Enlace Judío México e Israel – Con un repertorio diverso, que abarcó música de muchas épocas y lugares, pero que tienen en común al idioma ídish como lengua de expresión, el grupo Lebedik ofreció un concierto anoche, en la Sinagoga Histórica Justo Sierra, ante un público que recibió con entusiasmo las interpretaciones de estos músicos judíos provenientes de diversos países.

Antes del concierto, la directora de la Sinagoga Histórica, Mónica Unikel, contó brevemente la historia de cómo formalizó el acuerdo con Lebedik para que tocaran en este recinto, pese a que contaba con muy poco tiempo para la organización:

“Yo le dije a Ilya Shneyveys, ‘a lo mejor no viene nadie. El lugar es precioso; yo me comprometo a organizar el evento, a difundirlo; es un día difícil, si ustedes están dispuestos a tocar sin ganar mucho dinero, sin que sea un evento multitudinario, hay que hacerlo como una diversión’, y me dijo que sí.”

También recordó que Lebedik, grupo formado por dos parejas, se ha presentado en muchas ciudades de Estados Unidos y Canadá, en Rusia, en Alemania, en Australia, en Israel, en festivales multitudinarios donde se toca música judía.

Dijo que, más que música klezmer, lo que hace Lebedik es música ídish de distintas épocas y latitudes. “La palabra ‘Lebedik’ viene de la palabra ‘vida’. Ellos se definen como un grupo de gente llenos de vida y que nos van a llenar de vida.”

También contó que Sarah Myerson, invitada especial de la noche, es cantora en una sinagoga. Es la esposa del acordeonista Ilya Shneyveys. La pareja contrajo matrimonio hace tres años, en un festival de klezmer, con una orquesta de bodas de más de 100 integrantes. La otra pareja está formada por el violinista Craig Judelman y la cantante y bailarina letona Sasha Lurje.

Luego de las presentaciones, el grupo deleitó al público con un repertorio que transitó de lo festivo a lo nostálgico, con piezas tanto europeas como americanas (compuestas por músicos judíos de Nueva York), que encontraron en el ídish un hilo conductor que les permitió emocionar e involucrar al público.

Antes de ejecutar una de sus piezas originales, la cantora Sarah Myerson dijo que la había compuesto para responder a todas esas preguntas extrañas que le hace la gente, sorprendida por el hecho de que sea tanto mujer como cantora; luego puso al público a cantar un hermoso coro, que la acompañó durante toda la pieza, alternando con pasajes evidentemente sarcásticos en los que simulaba diálogos cantando a capella.

Luego de un espectáculo de más de una hora, el concierto finalizó con una pieza instrumental que, tomados de las manos, los asistentes bailaron en hileras serpenteantes y animadas, fieles a la invitación de celebrar la vida al estilo Lebedik.

 

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