Enlace Judío México e Israel – Los empleados de la fábrica de reciclaje Alon temen que la coexistencia que ha existido en la empresa por años colapse debido al atentado de este domingo en el que murieron Niv Hajbi y Kim Levengrod Yehezkel, y una segunda mujer resultó herida.

La zona industrial Barkán en Cisjordania, donde se encuentra la fábrica, es un símbolo de coexistencia laboral y se presenta al mundo como un éxito económico para israelíes y palestinos. Se ubica en la Ruta 5, a poca distancia de Rosh Ha’ayin, y tiene más de 100 fábricas diferentes que proporcionan un medio de subsistencia a la población que vive en ambos lados de la Línea Verde.

El domingo por la mañana, esta percepción parecía haberse destrozado cuando Ashraf Walid Suleiman Na’alowa, un electricista local de 23 años de edad, de la aldea de Shweika cerca de Tulkarem disparó a tres empleados y mató a dos de ellos.

Assaf, el gerente de la fábrica del Grupo Alon, está a cargo de 75 trabajadores palestinos, con quienes tiene una buena relación.

“Creo en la coexistencia, pero una persona destruye todo”, dice.

“Todos aquí se llevan bien. La fábrica Alon ha estado operando por 3-4 años, y emplea a 300 trabajadores palestinos … Cada año, en Rosh Hashaná, los propietarios de la fábrica organizan un asado para todos los empleados, y también nos invitan”, explica Mazouz, palestino padre de tres, quien trabaja en la tienda frente a la fábrica. “Todos quieren llevar dinero a su casa”.

El domingo, los empleados de la fábrica, judíos y árabes, se reunieron fuera del edificio y observaron cómo las fuerzas de seguridad conducían la investigación inicial. Ellos dicen que cuando entran por la puerta, la política queda afuera.

Haron y Amir, dos trabajadores palestinos en una fábrica de plástico cercana en Barkan, dicen que quieren conservar su fuente de ingresos y las buenas relaciones con sus colegas judíos, pero ya habían empezado a sentir el cambio de actitud tras el atentado, ya que el guardia en la entrada de la zona industrial los detuvo durante varias horas en un control de seguridad.

“No queremos este desastre”, dijo Haron, padre de tres hijos. Amir agregó que las acciones del terrorista complican la situación a todos los demás.

La coexistencia entre trabajadores palestinos e israelíes ha evolucionado a lo largo de los años mediante actividades conjuntas como partidos conjuntos de fútbol y las comidas de los viernes. Los propietarios de las fábricas en el área industrial dicen que brindan a sus empleados condiciones excepcionales: salarios, asistencia y beneficios sociales.

El Consejo Regional de Samaria, cuyas oficinas principales se encuentran en la zona industrial Barkán, se enorgullece de reducir las diferencias entre judíos y árabes. Sin embargo, sus representantes dicen que el ataque terrorista perjudicará enormemente a las empresas locales y dañará la economía de los residentes palestinos locales.

“Este es un incidente grave en un área que simboliza un puente de coexistencia en el corazón de Cisjordania. Más de 8,000 personas están empleadas en el área industrial Barkan, la mitad de los cuales son judíos y la mitad son residentes de la Autoridad Palestina”, dijo Yossi Dagan, jefe del Consejo Regional de Samaria.

Mientras tanto, la unidad especial antiterrorista de la Policía Fronteriza, Yamam, la unidad de élite de Duvdevan, la unidad de contraterrorismo Lotar y la Unidad Oketz de las FDI, así como el servicio de seguridad Shin Bet, el Comando Central y las tropas de la Brigada de Cisjordania, participan en la búsqueda del terrorista, que aún se cree que sigue armado.

Las fuerzas de seguridad allanaron la aldea de Shweika donde radica el atacante y detuvieron a su hermano y hermana, así como a otros habitantes del pueblo para someterlos a una interrogación.

Con información de Haaretz y Ynet / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico