Netzaj Mendoza en exclusiva para Enlace Judío México  e Israel.- Una destacada mujer que fue Concejala en Jerusalén y ex-candidata a vice-alcaldesa nos concedió esta entrevista para hablarnos de su trabajo político en nuestra Ciudad Sagrada.

Fleur Hassan Nahoum es abogada, nacida en Londres y crecida en Gibraltar. Se trasladó a la capital de Israel durante la Segunda Intifada, y eventualmente se involucró en la política local. Casada y madre de cuatro hijos, ha sido Concejala en el Ayuntamiento de Jerusalén. Su activismo político le ha llevado a luchar incesamente en el avance de los derechos de la mujer y los grupos de población marginada. Trabaja en el desarrollo de Jerusalén como un ecosistema de alta tecnología; frecuentemente representa a Jerusalén en foros globales, y alberga misiones de periodistas. Fue vice-alcaldesa y en las últimas elecciones fue candidata a vice-alcaldesa apoyando a Zeev Elkin en su búsqueda por la alcaldía.

Nuestra corresponsal Netzaj Mendoza la entrevistó, y en una fascinante charla nos habló de sus orígenes, su vocación por la política, el impacto que generó en ella su padre, la fortaleza de las mujeres judías y otros temas. A continuación, algunos extractos de las cosas más relevantes que dijo.

Desde pequeña fui sionista. Desde los catorce años cuando leí la biografía de Golda Meir me di cuenta que teníamos una cosa muy especial; que dos mil años no tuvimos nuestro país, no teníamos independencia como gente, y teníamos una oportunidad que se llama Israel. Y yo quería ser parte de ese futuro en común con mi gente, con mi pueblo.

“Nací en Londres, pero viví en Gibraltar hasta los diecinueve años; me fui a Londres a estudiar, y en Londres terminé mis estudios. Soy abogada. Y siempre supe que no me iba a quedar en Londres, que yo quería vivir en Israel. Con mucha suerte conocí a un hombre que también como yo quería hacer la aliyá. Nos casamos, y para nosotros el tiempo era antes de tener hijos, porque queríamos que los niños nacieran aquí. No queríamos mudarnos con niños, es mucho más difícil; éramos una pareja joven, y pensamos que era el tiempo. Pero ¿qué pasó? Cuando ya decidimos que íbamos a venir, la Segunda Intifada explotó, y cada semana había aquí un autobús con bombas, o en restaurantes. Era, de verdad, un tiempo muy difícil para venir a Jerusalén. Entonces en ese momento mi marido y yo dijimos “o venimos ahora, o no venimos nunca”, porque nunca va a ser un tiempo óptimo para venir a Israel, por lo que decidimos contra la opinión de nuestra familia, de venir de todas maneras. Vinimos como pareja joven, sin niños, y mis cuatro niños nacieron aquí. Estoy orgullosa. Yo pienso que les di un regalo, que nacieron aquí. Y no como yo, que con veintiocho años tuve que empezar a aprender a hablar hebreo”.

Fleur Hassan nos cuenta sobre su padre y sobre su propia vocación por la política, y nos dice lo siguiente:

“Mi padre fue Primer Ministro de Gibraltar. Fue la persona que trajo la democracia a Gibraltar, cuando era una colonia sin ninguna independencia ni autonomía.

“Mi padre y un grupo de sus amigos formaron un partido para presionar a los británicos a que les dieran un poco de autonomía, que las cosas las decidiera su propia gente, pero también para hacer lobby para las necesidades de la gente de Gibraltar, y así se formó el primer Ayuntamiento de Gibraltar, y eso desarrolló el primer Parlamento de Gibraltar. Mi padre fue el primer Alcalde de Gibraltar, y luego el primer Primer Ministro de Gibraltar. Entonces cuando me preguntan en dónde está mi inspiración, lo respiré, lo mamé desde que nací. Porque mi padre ya era Primer Ministro cuando yo nací. Entonces vi a un hombre que daba todo su tiempo y toda su fuerza a su pueblo, a su gente. La gente venía a mi casa a todas horas de la noche, del día, y mi padre siempre veía a todo mundo, siempre tenía su puerta abierta para todo mundo.

“Yo siempre, como me críe de esa manera, siempre pienso que el trabajo público es la mejor manera de poder contribuir a la ciudad. Entonces, cuando la oportunidad se ofreció, salté para acá”.

