Elena Bialostocky y Alex Valle para Enlace Judío México- Este 4 de noviembre, la Kehile y Ramat Shalom realizaron el concierto “De la Oscuridad de la Kristallnacht a la Luz de Eretz Israel” en el Teatro Moliere (Ciudad de México), para conmemorar a las víctimas del pogromo, a 80 años del evento.

La palabra Kristallnacht (Noche de los Cristales Rotos) se refiere a una serie de linchamientos y ataques ocurridos en la Alemania Nazi y en Austria, durante la noche del 9 al 10 de Noviembre de 1938. Llevados a cabo contra los ciudadanos judíos por las hordas nazis apoyadas por grandes contingentes de población local, el ataque se realizó en la completa impunidad y ante las autoridades alemanas y austriacas, que se limitaron a observar sin intervenir.

Las víctimas fueron civiles y negocios, y se destruyeron sinagogas en todo el país. Los ataques dejaron las calles cubiertas de cristales pertenecientes a los escaparates de las tiendas, edificios y casas de propiedad judía. Por lo menos noventa y un judíos fueron asesinados, mientras que aproximadamente treinta mil fueron secuestrados para más tarde ser deportados a los campos de concentración de Sachsenhausen, Buchenwald y Dachau. Los hogares y las escuelas judíos fueron saqueados y destruidos, y más de mil sinagogas incendiadas (noventa y cinco tan solo en Viena).

México conmemora el aniversario número 80 de la Kristallnacht

El concierto fue interpretado por grandes personalidades de la música clásica en México. Estuvo a cargo de la Camerata de la Ciudad de México, una agrupación fundada en 2006 e integrada por músicos jóvenes, mexicanos y de gran nivel profesional. Se han presentado en importantes escenarios en todo el país bajo la dirección de su Director Artístico y fundador, el Maestro Humberto López Sánchez. En esta ocasión, la dirección musical estuvo a cargo del director israelí Eli Jaffe.

Nacido en Jerusalén, Jaffe ha dirigido a muchas destacadas orquestas del mundo, como la Real Orquesta Filarmónica de Londres, la Sinfónica de Filadelfia o la Sinfónica de Praga. Por supuesto, ha dirigido también a las principales orquestas de Israel. Actualmente es Director Artístico del Departamento de Música de la Dvir High School Art de Jerusalén.

El solista principal en esta ocasión fue el Jazán (Cantor) Tzvi Grinhaim, nacido también en Israel. Desde niño destacó por su talento como cantante, y posee una voz de tenor muy singular y potente, con tonos emocionantes y un amplio espectro. Estudió profesionalmente desde los catorce años con algunos de los mejores profesores israelíes. Actualmente se desempeña como Jazán en la Gran Sinagoga de Tel Aviv, y es muy solicitado tanto en Israel como en todo el mundo para espectáculos musicales, Shabatot y conciertos.

También participó el Jazán Simón Cohen. Nacido y educado en Londres, estuvo rodeado de música cantorial y clásica desde su infancia. Hoy por hoy es uno de los principales cantores jóvenes internacionales tanto en sinagogas como en conciertos. Ha sido invitado a presentarse con las más prestigiosas orquestas. Es nieto del Rabino y Jazán Eliezer Spector Z”L.

Como solista instrumental, destacó también la participación de Erika Dobosiewicz (violín). Nacida en Polonia pero naturalizada mexicana, se graduó con Mención Honorífica en el Conservatorio de Música Fryderyk Chopin en Varsovia. Se ha presentado como solista con muchas orquestas de su país natal, y su carrera internacional incluye presentaciones en toda Europa, Japón y Canadá. En México, su intensa actividad artística la ha llevado a presentarse como solista con las más prestigiadas orquestas sinfónicas y de cámara del país, compartiendo escenario con los más destacados directores.

También participó el Maestro Salomón Guerrero (violonchelo). Integrante de la Camerata Metropolitana, debutó como solista interpretando el Concierto para Violonchelo no. 1 de Dmitri Kabalevsky bajo la dirección del Maestro Humberto López. Es integrante de la Orquesta Sinfónica Nacional y docente del Conservatorio Nacional de Música.

Al comenzar el evento, tomó la palabra Vivian Viskin, Presidenta del Comité Cultural: “Dedicamos este concierto a todas las víctimas pasadas y presentes del odio gratuito e irracional que todavía prevalece en tantas sociedades. El sufrimiento humano no puede ser algo bueno. Cada individuo que se convirtió en víctima fue insustituible. Lo único que queda son los intentos inútiles de explicar y comprender. Nosotros tenemos ahora una obligación especial, la obligación de nunca perder de vista lo que salió mal y cómo sucedió. La obligación de estar siempre vigilantes del persistente antisemitismo y otras formas de odio en nuestro tiempo. Las llamaradas de las sinagogas destruidas en Alemania hace ochenta años siguen ardiendo y no deben apagarse. Siguen ardiendo en nuestros corazones. Nos iluminan y nos comprometen. Nos impulsarán hasta el fin de nuestros días en esta tierra a luchar contra la ignorancia y a pelear por el cumplimiento de los anhelos más preciados: la benevolencia, el amor fraternal y la concordia entre todos los hombres. Este concierto es un homenaje a las víctimas del Holocausto. Una conmemoración de esta importante fecha. Un recordatorio de que debemos seguir adelante para construir sociedades pluralistas y de respeto mutuo, con un deseo de que pronto llegue la paz”.

Se tocaron los himnos nacionales de México e Israel.

Al iniciar la séptima melodía del programa, Ani Ma’amin (Yo creo), Simón Cohen explicó: “Apenas una hora antes de entrar al horno crematorio en Treblinka, después de su último viaje en tren, el Rabino Ezriel David Fastag, un jasid de Modjitz, pudo componer esta canción que resurgió de las cenizas del Holocausto y que se convirtió casi en un Himno Nacional para los judíos”.

El arreglo de la canción estuvo a cargo de Eli Jaffe.

En la segunda parte, Cohen también interpretó la canción “Bring him home”, de C. M. Schoenberg. Al respecto, dijo: “Tráelo a Casa es una canción de esperanza y tefilá (rezo). Una canción de cuando nos dirigimos a D-os y le pedimos Su misericordia para que nuestros seres queridos regresen a casa de la batalla. Cuando le pedimos a D-os que traiga paz, alegría y vida a nuestros hijos, ¡e inclusive nos ofrecemos en su lugar! No hay madre en Israel que no se identifique con estos sentimientos y anhela que su hijo regrese a casa, beshalom, en paz”.

Al terminar el concierto el público solicitó un encore, y la orquesta nos regaló una emotiva interpretación de “Jerusalén de Oro” (Yerushalayim Shel Zahav), de Naomi Shemer.

Al salir, todos los asistentes se sentían muy emocionados por las canciones interpretadas. Justo el mismo sentimiento que tuvo cada uno de los intérpretes en el escenario.

Sin duda, una gran noche.