Enlace Judío México e Israel.- El almirante Craig Faller, jefe del Comando Sur de los EE.UU, declaró ante el Comité de Servicios Armados del Senado el 7 de febrero de 2019 que “Irán ha profundizado su cobertura en los medios de comunicación en español en los Estados Unidos y que amplió su apoyo estatal al terrorismo en América Latina”. Esta declaración se produjo un día después del comunicado del Secretario de Estado Mike Pompeo.

GEORGE CHAYA

Pompeo declaró: “Hezbolá tiene células activas y con su accionar, los iraníes, están afectando a los pueblos de Venezuela y de toda América del Sur”.
Lo cierto es que hay muy poco conocimiento público sobre las actividades del régimen iraní y el Hezbolá libanés en América Latina. Son escasos los medios de prensa en idioma español que a través de expertos han publicado análisis serios sobre las actividades de Irán y Hezbolá a nivel regional.

Hasta ahora, solo ha habido un puñado de declaraciones públicas por parte de funcionarios de gobiernos regionales. Aunque es seguro asumir que los oficiales de inteligencia y militares de los EE.UU. tienen mucha más inteligencia sobre tales actividades que lo que han hecho público. También se puede asumir que su conocimiento constituye solo una parte del total de las actividades del régimen iraní y de Hezbolá en la región.

La República Islámica ha tenido estrechas relaciones con Venezuela desde hace mucho tiempo. Los vínculos cercanos de Nicolás Maduro con el régimen de Irán han permitido a los persas extender su presencia militar y financiera en América Latina, principalmente a través del grupo político-terrorista chiita Hezbolá.

Los lazos entre Venezuela e Irán se fortalecieron desde las presidencias de Ahmadinejad y Chávez en el año 2005. Sin embargo, una fuerte red de apoyo a Hezbolá ha existido en Venezuela desde mucho tiempo atrás, el grupo político-terrorista libanés ha tenido células en Venezuela desde principios de los años 90, según lo explica en un informe de julio de 2003 Mark Steinitz, el entonces director de la oficina de análisis de terrorismo en la Oficina de Inteligencia e Investigación del Departamento de Estado. Al mismo tiempo, la Isla Margarita, en la costa caribeña de Venezuela, sirve desde principios de 2000 como un centro para el tráfico de drogas para Hezbolá y otros grupos terroristas islamistas como Hamás.

Actualmente, Margarita está siendo utilizada como base de operaciones por militantes iraníes y por ciudadanos provenientes de Irán de forma directa.

Steinitz agregó además que “la atención se ha centrado en la presencia del grupo entre los chiitas libaneses en la comunidad árabe de unos 12.000 miembros en la Isla Margarita”. Hay grandes comunidades de la diáspora siria y libanesa en Venezuela, ellas sirven como valiosas fuentes de ingresos y ofrecen apoyo a Hezbolá.

En 2010, el experto en grupos terroristas Antonio Salas, se infiltró en grupos de personas allegadas a Hezbolá en Venezuela y reveló que había nada menos que seis campos de entrenamiento terrorista dirigidos principalmente por oficiales militares venezolanos, estos campos de entrenamientos se reparten entre la capital, Caracas; y en la Isla Margarita”.

Venezuela ha sido -y aún lo es- uno de los muchos países latinoamericanos en la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA). Según Joel Hirst, el ALBA ha solicitado la ayuda de Irán y Hezbolá para entrenar a sus militares en tácticas de guerra asimétrica. Venezuela se interesó en la guerra asimétrica en 2006, bajo el mandato de Chávez. El terrorismo es parte de la guerra asimétrica, y la participación de Venezuela “ha permitido a Hezbolá planificar, recaudar fondos, capacitar, coordinar y llevar a cabo llevar operaciones, principalmente de lavado de activos y recopilar información de blancos potenciales”.

En 2015, el general John Kelly, entonces comandante del Comando Sur de los Estados Unidos, dio su testimonio ante el Congreso estadounidenses indicando que el grupo pro-iraní Hezbolá ha visto a América Latina como un lugar donde fácilmente puede atacar objetivos israelíes, empresarios y comerciantes judíos de la región. Kelly afirmó además que naciones como Venezuela y Bolivia restringían la cooperación en materia de defensa con Estados Unidos y en algunos casos han buscado eliminar la presencia militar norteamericana en sus países”. Esto redujo la presencia de los estadounidenses en Venezuela y brindó una oportunidad para que Irán utilice su poder en el país.

En el año 2013, el general James Casper, por entonces director de inteligencia nacional de los EE.UU, declaró que “Irán podría estar más dispuesto a aprovechar las oportunidades que le brindaba afincarse en Venezuela y las facilidades de movimiento que le brindaba el régimen para atacar a los Estados Unidos.

Según Martín Rodil, un experto en política latinoamericana, Venezuela acordó proporcionar a Irán infraestructura de inteligencia, armas, documentos de identificación, cuentas bancarias y facilidades para trasladar agentes y equipos entre Irán y América Latina”. Fue la aerolínea estatal Conviasa e Irán Air (la aerolínea estatal en Irán) quienes transportaron tecnología militar y personal de Irán a Venezuela.

El personal de Conviasa afirmó que materiales radiactivos y componentes de sistemas de misiles eran transportados en estos vuelos. Esta operación continuó desde 2007 hasta 2011; esos vuelos y sus pasajeros nunca fueron inspeccionados. Los ciudadanos comunes nunca pudieron obtener un asiento en esos vuelos; en cambio, los asientos estaban reservados para “agentes iraníes, incluido Hezbolá, los Guardianes de la Revolución Islámica y otro personal de inteligencia de Irán y de Siria”.

