Enlace Judío México e Israel –En su oficina, unos cuadros recuerdan los momentos clave de su trayectoria: la entrada de su empresa, HIRCasa, a la Bolsa Mexicana de Valores; el ser el primer judío al recibir el “Máster de Oro” del Real Fórum de Alta Dirección fundado por el Rey de España; su amistad con presidentes de México. Por primera vez, Justino Hirschhorn entrega, en entrevista para Enlace Judío, los detalles de una vida de lucha y de éxitos. 

Justino Hirschhorn: Inicié hace muchos años. Tenía yo 19 años. De carrera soy contador, aunque no me recibí, llegué hasta el cuarto año nada más. No me gustó la contabilidad. Yo trabajaba con gente que vendía whisky. Ellos lo producían y yo lo vendía. Así empecé vendiendo whisky. Eran el señor Kaner y Exte, y tenían desarrollos inmobiliarios. Ellos me pasaron a manejar un desarrollo inmobiliario que se llamaba “La Aurora” que está ahora en Ciudad Nezahualcóyotl.

Ahí vendíamos terrenos. Ellos tenían 150 mil lotes aproximadamente. Nosotros los vendíamos, porque no había hipotecas, los bancos no daban crédito para que la gente pudiera obtener una casa. Vendíamos terrenitos y era muy simpático porque decíamos, “Compre en La Aurora donde nace un niño cada hora”, y fue el fraccionamiento realmente más poblado. Resultó que esa frase de broma fue una que fue muy realista, porque de verdad predominaron los niños. Es una ciudad ya muy importante en este momento. De ahí empezó a haber créditos hipotecarios y empecé a vender casitas también para el grupo. De los señores Kaner, hicimos un fraccionamiento que se llama Azteca, que fueron en total 35 mil casas y lotes. Yo era el comercializador.

Así empecé a hacer mis pininos y me dieron para hacer 100 casitas. Gracias a Dios me fue bien y empecé poco a poco a buscar terrenos para empezar a hacer más casitas, ya que había créditos hipotecarios. Mi especialidad era hacer casas de interés social. Ciudad Nezahualcóyotl tiene un fraccionamiento muy popular. Ese es mi origen en cuanto a hacer vivienda de interés social. Hicimos en mi época, fácilmente, unas 250 o 300 mil operaciones, entre terrenos y casas. Manejamos Ciudad Azteca, Nezahualcóyotl, Ojo de Agua, San Agustín.

Enlace Judío: ¿En cuánto tiempo?

JH: Fueron muchos años de trabajar. De ahí en la feria del hogar que hacíamos, el señor presidente Luis Echeverría se acercó y me dijo, “¿Qué está usted haciendo?”, y le dije que estábamos vendiendo casas con créditos de FOBI. “¿Y cuántas casas está vendiendo?”, me preguntó. “Señor presidente, no estamos vendiendo ahora, porque no nos han dado el crédito”. Al día siguiente me firmaron el crédito e hicimos otras 1000 casas.

Mi carrera era de comercializador de desarrollos inmobiliarios en aquella época. Luego surgieron las grandes empresas y entonces empecé a desarrollar yo mi propio negocio, porque ya no me contrataban. Pero como tenía vendedores, yo mismo empecé a hacer casas desde Ciudad Azteca. Gracias a Dios me ha ido bien, hemos avanzado con mis hijos, se han creado varias empresas. Creamos HIR Casa de Autofinanciamiento Inmobiliario. Ahorita ya son más de 20 mil millones que hemos ejercido en vivienda en esa empresa y tenemos vivos alrededor de 15 o 18 mil clientes que nos pagan actualmente su crédito. Tenemos una compañía de seguros que nos la ofreció una empresa americana que estaba en México, a la que le había ido muy mal, por lo que decidimos entrar con ellos y comprar la empresa. Compramos la empresa y ahí estamos peleando todavía. Aún no ha sido muy exitosa, pero tampoco ha sido una mala empresa.

Tenemos el World Trade Center (WTC) que compramos hace 12 años por una necesidad de vivienda. Quisimos comprar los terrenos que se encuentran atrás del WTC. Me llamó el secretario de Hacienda, Francisco Gil, y me dijo, “No te puedo vender el terreno de atrás. O compras todo o no te vendo”. Yo le dije que no sabía sobre centros de exposiciones, sino de vivienda. Y lo que me dijo fue, “Haz un estudio, ve si te conviene, y si sí, te vendo todo”. Me dio 4 meses, hicimos los estudios y como siempre decimos los mexicanos: hay que comprar en el mejor lugar. Y el WTC es un espacio que tiene una ubicación de privilegio. Lo compramos e hicimos 600 departamentos, un centro comercial, unas oficinas grandes de 18 mil metros.

Y finalmente hicimos el Pepsi Center, un centro de espectáculos que se convierte en centro de exposiciones y salas de congresos, es multiusos. Ese proyecto se hizo en Barcelona.  Es un lugar donde se montan aproximadamente de 2,500 a 3,000 sillas en 4 horas, y se desmontan en el mismo tiempo. Es una instalación que se hace con aire, gas, y las sillas se hacen a un lado, y cuando tenemos el espectáculo volvemos a montar las sillas y el escenario. Tiene una capacidad de 8.000 gentes. Y tiene 5.000 metros para exposiciones y congresos, que es la continuidad en las expos del WTC.

