Enlace Judío México e Israel – Miles de manifestantes de origen etíope protestaron pacíficamente durante seis horas este miércoles contra la discriminación y el trato de la policía hacia miembros de su comunidad.

AMIR ALON, ITAY BLUMENTHAL, ROI RUBINSTEIN

Al final de la manifestación que paralizó una de las vías principales de Tel Aviv, decenas de jóvenes se amotinaron, arrojaron piedras, rompieron ventanas de automóviles y quemaron botes de basura.

Once manifestantes fueron arrestados, mientras que seis policías y una mujer civil resultaron levemente heridos en los enfrentamientos.

Los organizadores de la protesta dijeron que oficiales de policía montados a caballo “comenzaron una violenta dispersión de la protesta” cerca de la estación de tren de Arlozorov. “Los policías también bloquearon la entrada a la estación de tren y no nos permitieron volver a casa”, explicaron.

La protesta fue provocada por la muerte de Yehuda Biadga, de 24 años, a manos de la policía en Bat Yam hace dos semanas luego de enfrentarse a un agente de la policía con cuchillo en mano. Testigos del incidente afirman que el joven de origen etíope sufría problemas mentales y no representaba un peligro para el oficial. El incidente aún está siendo investigado.

El cuñado de Biadga, Hagos Ubo, quien devolvió su uniforme a la policía la semana pasada luego de haberse ofrecido como voluntario durante años, lamentó los disturbios. “Es realmente lamentable que esto suceda. Me duele cuando se lanzan piedras. Es una pena, porque ahora estas personas tendrán antecedentes penales”, dijo. “Salí de la Plaza Rabin cuando todo estaba en paz. Nuestra protesta continuará. Habrá más manifestaciones. No guardaremos silencio después de esta manifestación”.

Durante los enfrentamientos con la policía, decenas de manifestantes derribaron mesas en una heladería en la calle Ibn Gabirol y luego se amotinaron en la calle Arlozorov. Destrozaron los espejos laterales de los autos estacionados, arrojaron botellas de vidrio y lanzaron piedras a tiendas y autobuses.

Los oficiales de la policía bloquearon con su cuerpos la entrada de la estación de policía en Tel Aviv y la estación de tren de Arlozorov.

La Policía de Israel respondió que “permitió a los manifestantes ejercer su libertad de expresión y su derecho a manifestarse, y actuó con moderación, a pesar de las flagrantes provocaciones de algunos participantes. Lamentablemente, cuando terminó la manifestación, un puñado de manifestantes eligió la violencia, al atacar y herir a seis policías, destrozar bienes y perturbar el orden público, lanzando piedras, botellas y otros objetos”.

“Esto es terrible,” expresó Rachel Gil Yosef, una de las organizadoras de la protesta. “Estoy conmocionada y asustada. Un oficial montado a caballo corrió en mi dirección, y estaba segura de que me iba a pisotear. Había niños allí”.

“Hubo un momento en el que queríamos irnos y nos bloquearon. Empezamos bien y terminamos bien. Es cierto que hubo disturbios y la labor de la policía es detenerlos, pero tratamos de controlar a esos jóvenes  y dirigirlos para que regresen a casa. Nuestros Kesses (líderes religiosos de la comunidad etíope) hicieron todo lo posible para que se fueran a casa. Pero aquí hay un equilibrio de poder desproporcionado: hay fuerzas de la YASAM (policía antidisturbios) que parecen que van a la guerra”, dijo.

Policía antidisturbios frente a los manifestantes (Foto: Dana Kopel)

Ronit Horowitz, quien participó en la manifestación, también acusó a la policía de responder desproporcionadamente. “Los manifestantes llegaron aquí después de la Plaza Rabin para expresar su dolor. Hubo algunos lanzamientos de piedras, pero la respuesta de la policía fue desproporcionada. Había cientos de agentes de la YASAM, todos con escudos y cascos, que simplemente pisotearon a manifestantes que, en ese momento, no estaban haciendo nada. Es como lanzar una bomba atómica en un pequeño evento”, dijo.

“Esta es una comunidad que sufre porque uno de sus miembros recibió un disparo injustamente, y encima de todo, mañana dirán que todos son violentos. Pero la violencia no vino de ellos, sino de los oficiales de la policía. Sabía que había violencia policial, pero no a tal grado”, dijo. “Al parecer, estoy ‘del lado bueno’. Soy mujer ashkenazi blanca, y por lo tanto no fui pisoteada. No quiero pensar cómo la policía trata a los detenidos”.

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