Enlace Judío México e Israel.- Para contar la historia del más grande de los campeones, es necesario que nos imaginemos 1923, año en el que, en México, lo más destacado es el asesinato de Pancho Villa, en Argentina, Jorge Luis Borges publica su primer libro llamado Fervor de Buenos Aires y en Europa, Adolfo Hitler, comienza su campaña con el discurso de “Derrotaremos a los enemigos de Alemania”. En este mismo año, en Tesalónica, Grecia, en una familia judía, nace al que yo considero el más grande de los campeones.

ISAAC SHAMAH PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Así comienza la historia de Salamo Arouch quien desde niño, gracias a las enseñanzas de su padre, comienza a boxear y poco a poco se va metiendo a campeonatos dentro de la comunidad, hasta que a sus 14 años gana su primer título de boxeo.

Para 1938, con tan sólo 15 años, Salamo ya era considerado un fuera de serie; prueba de esto, fue que ganó el campeonato griego en la categoría de peso medio.

Para el siguiente año Salamo gana el prestigiado premio del gran torneo Balcánico, el cual incluía a varios rivales de distintos países europeos, por lo que su nombre se comienza a escuchar en todo Europa como uno de los fuertes candidatos a ser campeón del mundo en poco tiempo; sin embargo, la Segunda Guerra Mundial ya se encontraba en Europa, por lo que Salamo termina por unirse al ejercito griego.

Ya en el ejército, Salamo tenía un record de 24 peleas ganadas por la vía del nocaut, de 24 peleas disputadas. Aunque el mismo Salamo pensaba que su carrera como boxeador se pondría en pausa mientras se encontraba en el ejército, la realidad fue que aún bajo esas condiciones, Salamo tuvo tres peleas en el área militar griega en las que terminó noqueando a sus tres rivales.

Al poco tiempo de que Salamo estuviera en la fuerza militar, el ejército griego no aguantó la presión germana y terminó siendo ocupada por los alemanes, lo que hizo que Salamo y su familia intentaran huir del ejército Nazi, sin embargo, para 1943, nuestro personaje principal y su familia, fueron detenidos por los nazis, quienes los enviaron al campo de concentración de Auschwitz.

Al llegar a Auschwitz, un comandante del ejército alemán reconoce a Salamo por su título balcánico y se le ocurre ponerlo a pelear contra otros prisioneros, entre ellos soldados de otros países, para brindarle un entretenimiento a los oficiales.

Comenzando las peleas, Salamo peleaba una vez por semana y sabía que si no ganaba, su vida estaba de por medio, por lo que aunque ya había perdido varios kilos por la mala alimentación, Salamo hacía todo por ganar y sacaba fuerzas de todos lados porque sabía que boxeaba por su vida.

Gracias a que seguía ganando, a Salamo lo ponían a pelear hasta 3 veces por semana contra rivales de todo tipo, entre ellos, prisioneros judíos, soldados de otros países y en alguna ocasión hasta soldados nazis a quienes querían castigar.

Salamo boxeó 208 veces en el Holocausto, en la mayoría de veces contra rivales de un peso mucho más poderoso del que él tenía. De esas 208 peleas, Salamo ganó 208 veces y de esa manera pudo sobrevivir al Holocausto.

Terminando la Guerra, Arouch buscó a sus seres queridos, sin embargo, se dio cuenta de que él, era el único sobreviviente de su familia. En la búsqueda, Salamo conoció a Marta Yechiel, con quien se casó y se mudó a Tel Aviv.

Para 1955, ya bastante alejado del boxeo, a Salamo le ofrecieron boxear una vez más en Israel. Sabiendo que el boxeo le salvó la vida, Salamo aceptó la pelea. Su inactividad en el deporte y su desgastado cuerpo eran muy notorios, y Salamo terminó perdiendo su única y última pelea.

Varios años más tarde, después de haber formado una gran familia, Salamo fue parte del proyecto cinematográfico Triumph of the Spirit, cinta que relató su vida.

En 2009, a sus 86 años de edad, Salamo Arouch murió en paz.

 

 

 

 

 

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