Según el almirante Kurt Tidd, el entonces jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, quien dio su testimonio ante el Congreso en febrero de 2018, “el Hezbolá libanés mantiene una presencia operativa establecida en la región que puede ser aprovechada rápidamente y sin advertencia para ejecutar actos terroristas de alto impacto y gran destrucción”. Además, afirmó que Venezuela durante mucho tiempo ha brindado un entorno permisivo a grupos narco-terroristas y a partidarios de Hezbolá.

Matthew Levitt, director del Programa de contra-terrorismo e Inteligencia del Instituto Washington, escribió que en 2011, un alto cargo del gobierno de Chávez fue acusado por los medios de comunicación de emitir pasaportes a miembros de Hezbolá y Hamas. Los funcionarios estadounidenses han declarado que los funcionarios venezolanos emitieron cédulas falsas de tarjetas de seguridad social a personas de países de Oriente Medio que no calificaban para esos documentos. Tal documentación les ha permitido obtener un pasaporte venezolano y, por consiguiente, una visa de los Estados Unidos. Estos documentos han hecho posible que los miembros de Hezbolá se unan y formen células dentro de los EE.UU. Como se hizo con la célula descubierta de Hezbolá en Charlotte, Carolina del Norte.

El secretario de Estado Mike Pompeo reveló la pasada semana que Irán y su representante terrorista Hezbolá, disponen del escenario de confrontación existente para explotar el caos político y económico en Venezuela para preservar su alcance en toda América del Sur. “La gente no reconoce que Hezbolá tiene células activas; y lo cierto es que los iraníes están afectando a la gente de Venezuela y de toda América del Sur”, dijo Pompeo en una entrevista con Fox News, y agregó: “tenemos la obligación de reducir ese riesgo para América Latina y para nuestro país.

Mientras la inestabilidad continúa creciendo en Venezuela y las facciones en pugna compiten por el poder, varios países occidentales importantes reconocieron el mes pasado al presidente de la asamblea nacional de Venezuela, Juan Guaidó, como el presidente -interino- pero legítimo del país.

Bajo la era del ex presidente Hugo Chávez Frías, Irán explotó lazos amistosos con Venezuela para establecer redes terroristas en toda la región. Los operativos de Irán y Hezbolá han cultivado y consolidado bases operativas en Latinoamérica, especialmente en el área de la Triple Frontera (TF) de Argentina, Brasil y Paraguay, zona que se caracteriza por contar con una gran población musulmana y un gran número de simpatizantes de Hezbolá, la organización político-terrorista chiita libanesa que utiliza esta área para el reclutamiento, el contrabando de armas, el tráfico de drogas y la planificación para operaciones terroristas.

Hace un año, la administración Trump impuso sanciones contra el entonces vicepresidente de Venezuela, Tarek El Aissami, luego de que una extensa investigación del Departamento del Tesoro lo identificó como una figura clave en el comercio global de drogas con vínculos con Irán.

Ese mes, CNN recibió un documento de inteligencia secreta de 2013 de varios países latinoamericanos que destacaba las evidencias de los vínculos serios entre El Aissami y unos 170 pasaportes y cédulas de identidad venezolanas emitidas a personas en Oriente Medio, en su mayoría, se comprobó que los portadores de esos documentos eran oficiales, agentes y afiliados a Hezbolá.

La semana pasada, el especialista en terrorismo Emanuele Ottolenghi, analista de la Fundación para la Defensa de las Democracias indicó que “Hay un contacto directo entre Hezbolá y Venezuela” sobre los hechos y las personas que vincularía a la organización con el chavismo. Además, Ottolenghi, analizó las implicancias del actual escenario para la región y cómo se manejan los contactos de Hezbolá en la zona de Triple Frontera.

Hezbolá también opera en negocios legítimos y utiliza personas e instituciones comunitarias abiertas en la región. Así es como la organización diversifica su perfil de financiamiento del terrorismo para generar una parte significativa de sus ingresos de sus operaciones en América Latina.
Con la ayuda de Venezuela, el grupo terrorista continúa activo, expandiendo su presencia y consolidando el apoyo en otros países de América de Latina. Otro elemento de mucho cuidado y al que los gobiernos regionales deberían dar importancia es que Hezbolá, incluso se registró como partido político en una región peruana caracterizada por tener la mayor población musulmana de ese país.

Sin embargo, las operaciones regionales de Hezbolá no se limitan a Sudamérica. En 2011, los fiscales de Virginia dijeron que un hombre libanés ayudó al cartel de drogas mexicano conocido como Los Zetas a contrabandear más de 100 toneladas de cocaína colombiana. El Departamento del Tesoro de EE.UU. Afirmó que Hezbolá se benefició financieramente de esa red criminal con sumas cercanas a los 200 millones de dólares. El nexo entre agentes respaldados por Irán, incluido Hezbolá, y los carteles mexicanos de la droga permite al grupo ganar grandes cantidades de dinero para financiar sus operaciones terroristas. Estos lazos también ayudan a Hezbolá en EE.UU. a través de su frontera porosa con México. Nicolás Maduro

A través de Venezuela y el apoyo del régimen del presidente Maduro, Hezbolá es una amenaza creciente para toda América Latina y los Estados Unidos. Durante muchos años, tales amenazas han sido barridas bajo la alfombra.

Hoy, la administración Trump está siguiendo una política más decidida hacia Irán. Esa política también está siendo enfocada de manera mucho más activa por varios gobiernos latinoamericanos. Durante casi una década, los funcionarios de América Latina no mencionaron mucho las actividades de Irán y Hezbolá en nuestra región. Hoy, muchos de esos funcionarios finalmente están reconociendo una amenaza que muchos de los gobiernos que los precedieron escogieron ignorar y eso configura un paso adelante que hay que saludar y felicitar.

 

 

Fuente: infobae.com