Enlace Judío México e Israel – El cantante israelí de origen Togolés, Stephane Legar, llenó de vitalidad y buena actitud el auditorio ‘Julio Dondish’, del CIM ORT, ante una multitud de adultos, jóvenes y muy jóvenes que corearon y bailaron los temas en francés que han llevado a Legar a la cima de la popularidad en Israel.

Antes de que Stephane Legar pisara el escenario, el ambiente en el Colegio Israelita de México ORT estaba tranquilo. Un grupo de bailarines de hip-hop abrió el espectáculo para una audiencia nutrida que, sin embargo, no alcanzó a llenar el recinto. Cuando el cantante israelí pisó el escenario, todo comenzó a descontrolarse.

El Auditorio ‘Julio Dondish’ atestiguó la comunión de Legar y su público, que renunció a sus asientos para estar cerca del escenario, cantando y bailando con su ídolo.

El cantante y sus bailares ofrecieron un despliegue inusual de energía en el escenario. Y no solo de energía se valió Legar y compañía, sino de unas coreografías impecables que dejaron claro por qué es todo un ídolo entre los jóvenescon esas melodías pegajosas que lo pusieron en el mapa de la música popular israelí.

Su canción “Come ci Come ça”, cuyo video en YouTube tiene más de 33 millones de vistas, instauró la efervescencia en el auditorio, que no paraba de bailar y corear el famoso tema.

La fiesta dio cabida a todos. Incluso a un grupo de niños que pudo tomarse la foto con el cantante.

Legar puede presumir de poseer una base de fans bastante considerable muy lejos de casa, pero sobre todo de poder dar un concierto que pone a bailar incluso a los papás junto a sus hijos.

Setephane Legar es apenas un muchacho de 20 años. Sus padres migraron de Togo en una misión diplomática y decidieron quedarse en Israel por la profunda conexión de este país con el cristianismo, religión que profesan. Es modelo, bailarín y cantante, y su extrovertida personalidad le ha valido la simpatía de una generación de adolescentes y jóvenes israelíes fanáticos del pop.

La de anoche fue una celebración de la diversidad. Un cantante israelí de origen africano, cristiano y que canta en francés, deleitó a un público formado por jóvenes judíos mexicanos que corearon sus canciones y bailaron en compañía de sus padres. A veces, la música consigue lo imposible.

 

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