Nadia Cattan para Enlace Judío México e Israel- Hoy, las instalaciones de Acapulco 70 se encuentran viviendo sus últimos días, pues el terremoto del 19 de septiembre de 2017 dañó la estructura del edificio al grado de volverlo inhabitable.

Las primeras oleadas de inmigrantes judíos a la Ciudad de México se instalaron en el Centro Histórico; sin embargo, con el paso de los años, pudieron mudarse a la colonia Condesa y a la colonia Hipódromo, lo que supuso la necesidad de instalar en estas zonas sus instituciones comunitarias.

Fue así como en el año de 1965 se inauguró un multifacético edificio de la Comunidad Ashkenazí en la calle de Acapulco, en el número 70. Su arquitecto fue Pascual Broid.

Para la hermosa decoración de la sinagoga albergada en esta nueva construcción muchos talentos fueron reunidos. Los rabinos Rafalín y Avigdor sugirieron a los arquitectos algunas ideas y de forma majestuosa la sinagoga se embelleció con el arte de Elías Lifshitz, del propio Pascual Broid y del artista israelí Adir Ascalon. Los vitrales estuvieron a cargo del reconocido artista judío mexicano Leonardo Nierman. Uno de los elementos más sobresalientes de la sinagoga fue idea de los arquitectos Arditti y se trata de la inscripción en madera que dice “Shemá Israel, Adonay Elohenu, Adonai Ejad” (“Escucha, Israel, El Eterno es nuestro D-os, El Eterno es Uno”).

El salón principal Abraham Guerson fue inaugurado en 1965, en él se encuentra un mural titulado “Las festividades judías”. Este majestuoso mural de siete metros de altura por 48 metros de largo y fue obra del pintor Arnold Belkin.

En 1993 se remodeló el edificio y entre sus paredes florecieron las oficinas de la sede de la Bnai Brith, organización de servicio, la Agencia judía, el Museo Judío y del Holocausto ‘Tuvie Maizel’, el Centro de Documentación de la Kehilá Ashkenazi, la Federación Sionista de México, el Vaad Hajinuj, es decir, el consejo educativo, las oficinas del rabino y los cantores y el Consejo de mujeres israelitas.

Inolvidables para muchos serán las cenas de Shabat que llegaron a albergar a 200 personas.

Sin embargo, a pesar de que Acapulco 70 ya no estará de pie, quedarán en la memoria de muchos los miles de momentos que esta hermosa construcción nos regaló. Cada miembro de la Kehilá tiene recuerdos en Acapulco 70, recuerdos hermosos de convivencia y pertenencia, recuerdos que, simplemente, vivirán por siempre.

 

Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudíoMéxico