Enlace Judío México e Israel – Los atroces asesinatos de la adolescente árabe-israelí Yara Ayoub de 16 años y de la inmigrante Sylvana Tsegai de 12 años, pusieron de nuevo sobre la mesa en Israel un delicado tema que México también padece de forma alarmante. El arte unió esta semana a ambos pueblos en la tragedia.

Ayoub desapareció el pasado 21 de noviembre en la localidad de Jish, en la región de Galilea, lo que disparó una búsqueda exhaustiva de varios días hasta que finalmente su cuerpo sin vida fue encontrado el lunes 26 de noviembre cerca de un local comercial en la misma localidad norteña. Un sospechoso de 28 años de edad fue detenido.

Sólo unas horas después de haber sido localizado el cuerpo de Ayoub, ese mismo día fue descubierto el cuerpo de Tsegai en su hogar en la ciudad de Tel Aviv. La chica originaria de Eritrea tenía signos de haber sufrido una violación y una muerte violenta, de acuerdo a la investigación inicial. El principal sospechoso, detenido un par de días después, se trata de la ex pareja de su madre, Tesfebarhan Tesfasion, también originario de la nación africana.

Como si de una desdichada coincidencia se tratara, los brutales hallazgos ocurrieron un día después de que cientos de mujeres israelíes habían marchado por las calles de Tel Aviv para marcar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer. Mujeres de todos los sectores poblacionales y del espectro político israelí alzaron la voz en contra de un fenómeno que ha tenido un repunte del 29% en el Estado judío este año en consideración al anterior. Un total de 194 mujeres han sido asesinadas en la última década en Israel.

Los asesinatos de Ayoub y Tsegai, que elevó a un total de 24 los feminicidios ocurridos este 2018 en Israel, así como el reciente rechazo del gobierno de Benjamín Netanyahu a aprobar el establecimiento de un comité de la Knéset para investigar los crímenes, fueron la gota que derramó el vaso la semana pasada y que levantó con aún mayor potencia el clamor de miles de mujeres en el país. De esta manera se fijó a este martes 4 de diciembre como un día de huelga y protesta para exigir el fin de esta violencia. Instituciones gubernamentales y organismos se unieron sin titubear para permitir a las israelíes demostrar su indignación.

En una noche calificada como histórica por los organizadores, alrededor de 30 mil personas inundaron las calles de Tel Aviv para exigir de manera primordial la colocación de 250 millones de shekels (cerca de 70 millones de dólares) aprobados ya por el gobierno para destinarse a programas de combate contra la violencia de género, y expresar un deseo de terminar con la situación de vulnerabilidad femenina en Israel.

Fue alrededor de esta vibrante jornada que entró en escena el arte de protesta de la mexicana Elina Chauvet, arquitecta originaria del estado de Chihuahua que ha hecho mundialmente famoso su proyecto “Zapatos rojos”, un potente grito visual en contra de la desaparición y el asesinato de mujeres que se ha replicado en ciudades de todo el mundo.

“Mi expectativa constante frente a ‘Zapatos rojos’ es despertar conciencia y abrir los ojos, que la gente se dé cuenta de lo nociva que es la violencia. Y sobre todo, que los gobiernos atiendan el problema de la violencia hacia las mujeres. Que no sea algo que se omite”, ha dicho Chauvet sobre su proyecto.

Con una realidad aún más terrible que la israelí, en México, tan sólo del año 2012 al 2017 se han presentado más de 12 mil feminicidios a nivel nacional, de acuerdo a datos presentados el pasado mes de noviembre por el Observatorio Nacional Ciudadano del Feminicidio. Con esta cifra cuyo aumento se mantiene año con año, México ocupa el lugar 23 de 25 de países donde más feminicidios se cometen en el mundo, de acuerdo a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

Chauvet instaló por primera vez “Zapatos rojos” en el año 2009 en Ciudad Juárez, una urbe cuyo nexo con el fenómeno criminal ha sido palpitante en la historia moderna del país. En los últimos 25 años, más de 1,779 feminicidios en la ciudad chihuahuense se tenían contabilizados hasta este año.

“Vimos en Google exhibiciones como esta de la increíble artista femenina Elina Chauvet. Le escribimos, nos dio su aprobación y lo copiamos, porque es muy fuerte y dramático. Son 211 zapatos, cada uno simbolizando una mujer de las asesinadas este año en Israel. Tenemos una epidemia justo como en el mundo entero y el gobierno no hace lo suficiente. Eso es por lo que todas las mujeres salieron a las calles hoy. Esperamos que haga una diferencia”, dijo a Enlace Judío la activista y colaboradora del periódico israelí Haaretz, Shira Makin.

Makin es integrante de la organización Layla Tov (Buenas Noches, en hebreo), una de las organizaciones feministas israelíes que junto con HaGadah HaSmalit (La Rivera Izquierda) y con cooperación de la tienda de moda israelí Comme il Faut, que donó el calzado necesario, se encargaron de la instalación de la obra de Chauvet en la emblemática Plaza HaBima de la ciudad de Tel Aviv, informó Haaretz. La instalación incluso llevó a las lágrimas a algunos de los visitantes de acuerdo a la activista, algo que la propia Chauvet ha dicho haber atestiguado de primera mano también.

Desde el año 2015, Layla Tov se estableció para combatir el acoso y agresión sexual en los centros nocturnos de la ciudad de Tel Aviv, mediante acciones que van desde la colocación de signos de cero tolerancia ante este tipo de violencia, hasta la capacitación puntual de los cantineros y los meseros para que puedan actuar de forma inmediata y capaz ante cualquier caso que pueda ocurrir en los recintos. Hoy día la organización se ha expandido a más de 70 centros nocturnos a lo largo de Israel y cuenta con el apoyo de la Asociación de Centros de Crisis por Violaciones en Israel, la Red de Mujeres de Israel y colabora con el municipio de Tel Aviv-Yafo, así como con sindicatos de estudiantes y otras organizaciones.

Un día después de las masivas manifestaciones, este miércoles el primer ministro de Israel asistió a la reunión especial de un comité ministerial para abordar el tema de la violencia contra las mujeres, donde llegó al punto de equipararlo con el fenómeno del terrorismo, y se comprometió a realizar un uso adecuado del presupuesto estatal destinado para la causa, de buscar un castigo más severo en contra de los hombres que cometan la violencia, y de darle seguimiento al comité ministerial cada dos semanas.

Sin embargo,Makin considera que esta iniciativa del actual gobierno del Likud será en vano. “No creo que el gobierno haga nada porque no le importan las mujeres. La mayoría de las mujeres que son asesinadas son árabes o refugiadas, y nuestro gobierno es racista y es algo que no le importa. Pero hay una solución: el comité WIZO tiene una lista de recomendaciones sobre cómo atacar este tema tan importante. Todo lo que queremos es que el gobierno financie esta solución”, refiriéndose a la cifra de 250 millones de shekels demandada por los miles de manifestantes esta semana.

“Dentro de las soluciones hay muchas cosas, como la educación. Debe de haber voceros árabes. Mujeres policías en lugares donde puedan recibir quejas de mujeres. La mayoría de las mujeres que han sido asesinadas se quejaron ante la Policía antes, pero esta no hizo nada, por lo que tenemos que hacer algo al respecto”, agrega la activista.

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