Enlace Judío México e Israel – T., un joven de 19 años del área de Jerusalén, donde los enfrentamientos diarios con la policía son comunes, decidió unirse a la Policía Fronteriza hace cuatro meses. El miércoles, participará en una ceremonia de graduación de entrenamiento básico donde recibirá el broche de combate.

YISHAI PORAT

Aunque el T. afirma que es un privilegio servir a su país, su familia, especialmente su madre está menos entusiasmada. Siempre tiene una excusa para todo aquel que le pregunta sobre su paradero. “Ella le dice a todos que estudio en la universidad”, dice el joven riendo.

Debido a los temores de que se descubra su alistamiento, es un poco complicado volver a casa los fines de semana. “Salgo de la base con el uniforme y me cambio de ropa en la estación central de autobuses. Luego, un amigo me recoge y me deja en casa. No temo por mí, sino por mi familia”.

T. nació en el norte de Israel y cuando tenía 4 años, sus padres se mudaron a un zona cercana a Jerusalén. Como es hijo único, su madre tuvo que firmar y aprobar su servicio en una unidad de combate.

Cuando su padre murió de cáncer hace ocho años, T. se convirtió en el único sostén de la familia. “Mi madre trabaja un poco y también recibe pagos del Seguro Social. Solía trabajar como camarera y en varios hoteles”.

A la edad de 12 años, sabía que quería unirse a la Policía Fronteriza. “Pensé en dónde podría contribuir al Estado y progresar. Creo que la Policía Fronteriza es lo mejor para mí”.

T. dice que sus amigos cercanos y su madre saben sobre su alistamiento a las FDI, pero no puede decirle a sus vecinos. Sabe que algún día puede realizar actividades operativas en la zona donde vive.

T. durante su entrenamiento básico. Foto: Ohad Zwigenberg

“Durante un ataque terrorista o cualquier otro evento… participaré en los combates donde sea necesario, pero preferiría no ubicarme en el área donde vivo”, afirmó.

Tras su alistamiento, tres de sus amigos cercanos decidieron seguir sus pasos, a pesar de que no están obligados a servir en las FDI.

“Después de la capacitación básica, quiero servir en el distrito de Judea y Samaria, donde está toda la acción”, continúa T.

“Estoy orgulloso de servir al Estado y es un privilegio protegerlo. Este es mi país como el de cualquier otra persona que vive aquí”, concluyó el soldado.

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