Lo que estamos haciendo actualmente es generar 1,200 viviendas en el sur de la Ciudad de México. Estamos haciendo otras 870 en el centro de la Ciudad. Y otras 360 en el sur. En Tijuana estamos por hacer 800 viviendas. Nosotros antes estábamos en muchos estados de la República, actualmente ya no.

En cuanto a vivienda de interés social también es algo que hemos dejado, y nos hemos dedicado a vivienda media y residencial. Aunque de vivienda fui de los pioneros en interés social porque no había créditos. En cuanto surgen los créditos, surgieron empresas muy grandes, mucho más que nosotros, y eso ocasionó que la vivienda de interés social se disparara. Muchísima gente pudo adquirir vivienda, porque se crearon institutos como el INFONAVIT o el FOVISSSTE que tenían recursos para apoyar a sus trabajadores. Vino entonces un problema con los créditos hipotecarios en una época y muchas empresas de interés social se cayeron. Yo sí puedo decirte que cuando empecé fui de los pioneros, pero no fui el único.

 

Relaciones con presidentes de México

Conocí muy bien a muchos presidentes de México, porque como yo hacía vivienda de interés social, a muchos presidentes les interesaba saber de la vivienda de interés social. Era un programa político muy importante para la gente, para darle casas. Por eso se dio el INFONAVIT, el FOVISSSTE y otras instituciones para crear ese tipo de vivienda.

Tuve la suerte de conocer al presidente Peña Nieto hace muchos años. Nosotros queríamos hacer una ciudad de salud en Ixtapan de la Sal, famosa por sus aguas termales, y entonces para hacer eso ahí pensamos traer clínicas de varios países del mundo, entre ellos Rumania, Hungría, EE.UU. y España. Habíamos platicado más o menos con 7 clínicas de este tipo para traerlas a México, y ya se estaba planeando el aeropuerto que tiene hoy el Estado de México, en Toluca, por lo que nos quedaba muy bien. Y una de las gentes que estuvo trabajando con la persona con la que yo tuve contacto fue el presidente actual. Nació una pequeña relación con alguien a quien he visto con mucho respeto y mucho cariño, y creo que él me tiene ese afecto también.

Lo mismo con el licenciado Echeverría, cuando me mandó a llamar porque hizo unas casitas de interés social de madera. Fueron por mi y no sabía a dónde me llevaban, estaba muy espantado, pero fue a Los Pinos. Vi las casitas de madera en el jardín, unas 3 o 4 de ellas. Yo le dije que esas casas no iban a funcionar, y se molestó un poco. “Oiga, ¿por qué cree usted que no van a funcionar?”, me preguntó, y le dije que porque la gente que recibe este tipo de casas primero le tiene miedo a la madera. Él me dijo que no, que incluso estaban tratando estas maderas para hacer las casas. Se hicieron algunas de este tipo para vivienda media-residencial en el sur de la Ciudad, pero no funcionaron. Después de esto, me lo encontré y me dijo, “Tenía usted razón, pero las usamos para clínicas en lugares donde no se puede construir”. Y le dije que me daba mucho gusto.

Conocí al presidente Díaz Ordaz. Era muy serio, no tuve una relación extensa con él. Sólo dos veces lo saludé. También conocí al presidente López-Portillo cuando hacía las visitas a desarrollos inmobiliarios. También manejamos un club de golf. El presidente fue 2 o 3 veces, y ahí lo saludaba, porque yo era el director comercial también. Hice cierta relación, no amistad, con él. Siempre que me veía me daba un saludo muy afectuoso.

Lo mismo conocí al presidente Zedillo. Yo era socio de una institución que fue la más grande de México, Hipotecaria Nacional, que fue la que dio más créditos de interés social que todos los bancos juntos en su época. Esa Hipotecaria la compró Bancomer, fue una noticia pública. El presidente fue el que nos inauguró el edificio cuando nos rentó todo el edificio. He tenido el gusto de platicar con él un poco ahora que ya no es presidente.

Con el señor presidente Fox, junto con su esposa la señora Marta, nos pidió que si le podíamos apoyar con algunas viviendas para unas gentes de Guanajuato. Nosotros cooperamos con ella con mucho gusto. El presidente Fox nos invitó dos veces a cenar a Los Pinos. Así a lo largo de los años me han tocado ese tipo de ocasiones de poder saludar a los presidentes.

Origen

Mi papá fue una persona que vino de Alemania en diciembre del año de 1939, exactamente en el último barco que salía de Holanda porque ya no podían salir más. Llegó a Nueva York, y de ahí lo mandaron inmediatamente hacia la Ciudad de México, como consejero porque ya no permitían entrar a gente de religión judía. Les habían cerrado las puertas. Él entró como técnico en la cervecería Moctezuma o Cuauhtémoc, no recuerdo bien, porque le robaron todas sus credenciales. Su primo era el que le vendía la malta a la cervecería, entonces le pidió que lo trajeran de técnico. Nunca trabajó en la cervecería. Llegó como todos y vendió telas.