Sobre el por qué considera a su padre un verdadero feminista, agrega:

“Yo pienso que la gente no sabe lo que es ser feminista. Feminista es muy simple, y la gente lo complica mucho. Feminista es creer que los hombres y las mujeres tienen los mismos derechos. Mi padre era una persona que creía que las mujeres y los hombres merecen los mismos derechos.

“La palabra “feminismo” ha tomado un branding muy malo. ¿Por qué? Por los hombres que no quieren soltar el poder. Es simple. El que no quiere soltar el poder va a intentar darle algo negativo a ese movimiento. Igual que el Sionismo. ¿Por qué el Sionismo se ha vuelto una palabra mala en el mundo? ¿Qué es Sionismo? La autonomía del pueblo judío. ¿Y por qué la gente son antisionistas? Porque no quieren darnos el poder de tener nuestro propio país.

Tanto el feminismo como el sionismo, las palabras, se han interpretado de forma negativa, porque la gente que tiene que soltar un poquito el poder no logra hacerlo. Entonces, claro, empiezan con las palabras. Feminismo es muy simple: derechos y oportunidades para los hombres tanto como para las mujeres. Y mi padre creía en eso. Entonces yo digo que mi padre es feminista. Mi padre tenía solamente hijas, y en ningún momento me dijo que yo no podía hacer algo por ser mujer”.

Y entonces habla sobre las mujeres en Israel:

“Aquí en Israel pasa que las mujeres siempre han sido luchadoras, como los hombres. Las mujeres son muy fuertes. Aquí son lo que siempre hemos sido; lo que pasa es que aquí, porque el país lo ha necesitado, hemos dado expresión a nuestra fuerza”.

Sobre la aparente dureza de carácter de los israelíes, nos dice lo siguiente:

“La gente se ha endurecido porque, imagínate: llegas al país al principio, en los años 40’s. Hay mucha gente que llegó directo del Holocausto. Imagínate llegar de que casi te destruyen como gente, y luchar para sobrevivir en una región en la que todo mundo te quiere matar. Entonces, la gente de Israel es dura, pero tiene también un lado muy blando y un lado que quiere ayudar a todo mundo. Es un poquito de dicotomía: la gentes es dura, pero tiene muy buen corazón. Yo no puedo juzgar y decir: mira qué duros son, porque yo no estuve aquí viviendo en tiendas de campañas en los años 50’s cuando no había dónde vivir; yo no estuve aquí luchando en cuatro guerras, cuando la gente perdió familias, hijos, hijas. ¿Quién soy yo para juzgar que la gente es dura? Son duras porque se han tenido que endurecer, pero a la vez siempre, en el momento de la verdad, siempre están allí para ayudarte”.

También nos habló de la situación de las mujeres –judías y árabes– en Israel:

“Cuando la gente me pregunta cómo es el estado de la mujer en Israel, yo siempre digo lo mismo: los derechos de las mujeres están protegidos aquí por la ley, igual que los derechos de los hombres. Son iguales. No estamos hablando de derechos. Estamos hablando de oportunidades para la mujer, si la mujer tiene las mismas oportunidades que los hombres. Y aquí tenemos muchas poblaciones en Jerusalén en las cuales la mujer no tiene las mismas oportunidades. Vamos a empezar con la parte de la población ultraortodoxa de Jerusalén. Ahí las mujeres trabajan más que los hombres porque los hombres estudian Torá en las yeshivot, en los lugares de estudio, y las mujeres trabajan un 70 u 80%, más o menos como el promedio del país. Pero los trabajos no son trabajos de calidad buenos, se gana muy poco. Hay que ver cómo desarrollamos a esas mujeres para que puedan ganar más dinero. Desarrollarlas educativamente, pero también desarrollarlas en el entrenamiento de trabajos mejores, y ayudarlas a encontrar trabajos en que puedan ganarse la vida mucho mejor. En la parte árabe de Jerusalén ahí el porcentaje de mujeres que trabajan es el más bajo de Medio Oriente. Hay muchas ciudades árabes en Israel, pero no hay ninguna razón por las cuales las mujeres árabes de Jerusalén no trabajan. No es cultural. En Arabia Saudita trabajan más mujeres en porcentaje, que aquí. ¿Por qué es? Porque no han habido oportunidades ni infraestructura para que puedan poner a sus hijos a cuidad, como en la parte judía. Tenemos que desarrollar esa infraestructura para que la mujer árabe también pueda salir a trabajar, independizarse. Tenemos a mujeres ultra-ortodoxas que necesitan mejores trabajos, y mujeres árabes que no tienen trabajo. Hay que encontrarlas y darles la oportunidad de que tengan educación y tengan trabajo.

