Enlace Judío México e Israel.- Hacia finales del 2012, el Instituto Internacional de Teatro de la UNESCO reconoció la larga trayectoria de Abraham Oceransky (1943) con la medalla Pilar del Teatro y otra por su destacada trayectoria y la construcción del Teatro Galeón.

PERLA SCHWARTZ PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Este recinto, dependiente de la Coordinación Nacional de Teatro del INBA, lleva el nombre de Abraham Oceransky desde el pasado mes de noviembre.

Desde los 70 él ha sido un creador teatral total y totalizador, vanguardista del teatro mexicano, se ha dedicado a investigar y proponer puestas en escena arriesgadas, además que ha formado a varios actores en sus puestas en escena.

Su primer estreno fue “Los gigantes de la montaña” (1967) de Pirandello, con una cosmogonía oriental que ha sido recurrente en otros de sus montajes como: “Acto de amor” (1976) y “Mishima” de Susana Robles (1993), protagonizada por el ya desaparecido Alejandro Reyes, quien logró una impresionante contención corporal.

Su puesta en escena más reciente “Existencia”, que se estrenó en el Teatro de la Libertad en Xalapa, creado por Oceransky, tiene por protagonista a Antonin Artaud y se ignora si está en un cuarto de un hospital psiquiátrico o en un campo de concentración.

Hacia 1985, Abraham Oceransky llevo a escena “Duele Marat p.d. Sade”de Peter Weiss, esta obra tuvo una exitosa temporada en el Teatro de Santa Catarina; en su currículum vitae destaca también como un montaje afortunado “Yankee” de Sabina Berman; en cambio fueron desafortunados “Alicia tal vez” de Vicente Leñero y “Mutis” de Elena Gionchis.

Su puesta en escena de “Las dos Fridas” (1987) con Diana Bracho y María del Carmen Farías dio la vuelta al mundo, también cabe recordar que en “Endgame” (2010), Oceransky dirigió por última vez al actor Claudio Obregón en un proyecto de la Compañía Nacional de teatro.

En 1972 inauguró el Teatro El Galeón con “Simio”, una obra alocada y llena de imágenes oníricas. Este teatro era una caballeriza del Campo Marte que Abraham rescató.

Antes de su remodelación fundó un Laboratorio de Arte Teatral, para dar cabida a diversas propuestas experimentales. Fue apoyado económicamente por Ignacio López Tarso, Olga Breeskin e Irma Serrano. Como creador teatral, ha apoyado a varias generaciones de actores y su valiosa aportación experimental es invaluable para el teatro mexicano.

En el acto de la develación de la placa, el pasado 27 de noviembre, Abraham Oceransky afirmó: “Soy un soñador. Sueño cosas hermosas y desde que empecé a hacer teatro no tengo pesadillas, aunque, inevitablemente, hay cosas que me duelen.”

 

 

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