Enlace Judío México e Israel – Salo Grabinsky obtuvo el título de Ingeniero Químico de la Universidad Nacional Autónoma de México y es autor de veintiséis libros sobre diversos temas. Durante la reunión de la Asociación de Periodista y Escritores Israelitas Mexicanos (APEIM) presentó su último libro “Jacobo el Emigrante”.

Ha sido catedrático en la Facultad de Contaduría de la UNAM y ofrece conferencias, seminarios y diplomados en múltiples organismos y universidades del país, Estados Unidos, Latinoamérica, Europa y Asia.

Grabinsky comentó: “Varias veces se me prende el foquito, y eso me lleva a escribir una novela. Más o menos lo que hago con las novelas están relacionadas con mi labor. Me inclino a escribir acerca de gente audaz, arrogante. Nada que ver con el tema judío.

“Hace dos años viajé a Polonia casi obligado por mi esposa, que tenía que dar una conferencia en el país. No gocé mucho Polonia, pero sí aprendí mucho, saqué mis raíces. Esta novela es producto indirecto de ese viaje que me abrió los ojos. La primera hoja de esta novela trata de un nacimiento el día 14 de julio del año 1917 en pleno barrio judío de Varsovia. En esa dirección nació mi mamá y comencé la ficción del libro.

“Encontré la casa donde nació mi mamá, que actualmente es una cafetería, donde desayuné. Se encuentra en la esquina de Boulevard Juan Pablo II con Mordejai Anilevich.

“Jacobo el Emigrante no es una novela biográfica, es ficción. Si la leen encontrarán tres o cuatro temas que podrán decir esto me recuerda mi infancia.

“En el libro sale el Dr. Max Luft, que era mi ortopedista; y el Dr. Max Hoffs, mi pediatra. En esa época, los papás de los niños que habían contraído polio recurrían a estos doctores. Sale el Dr. Luft porque a una de mis protagonistas le da polio. Hablo de una pastelería que estaba en la calle de Ámsterdam, “Burakof” que seguro muchos conocieron. Es la historia de una mezcla de gente que conozco que son judíos, nunca dejaron de serlo, pero nuca llegaron a vivir en la comunidad judía.

“Tengo tres casos de personas que viven en el norte. Todos son muy católicos. En una ocasión les dije quiero que me recen el Padre Nuestro. Después les comenté que si en este momento fuera la época del nazismo a todos nos llevaría Hitler.

“En mi novela es el caso de un emigrante polaco que al llegar a México se pone a cargar plátanos, le pagas un peso. Se enoja y casi se quiere regresar. Al llegar a un camión tren pregunta que hasta dónde puede llegar con ochenta centavos y así es como llega a Villa Hermosa. Se casa con una chica de la ciudad que no es católica. Tiene cuatro hijos y cada uno lleva otro camino. Es un ir y salir del tema judío. Tiene un tono de nostalgia, nada de realidad. Es regresa a sus raíces o nunca las dejó.

“Hay una situación que está pasando, las personas están sacando sus memorias. No importa si sabes escribir o no. Lo importante es dejar ese legado, tus raíces para tus hijos y nietos. Sacar a la luz sus raíces, es una cosa vital para la comunidad y todas las empresas familiares que yo asesoro. Si tú no tienes raíces y no se las pasas a tus hijos no van a tener alas para volar.

Al finalizar la plática, Morris Strauch leyó tres párrafos del libro y cerró con una sesión de preguntas y respuestas.