“Tenemos los problemas de que a veces la mujer es invisible, porque la parte más ultra-ortodoxa no quiere ver fotos de mujeres. No estamos en Teherán, en Irán. Estamos en una democracia en la que las mujeres y los hombres tienen los mismos derechos. Y no estamos hablando de mujeres en bikini. Estamos hablando de la cara de las mujeres, que a veces los ultra-ortodoxo extremistas vandalizan, y eso no está bien. Tenemos que ver cómo la mujer en el espacio público también tiene presencia. Yo, por ejemplo, cada conferencia que hay en Jerusalén que no hay mujeres en el escenario, en el panel digo: ¿por qué no? ¿Que no hay mujeres que se especialicen en todo? ¡Claro que las hay! ¿Por qué no hay mujeres representándonos en diferentes congresos? Entonces, la cuestión no es derechos. Es oportunidades. Yo tengo la intención de trabajar en las oportunidades para las mujeres que viven en las poblaciones marginadas, y también en general para que la mujer esté más visible en el espacio público”.

Y no dejó sin mencionar la compleja realidad política y demográfica de Jerusalén:

“En Jerusalén hay 30% de ultra-ortodoxo y 38% árabes de la parte este de la ciudad, y el resto somos todos nosotros, lo que queda, que puede ser desde ateo hasta muy religioso, aunque no ultra-ortodoxo. Sionistas. Es el pueblo sionista. Eso es lo que tenemos en Jerusalén. Pero todo mundo aquí es residente, y hay que darle los servicios a todo mundo en la ciudad.

“Todo mundo se va de shopping. En las grandes tiendas de aquí hay de todo, y después el mundo tiene la cara de decir que nosotros marginalizamos. Es un pueblo libre, todo el mundo puede pasear por donde quiera. Cerca de donde vivo está el First Station, ahí se ve de todo: turistas, judíos, cristianos, árabes. Somos un pueblo libre. Nos quieren dar propaganda anti-Israel diciendo al mundo que aquí vive la gente marginada. Tenemos marginación económica, y tenemos que hacer más. Eso sí. Pero de derechos, de oportunidades y de beneficios, es una ciudad libre.

“Es una ciudad verdadera. También aquí tenemos que recoger la basura de la calle, también aquí tenemos que proveer escuelas para toda la población, también aquí tenemos que enfrentarnos con el tráfico. Es una ciudad magnífica, pero también es una ciudad muy real que tiene problemas del día a día, como todo el mundo, como todas las ciudades”.

Finalmente, nos comentó sobre su visión a futuro para Jerusalén:

Jerusalén no es sólo una ciudad; es un laboratorio para el futuro del Estado de Israel, porque la democracia que tenemos aquí es la futura democracia en veinte años del Estado de Israel: una tercera parte árabe, una tercera parte ultra-ortodoxa y una tercera parte el resto de nosotros. Entonces todos los modelos que podamos desarrollar aquí para la convivencia, pero no sólo convivencia de llevarnos bien, sino convivencia de oportunidades económicas para todo mundo. Si en Jerusalén Este hay mucha gente pobre, nos afecta a todos. No es su problema, nos afecta a todos. Si en el mundo ultra-ortodoxo no hay bastantes personas que están trabajando, y también vive el 50% bajo la línea de pobreza, nos afecta a todos como ciudad.

Mi visión es que haya desarrollo económico para que esas poblaciones marginadas se puedan desarrollar, puedan sostenerse a sí mismas, y que todo el pueblo junto pueda dar más oportunidades a más personas para vivir aquí. Estamos hablando de que la gente pueda comprar un apartamento. Está todo muy caro.

Hay que construir más, hay que traer trabajos buenos a Jerusalén, que se convierta en parte del Start Up Nation. Tel Aviv es parte de eso ¿por qué? Tenemos mucha inteligencia aquí, tenemos las mejores universidades y colegios del país aquí. Pero tenemos que asegurarnos que los jóvenes se queden en esta ciudad, que la ciudad no envejezca, que siga siendo una ciudad joven, y más importante, que todos podamos convivir con los diferentes grupos de esta ciudad. Yerushalaím, en hebreo, quiere decir ciudad completa, ciudad perfecta. Ésa es la visión”.