Enlace Judío México – La plegaria o el rezo es uno de los elementos básicos de la fe judía. Es la forma en que podemos hablar con D-os, y comunicarnos con Él desde que el Gran Templo dejo de existir. Aunque uno puede hacer plegarias de forma libre hay ciertas reglas que rigen la manera de rezar cuando uno hace rezos ya preestablecidos. Estas formas las aprendemos del Talmud y la Torá, a continuación encontramos una serie de midrashim (relatos) talmúdicos que nos enseñan a rezar. Esperamos les gusten.

La Tefilá

En una ocasión rabí Hamnuna dijo: ¿Cuántas normas importantes podemos aprender de los versos dichos sobre los rezos de Hana? (Samuel 1:10). “Y Hana habló con el corazón” así aprendemos que aquel que reza, debe dirigir todo su corazón a la plegaria. “Sólo sus labios se movían;” aquel que reza debe hacerlo con sus labios. “Su voz no podía ser escuchada;” está prohibido levantar la voz durante el rezo. “Eli pensó que estaba embriagada;” alguien bajo los efectos del alcohol no puede rezar.


Rabí Yojanán dijo en el nombre de rabí Shimón ben Yojai: ¿Por qué fue institudido que la tefila (rezo) debe ser dicha en un susurro? Para no avergonzar a los trasgresores. Pues observa: Las Escrituras no dan un lugar distinto en el altar a las ofrendas que deben ser quemadas ni las ofrendas dadas por los pecados.


Existen ciertas peticiones que son plegarias hechas en vano. Por ejemplo: un hombre que juntó 100 kor [de granos] y pide “que sea la voluntad de D-os [que las cien medidas] se conviertan en doscientas.” O aquel que ha juntado cien garrafas [de vino] y pide “que sea la voluntad de D-os [que las cien garrafas] se conviertan en doscientas.” Cada una es una plegaria dicha en vano. Sin embargo, puede pedir que haya bendición en lo que ha ganado y que la maldición no llegué a ello.

Fuente: Sefer Ha-Agadá