Enlace Judío – Comenzar un año nuevo es, naturalmente, un motivo de celebración y alegría. En Rosh Hashaná nos reunimos con nuestras familias para festejar y desearnos unos a otros un muy buen año nuevo.

Pero para el pueblo judío el comienzo de un nuevo año es también un momento de mucha seriedad. Al punto tal que los Sabios hablaron más, mucho más, del aspecto serio que del aspecto celebratorio de Rosh Hashaná.

Los rabinos de la Mishná (año 200 de la era común) explicaron que Rosh Hashaná, es nada menos que el día del juicio (יום הדין). ¿De qué juicio se trata? Del más importante: el juicio existencial. Es decir, juzgar si estamos haciendo con nuestras vidas lo que debemos hacer.

¿Y quién nos juzga?

Dios. Y nosotros mismos.

Veamos.

El proceso judicial comienza en Rosh Hashaná, durante el día. Cuando el lunes 10 de Septiembre por la mañana ingresemos a la sinagoga debemos sentirnos que estamos ingresando a la corte, al tribunal. El primer desafío es identificar al Juez, que está presente, pero no se lo ve así nomás.

Para descubrir al juez contamos con la ayuda de nuestras Tefilot, oraciones, que cuando son comprendidas abren nuestros ojos. Entrenarse a ver al juez con la ayuda de las Tefilot puede resultar un poco difícil, incluso con una buena traducción, para quien no conoce el sistema judicial Bíblico. En la Torá el juez es el rey. Juzgar a sus súbditos era una de las principales funciones del Rey de Israel (recordemos, por ejemplo, el famoso juicio del rey Salomón). El rey era la instancia judicial superior.

Por eso, al comenzar Rosh Hashaná, y hasta el final de Yom Kipur incorporamos una palabra clave en nuestras oraciones, que la repetiremos decenas de veces. Esa palabra es MELEJ, que en hebreo significa “Rey” y que en el contexto de Rosh Hashaná, significa inequívocamente “Juez”.

Hay algo más, el evento más especial de Rosh Hashaná, que está dirigido a identificar al juez y hacernos sentir frente a Él. Me refiero al Shofar, el cuerno de carnero. Se podría decir que la corte celestial entra en sesión. ¿Por qué? En el antiguo Israel, cuando un nuevo Rey era coronado, se hacía sonar el Shofar para declarar oficiante su nuevo reinado. De esa misma manera, al escuchar el Shofar en Rosh Hashaná, coronamos, declaramos y aceptamos a Hashem como nuestro Rey y Juez.

Al escuchar el Shofar visualizamos (¡pero sin imágenes!) que estamos frente a Hashem, y que Él comienza a juzgarnos. Si no nos tomamos esta idea a la ligera, seguramente nos sentiremos como paralizados, o en shock o con la piel de gallina (temblando o llorando). Un poco por temor, y otro poco por vergüenza, ya que quien nos está examinado nos conoce mejor que nosotros mismos. Si esto sucede, si nos estremecemos cuando escuchamos el Shofar, quiere decir que el Shofar está funcionado bien. Y que estamos interpretando correctamente lo que nos quiere decir.

Mientras suena el Shofar no tenemos que admitir culpa, confesar o arrepentirnos (y creo que es innecesario explicar que cuando uno escucha el Shofar no debe “pedirle” cosas a Dios…) o incluso pedir perdón. Todo eso es muy importante, pero todavía no es el momento. Mientras escuchamos el Shofar, de acuerdo a Maimónides, debemos ”despertar”, es decir, tomar conciencia de dónde estamos: en la corte; de lo que está pasando: estamos siendo juzgados, y especialmente tomar conciencia de quién preside la corte.

Mañana vamos a aprender un poco más acerca de cómo nos juzga D-os, según nuestros Sabios, en el día de Rosh Hashaná.

Fuente:halajá.org