia hacia la violencia contra los árabes simplemente por “lo que otros nos hacen”. La violencia debe erradicarse con mano firme.

BEN-DROR YEMINI

La cuestión no es si hay manzanas podridas entre nosotros. Por supuesto que las hay. No hay necesidad de entenderlos. No es necesario decir que están angustiados por “lo que otros nos hacen” ni que sufren de enfermedades mentales.

Porque cuando nueve hombres jóvenes verifican la identidad de otros y luego los golpean brutalmente al enterarse que son árabes, no hay necesidad de entender los motivos, y ciertamente no hay necesidad de llamadas como “Con sangre y fuego, salvaremos a Judea”.

Estos son terroristas. Todo lo que le hacemos a los terroristas que atacan a judíos por ser judíos, deberíamos hacer a terroristas que dañan a árabes por ser árabes.

Luego del terrible ataque terrorista en las oficinas de la revista Charlie Hebdo, muchos comentaristas y expertos fueron entrevistados en los medios europeos. Todos ellos, sin excepción, condenaron a los terroristas. Sin embargo, muchos de ellos agregaron la palabra “pero”, que fue seguida por comprensión y justificaciones: “Pero es por los bombardeos de la OTAN en Irak y Siria”; “Pero es porque la revista ofendió a los musulmanes”; “Pero es por lo que Israel está haciendo a los palestinos”; “Pero es por la discriminación “. El autor Salman Rushdie las llamó “Brigada de peros”. Porque cualquier condena seguida de justificaciones no es condena, sino apoyo.

Esto es lo que sucede en el área gris entre “entender” y “justificar” los ataques terroristas contra judíos, y donde no debemos estar cuando tratamos con terroristas judíos.

Tampoco hay necesidad de generalizaciones. El hecho de que cientos de personas gritaran “En sangre y fuego salvaremos a Palestina” en el funeral de Ahmad Muhammad Mahamid hace una semana no significa que todos los árabes israelíes sean partidarios del asesinato y el terrorismo. Y el hecho de que entre la población judía haya unos pocos que llevan a cabo actos abominables, o los apoyan, no significa que Israel sea un país racista e incitador.

Hay una incitación oficial en la Autoridad Palestina contra israelíes y judíos. Aquí y allá, también hay incitación contra los árabes en Israel. Pero es como comparar manzanas y naranjas. El terrorismo palestino es el resultado de la incitación. El hecho de que el terrorismo judío – como el asesinato del adolescente árabe Mohammed Abu Khdeir – sea raro y muy raro, es porque no se trata de una incitación.

Cuando hay violencia antiárabe, como ocurrió la semana pasada, debemos destruir el mal desde dentro. Es cierto que hay violencia, pero no hay necesidad de negar que esta vez el incidente fue de carácter nacionalista. Y el hecho de que haya otro tipo de violencia, la “normal”, no resta la gravedad de la violencia por motivos nacionalistas.

Y el hecho de que dentro de Israel haya violencia árabe contra los judíos, incluso si es algo excepcional, no justifica la indulgencia con respecto a la violencia contra los árabes. La violencia debe erradicarse con mano firme. Sin perdón. Sin comprensión. Y si el castigo de los vándalos judíos es menor por siquiera un centímetro que el castigo de los árabes bajo circunstancias similares, eso sería racismo e incitación a la violencia.

Es importante recordar una cosa más: las palabras tienen significado. El engaño común de que “tenemos que dejar que se desahoguen” es falso. Porque hay diferencia entre los reclamos de discriminación, incluso si no son ciertos, y la justificación del terrorismo, tanto directa como indirectamente, tanto del terrorismo árabe como del judío. Los incitadores deben ser silenciados para evitar la violencia. Esa quizás no sea la única forma de prevenir el próximo incidente, pero definitivamente es una medida que debe implementarse.

Fuente: Ynet / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico

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