Enlace Judío México e Israel.- Una ola de incidentes en Francia, incluida la intimidación a un prominente intelectual, plantea temores de que el movimiento de protesta de los chalecos amarillos esté incitando al odio.

MATTHEW DALTON

Una ola de incidentes antisemitas ha acompañado las protestas de los chalecos amarillos de Francia en las últimas semanas, aumentando los temores de que el movimiento esté incitando al odio en la nación que es hogar de la población judía más grande de Europa.

El sábado, manifestantes vestidos con chalecos amarillos fueron filmados acosando a Alain Finkielkraut, un prominente intelectual, mientras caminaba con su suegra en la calle en París, llamándolo “sionista sucio m..” y otros insultos. Un video del incidente se viralizó online, provocando la condena del presidente francés Emmanuel Macron y líderes a lo largo del espectro político francés.

“Los insultos antisemitas, tomándolo como blanco, son la negación completa de quienes somos y que nos hace una gran nación”, dijo en un tweet el Sr. Macron. “No los toleraremos.” La oficina del fiscal de París abrió una investigación del incidente.

Desde que los chalecos amarillos, o gilets jaunes, salieron a las calles en noviembre, ha florecido en los márgenes del movimiento una corriente subterránea oscura de violencia, teorías de conspiración y, a veces, racismo directo.

Las preocupaciones acerca de antisemitismo aumentaron después de las protestas del fin de semana previo. Alguien pintó con spray “Juden” en un Bagelstein, una cadena francesa de restoranes de baguels. Una esvástica nazi también fue pintada con spray sobre un retrato de Simone Veil, una sobreviviente francesa de Auschwitz que se volvió presidenta del Parlamento Europeo.

La semana pasada, el gobierno dijo que los incidentes antisemitas en Francia aumentaron 74% en el 2018 comparados con el año anterior. “El antisemitismo se está expandiendo como un veneno”, dijo el Ministro del Interior Christophe Castaner.

“Tú no puedes vincular razonablemente eso con los gilets jaunes”, dijo el sábado Benjamin Griveaux, portavoz del gobierno francés. “Pero alcanza con decir que dentro de estas protestas, como una minoría, hay elementos de la extrema izquierda o extrema derecha que son antisemitas.”

La violencia y la intimidación tomando como blanco a judíos franceses ha sido una preocupación aguda para las autoridades en los últimos años, particularmente desde una serie de ataques que comenzaron en el 2012 con el asesinato de cuatro personas en una escuela judía en el sudoeste de Francia. Los incidentes que toman como blanco a la comunidad judía, de alrededor de 500,000, la más grande fuera de Estados Unidos e Israel, han tendido a aumentar y caer con las tensiones en el conflicto israelí-palestino.

Finkielkraut, cuyo padre fue un sobreviviente polaco del Holocausto, es una prominente voz moderada en el debate francés sobre el conflicto. Él ha sido duramente crítico del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, diciendo en el 2017 que Netanyahu “no propone nada para los palestinos. Él los está empujando a la desesperación y extremismo.”

Finkielkraut llamó “catastrófica” a la decisión de la administración Trump de mudar la Embajada de Estados Unidos en Israel a Jerusalén, “corre el riesgo de prender fuego a la región.”

En una entrevista la semana pasada, Finkielkraut expresó apoyo a los chalecos amarillos pero sintió que el movimiento había dado un giro oscuro. “Los dejados fuera de la nueva economía y bienestar social han hecho escuchar sus voces”, dijo él, pero los manifestantes recientemente “marchan, destruyen sin respeto por nada o nadie.”

Las protestas de los chalecos amarillos arrancaron en noviembre para oponerse a los planes de Macron de un incremento en el impuesto al combustible. Rápidamente se transformaron en un movimiento amplio con un menú de demandas, incluyendo quitar a Macron del cargo, reinstalar el impuesto a la riqueza de Francia y fomentar la adquisición de poder de la clase obrera. El movimiento toma a muchos de sus partidarios de los extremos de la política francesa y de un segmento creciente del electorado francés que se ha desencantado de la política.

Las encuestas muestran que los miembros del movimiento tienden a obtener su información de las redes sociales, donde las teorías de conspiración pueden prosperar sin control, en vez de organizaciones noticiosas tradicionales. Una encuesta publicada este mes encontró que el 44% de la gente que se identifica como chalecos amarillos concordaba con la idea de que hay una conspiración sionista global, comparada con el 22% de los franceses en general.

En las últimas semanas, el movimiento ha perdido impulso y apoyo público. Apenas 41,500 manifestantes salieron a las calles a lo largo de la nación el sábado, una de las asistencias más bajas desde que comenzaron las protestas. Las encuestas muestran que si bien una mayoría de los franceses todavía apoya a los chalecos amarillos, otra mayoría también quiere que cesen las protestas semanales.

El sábado, incluso algunos líderes en los extremos lejanos del espectro político francés, que han buscado ganarse el favor de los chalecos amarillos, se apresuraron a denunciar el tratamiento a Finkielkraut.

“El ataque contra Finkielkraut es un acto detestable y conmocionante”, dijo en Twitter la líder de extrema derecha, Marine Le Pen, “ilustrando la infiltración de los #giletsjaunes por parte de la extrema izquierda antisemita.”

 

 

 

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México