Hijo de sobrevivientes del Holocausto

En Alemania, había casamenteros que iban de pueblo a pueblo. Había uno que se llama Milz, el pueblo de mi papá, y el otro que era el pueblo de mi mamá. A través de un casamentero se conocieron. Mandaron a traer a mi papá de su pueblo al de mi mamá y se casaron. Ella se fue a vivir a Milz con mi papá, donde su mamá tenía la tienda Kosher del pueblo. Mi papá fue alguien muy religioso. Es más, vivía a una casa del templo.

Yo nací en mayo de 1940 en México. Mi papá vino con mi mamá y se acreditaron en México. Soy de religión judía pero mexicano. Es una realidad que aquí nací, aquí conocí, aquí trabajo y aquí me voy a morir.

Tuve la suerte de ir a Alemania y busqué donde enterraron a mi abuela en el pueblo de Milz. Encontré la tumba y me dio mucho gusto poder hacer un Kadish para ella, que jamás soñó, primero, que su nieto iba a existir, y luego para mi fue especial poder hacer un Kadish de mi abuelita que no conocí.

Toda la familia de mi mamá desapareció a manos de los nazis. La familia de mi papá casi desapareció toda. Quedó el primo que fue el que lo sacó y que era el que le vendía la malta a las cervecerías en México. La familia quedó muy pequeña porque todos murieron en Alemania. De parte de mi mamá sólo se salvó su hermana porque la sacaron antes y se casó en Londres. Y a mi tío lo habían mandado a estudiar a Nueva York. Cuando los nazis subieron al poder, la única que seguía en Alemania era mi mamá y gracias a Dios se pudo salvar.

Amor al deporte

Desde chico comencé a jugar fútbol. Fui seleccionado juvenil amateur de México, de ahí crecí y me dediqué a otro tipo de fútbol. Me fui al Deportivo Israelita y jugué ahí en un equipo de la interclubs, que era una liga buena. Me rompieron la pierna a los 28 años, cuando ya tenía un hijo. Jugué ping pong después de eso, porque ya me peleaba con mis amigos en el fútbol. Conocí a un señor llamado Mario Llamas, que era el mejor jugador de México y era además campeón del país, y daba clases en el Deportivo Israelita. Le pregunté si me podría dar clases y me dijo, “De eso vivo”. Y empecé a tomar clases con él.

El tenis lo empecé a jugar a los 30 años. A los 35 años jugué la final del Distrito Federal, y la perdí porque me faltaba mucha experiencia. De ahí fui avanzando, y cuando cumplí 45 años jugué en torneos internacionales, primero fui a la Macabiada, no recuerdo si panamericanas o Israel. Fui a 12 o 13 o 14 Macabiadas representando a México. Gané la medalla de oro en Venezuela y en Montevideo; gané un bronce en México y en Israel. Salí bueno como deportista, siempre he hecho mucho deporte. Luego fui subcampeón nacional de México. Jugué muchos torneos ya por México, no en las Macabiadas. Jugué en Escocia un campeonato mundial. Jugué muchos torneos a nivel interclubs y nacionales. Toda mi vida he hecho deporte, era mi vida, todos los días hasta la fecha. Ya no juego tenis porque estoy operado de las dos rodillas, que ahora las tengo biónicas con titanio, pero hago elíptica todos los días por cerca de una hora.

Familia

Tengo una esposa con la que me casé cuando ella tenía 17 y yo 24 años. Empezaba yo a ganar algo más de dinero. La conocí a los 22 años en su fiesta de quince años. Tenemos 4 hijos, uno de ellos es arquitecto y trabaja conmigo; otro es Ari, que hizo HIR Casa, que es ahora la empresa más grande de México en autofinanciamientos; mi hijo Daniel es un biólogo molecular muy importante en Nueva York que trabaja para vacunas contra el cáncer en el Centro Sloan Kettering; mi hija, ama de casa con dos hijas, que yo creo que va a volver a dar clases. Tengo 7 nietas y un sólo nieto, y él está estudiando para ser director de cine. Hizo 3 documentales y uno de ellos tuvo un premio muy importante, y ese documental que hizo se fue a muchos países de Europa, se presentó en Nueva York y aquí lo presentaron en México con otros dos que hizo también. Ahora quiere presentar ya una película de largometraje.

Distinción “Máster de Oro”

Durante 25 años, ninguna persona de religión judía había participado o recibido un premio o una distinción de la sociedad “Máster de Oro” del Real Fórum de Alta Dirección fundada por el Rey de España, que elige y gratifica a gente que participa en la industria o contribuye con cosas importantes para sus comunidades.

Su pronóstico para México

En mi industria hay un déficit muy importante de vivienda en México. Creo que se requiere cada año 600 mil viviendas nuevas. En toda la República creo que se requieren cada año entre 6 y 7 millones de viviendas. Son datos aproximados. Pienso que la vivienda no se va a estancar, tiene que seguir adelante, por la necesidad que tiene la gente de adquirir una casa.

Nosotros somos mexicanos y tenemos que seguir trabajando.

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