Enlace Judío México e Israel – El discurso del líder del Partido Hosen LeIsrael (Resiliencia de Israel) y ex jefe del Estado Mayor de las FDI Benny Gantz, puede considerarse un éxito. Pero esta fue la parte fácil. Lo difícil será derrotar al primer ministro Netanyahu en las urnas.

NAHUM BARNEA

Después de un largo silencio, el líder del Partido Hosen LeIsrael y ex jefe de las FDI Benny Gantz pasó su primera prueba política con gran éxito. El evento en el que pronunció su primer discurso de campaña en el Centro de Convenciones Expo Tel Aviv el martes por la noche estuvo bien planeado y Gantz logró transmitir su mensaje a votantes potenciales.

Alrededor de 700 personas llenaron el salón, y aquellos que no se registraron previamente presenciaron el evento a través de las pantallas de video. El alto y canoso Gantz buscó el contacto: abrazó, besó y posó para hacer selfies con todos los que se aproximaban con su celular, incluso lo compararon con el ex presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, en su mejor momento. De pronto tuvo carisma.

Durante su discurso, Gantz caminó por una cuerda floja, como se espera de alguien que eligió postularse como candidato centrista. Arremetió contra el primer ministro Benjamín Netanyahu y los funcionarios de su partido gobernante Likud. Sin embargo, evitó mencionarlos por sus nombres y prefirió referirse a ellos como el gobierno, el régimen, el liderazgo.

El gobierno es el que está creando las grietas y divide al pueblo judío; el liderazgo está obsesionado consigo mismo, los que están en el poder lideran una monarquía como en los días de Luis XIV de Francia; el gobierno está explotando la seguridad de Israel para el rating y permite la infusión de efectivo catarí en Gaza como una trampa de protección para Hamás, además de utilizar a familias afligidas para necesidades políticas y la lista continúa según Gantz.

El líder del Partido Hosen LeIsrael mencionó a Netanyahu por su nombre sólo una vez y el contexto fue aparentemente positivo. Gantz felicitó al primer ministro por el Memorando de Wye River firmado en 1998 entre Israel y el entonces líder de la Autoridad Palestina, Yasser Arafat, y lo elogió por su discurso de Bar Ilan en 2009, en el que apoyó por primera vez la creación de un Estado palestino junto al Estado de Israel. A Netanyahu le hubiese gustado renunciar a ambos elogios.

Foto: Alex Kolomoisky, Mark Israel Salem

Se declaración de que no se sentará en un gobierno cuyo primer ministro se enfrenta a una acusación es la única cuestión que realmente influye tras las elecciones. Él no podrá retroceder, y cumplir su promesa no será fácil.

En ciertos niveles, Gantz es una sorpresa. Cuando se retiró por primera vez de las FDI en 2010, y antes de que se canceló el nombramiento del general de división Yoav Galant como vigésimo jefe del Estado Mayor del ejército, Gantz no tenía ambiciones políticas. Gantz fue nombrado jefe del Estado Mayor en lugar de Galant en 2011, y concluyó oficialmente su mandato en 2015. Sólo entonces comenzó a pensar en la política. Sin embargo, sus ambiciones eran relativamente humildes. Aspiraba asumir la cartera de Defensa, de Asuntos Exteriores o incluso de Educación. Gantz no pensaba en postularse para primer ministro, especialmente no de inmediato. Después de todo, él no es Ehud Barak.

Con algo de exageración, como el rey Saúl, Gantz fue a buscar burros y encontró un reino, o desafortunadamente, la ambición de convertirse en rey.

Esta no es la primera vez que generales retirados deciden ingresar a la política. Cuando los altos oficiales se familiarizan con los políticos durante las reuniones del Estado Mayor, sienten desprecio. A veces prometen nunca entrar a la política, y luego lo hacen, pensando que el escenario político es donde se toman las grandes decisiones y que sólo allí podrán hacer la diferencia.

Aquellos que han trabajado con Netanyahu han emitido muchas críticas con respecto al proceso de toma de decisiones del primer ministro. Entran en la política porque están convencidos de que, en lo que respecta a la seguridad de Israel, su desempeño sería tan bueno como el de Netanyahu y quizás incluso más sobrio, pragmático y práctico.

Foto: AFP

Mientras menos gente conoce a Netanyahu, más lo admiran. Los generales retirados están convencidos de que si entran a la política, podrán hacer cambios. Fueron entrenados para pensar en términos majestuosos (patrióticos). El país es realmente importante para ellos y están realmente preocupados por lo que ha sucedido durante la era de Netanyahu.

Hay países que viven con el temor de que una junta militar tome el poder por la fuerza. No creo que este sea el caso en Israel. Pensé erróneamente que Gantz no tenía la chispa, o por decirlo así, el hambre, la ambición, la pasión, que empuja a las personas a postularse para primer ministro.

Quizás lo juzgué mal. Tal vez mientras formaba la lista de su partido, se encendió una chispa en él. Hubo algo muy conmovedor al ver al ex jefe del Estado Mayor Moshé “Boggi” Ya’alon, quien una vez fue el comandante de Gantz y ahora aceptó ser segundo en la lista, acompañándolo en el escenario.

Netanyahu o no Netanyahu, este es el principal dilema de esta campaña electoral. La cuestión de cómo resolver este dilema en las urnas sigue sin resolverse y aún queda mucho por decir al respecto.

Mientras tanto, el primer discurso de Gantz terminó con el canto de Hatikvá, el himno nacional y con confeti patriótico azul y blanco. Pero esta fue la parte fácil, ahora comienza lo difícil.

Fuente: Ynet / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico

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