Enlace Judío México.- La atención de los observadores del Oriente Medio se repartió durante las últimas semanas entre dos conferencias de importantes implicancias para la región. En primer lugar, la Conferencia Internacional de Varsovia, convocada por los Estados Unidos y organizada por Polonia, y en segundo, la reunión del “Triunvirato” de Sochi (emergente de la iniciativa de Astana para Siria) es decir: Rusia, Irán y Turquía.

GEORGE CHAYA

La Conferencia de Varsovia, a la que asistieron más de 60 países, tuvo la intención de discutir la creciente amenaza de Irán para la mayoría de los países participantes de Oriente Medio e incluso para Europa, mientras que el evento de Sochi tuvo como objetivo avanzar con la alianza “táctica” de los tres países enfocándose principalmente en las criticas a Washington por el manejo inadecuado de las diferentes crisis dela región y los problemas estratégicos que afectan intereses rusos, iraníes y turcos.

Los dos eventos absorbieron la atención regional sobre todo lo demás, con la sola excepción de la “Cumbre Mundial de Gobierno” organizada en Dubai. A dicha cumbre asistieron cientos de destacadas personalidades políticas, económicas, científicas y de los medios de comunicación. Entre otros temas, allí se discutió el papel de los gobiernos en la era de la “Inteligencia Artificial”.

Durante tres días, presidentes en ejercicio, ex-presidentes, primeros ministros, ministros, jefes de organizaciones internacionales, académicos y expertos en diversos campos participaron en mesas redondas, conferencias y seminarios. Dado el gran número de participantes en las sesiones programadas, los asistentes tuvieron la oportunidad de elegir a que eventos concurrir durante el desarrollo de la cumbre, lo cual mostró la variedad de los numerosos temas abordados.

Sin embargo, lo más interesante de las varias sesiones posteriores a la reunión de apertura fue una exposición sobre el enorme crecimiento en la inversión del sector privado en investigación y desarrollo en comparación con la de los gobiernos (o el sector público) en muchos países desarrollados. En esa reunión se pudo saber que Amazon, por ejemplo, invierte más que los presupuestos de varios países árabes en tópicos como educación y salud.

En otra de las conferencias desarrollas en la cumbre, el gran tema fue el futuro de los medios de comunicación en la era de la inteligencia artificial, y que sucedería si se eliminara el papel de columnistas y escritores de opinión en un futuro próximo.

Muchas conferencias y sesiones terminaron con una nota positiva, prometiendo remedios y soluciones brillantes. Otras, sin embargo, expresaron su preocupación al abrir las compuertas a lo desconocido, que nosotros, como seres humanos, tenemos derecho a temer o tratar con precaución.

Los interrogantes que surgieron en varios casos es si nos acercamos al final de un camino en el que las personas, y mucho gobiernos, pueden y seguirán funcionando bajo el enorme peso de la “inteligencia artificial”. En otras palabras ¿Estamos a punto de perder la privacidad para siempre, como muchos dicen? ¿Llegamos tan rápidamente a una etapa en la que aquellos que poseen el poder técnico de la inteligencia artificial pensaran por nosotros? ¿De qué se tratara realmente en el futuro aspectos como nuestras propias ideas y decisiones? ¿Serán solo datos, intereses y preferencias programadas hechas a medida lo que nos inyectaran basados en los “perfiles” integrales e individuales que puedan crearse?

A mi juicio, lo que menciono son sólo algunos ejemplos de los elementos que revitalizan la mente humana y buscan el alma. Sin embargo, poco después de la cumbre, un querido colega me envió a través de WhatsApp una presentación en video de Denise Hearn, co-autora de “Myth of Capitalism”. En el video, Hearn habla sobre la “desaparición” del sueño americano como resultado de la retirada de la competencia, es decir, el capitalismo en Estados Unidos, podría convertirse en su propia víctima. Las asociaciones no controladas, las fusiones y adquisiciones no restringidas y no reguladas significan que la fijación de precios podría ser una amenaza fatal para el capitalismo estadounidense.

Hearn notó que el éxito de Donald Trump desde la derecha y de Bernie Sanders en la izquierda es un claro reflejo de cómo el público ve la situación ya que el 60% de los estadounidenses ahora cree que su sistema económico está “manipulado”. Luego, agrega que Estados Unidos se ha movido de una economía de mercado libre basada en una competencia abierta a un campo estrecho en el que unas pocas y gigantescas corporaciones gozan de un virtual monopolio en sectores vitales de la economía.

Citando ejemplos, Hearn menciona que dos grupos controlan el 90% de la cerveza que beben los estadounidenses, cuatro aerolíneas dominan el tráfico aéreo, cinco bancos tienen más de la mitad de los activos bancarios, Google controla el 93% de las búsquedas en línea y Facebook controla más del 75% de las búsquedas en redes sociales.

Lo interesante de lo que señala Hearn es que estos hechos apuntan al final de la competitividad, sin la cual, el capitalismo puede morir. Ello, explicado en el marco de un fenómeno de “concentración” que de hecho existe no solo en los sectores mencionados, sino en la mayor parte de la economía estadounidense donde un pequeño número de grandes actores dominan la escena y se apoderan de competidores más pequeños. El problema que ve Hearn, es que esa “concentración” deja a los grandes actores fijar precios sin intervención o regulación anti-monopolio, lo que a su vez priva al capitalismo de todas sus virtudes.

En realidad, si pensamos este escenario relacionándolo con la globalización, que un par de décadas atrás parecía ser una fuerza imparable antes que los principales empresarios comenzaran a expresar sus dudas y preocupaciones sobre el futuro. Y aquí vale mencionar lo que el empresario británico Sir James Goldsmith dijo en una entrevista tiempo atrás afirmando que la nación-estado se había convertido en el “último bastión” frente a la globalización, lo que sorprende es que luego de esas afirmaciones de Goldsmith no pasó mucho tiempo antes de la resurrección de la oposición nacionalista en Europa, y ella tomo la forma de rebelión contra la idea de la Unión Europea, lo que finalmente llevó al problema del Brexit en el Reino Unido y al surgimiento de la lucha populista y casi racista contra la inmigración en toda Europa.

Hoy, incluso los países que se construyeron sobre la inmigración, como EEUU, Canadá, Brasil, Argentina y Australia, muestran signos de rebelión contra la inmigración, sin olvidar que en el caso estadounidense se está construyendo un muro de separación en las fronteras con México.

Dicho lo anterior, para aquellos en el mundo árabe que aún viven en las ilusiones del pasado, es hora de despertarse y echar un vistazo hacia la composición del mundo actual, este es el mundo que los rodea y no otro. Este mundo, ciertamente puede estar en problemas y dudando profundamente de sí mismo y de su futuro, de sus adversidades y de sus alianzas basadas en intereses de corto plazo. Pero es el mundo real.

Dicho de otro modo, para aquellos que no están dispuestos a admitirlo, Moscú ya no es la “capital del socialismo”, al igual que Estados Unidos ya no es la “tierra prometida” para los inmigrantes o el brillante ejemplo del capitalismo competitivo. Hoy, tanto Turquía como Irán levantan banderas islamistas, pero se esfuerzan por cumplir sus sueños imperialistas. Mientras Israel, que durante décadas ha sido blanco de críticas infundadas y fraudulentas por parte del mundo árabe y de la Europa judeofoba, ya no necesita convencer al mundo de que ciertamente es el “oasis de la democracia” en el “árido desierto de inexistentes libertades y carencia de avance hacia la modernidad de los países árabes”.

Fuente: Infobae