Enlace Judío México – En unas semanas el pueblo judío estará celebrando la festividad de Pesaj; uno de los momentos más importantes para el desarrollo del pueblo judío como nación. En esta fecha celebramos haber sido liberados de la esclavitud en Egipto y celebramos los numerosos milagros que D-os hizo por nosotros en esa época. Tenemos muchas maneras de festejar dichos sucesos y agradecer a D-os por habernos salvado, sin embargo el principal de ellos es lo que se conoce como la limpieza de jametz (o de Pesaj) y el consumo de matzá. A continuación hablaremos de ello y su importancia.

Durante los ocho días que dura la festividad tenemos prohibido consumir cualquier producto fermentado de cinco tipos distintos de granos (cebada, avena, trigo, espelta y el centeno). Al producto fermentado se le llama jametz y violar su prohibición se considera una de las transgresiones más grandes que pueden existir en el judaísmo. Este mandato es tan estricto que durante los ocho días que dura la festividad no comemos nada que pueda tener estos granos aunque no estén fermentados (en el caso de judíos asquenacitas no se puede consumir nada que tenga granos en general); ya que habiendo consumido aunque sea un sesentavo de jametz (grano fermentado) se considera que desobedecimos. Por eso durante Pesaj todo tipo de pastas, panes, harinas, levaduras, galletas, bebidas fermentadas o cualquier otro producto con dichos granos quedan fuera de la escena para no tener interferencia con ellos.

El único alimento del cual comemos que puede incluir granos es un pan especial que se llama matzá o pan ácimo. Éste es un pan hecho con alguna de las cinco semillas y preparado de manera especial para que no leude. Se hace en menos de 18 minutos, durante su proceso de producción nos aseguramos que la harina no haya entrado en contacto con el agua antes del tiempo preciso, entre otro número de requerimientos. Lo que es muy curioso de dicho pan no leudado es que no sólo está permitido consumirlo, sino que estamos obligados a comerlo por lo menos en diez de las comidas festivas de la fecha y claramente se recomienda comerlo a lo largo de toda la semana. ¿Por qué? ¿Cuál es la diferencia entre este pan y el resto de los panes que no sólo está permitido en esta fecha sino que se desea su consumo? Y ¿Qué sucede en Pesaj con el pan leudado? ¿Por qué todos los días del año podemos consumirlo y en estos días estamos obligados a anularlo? Ésta es una de las preguntas que nos hacemos en la noche de Pesaj y es por demás difícil contestarla. La tradición ha dado a ambos panes significados diversos y complejos, nosotros nos referiremos al simbolismo más básico.

Historia de la salida de Egipto

Empecemos por la historia del Exilio en Egipto, lo que celebramos en Pesaj. Los judíos venían un pueblo conformado a través de tribus que por escasez se vieron obligados a dejar su tierra y bajar como extranjeros a Egipto (lo vemos en la historia de Jacobo y sus hijos). El faraón, gracias a la interferencia del visir (Yosef), les permitió instalarse en una región apartada, crecer como pueblo y seguir sus propias costumbres y tradiciones. Sin embargo, con el tiempo se olvidó de sus promesas y de su visir; a lo largo de cuatrocientos años fue quitándoles sus pertenencias y convirtiéndolos en esclavos (1). Los judíos (que en ese momento todavía no eran una nación) mantuvieron viva su tradición, sabían de las promesas que D-os le había hecho a Abraham, Isaac y Jacobo, del pacto que había hecho con ellos, de los lineamientos morales que habían recibido y la tierra que les había prometido. Sabían que un día D-os se les presentaría de nuevo.

En ese contexto ocurre la historia de Moisés; cuando D-os se le revela a través del arbusto ardiente Egipto entero había caído en la decadencia moral más grande que un pueblo ha caído en la historia de la humanidad. Eran crueles con sus subordinados, mal agradecidos con las bendiciones que recibían e indecentes en su trato personal. Los descendientes de Jacobo habían empezado a imitar sus formas, pero se adhirieron a ciertos principios básicos y formas de comportamiento que habían aprendido de sus padres: recordaron el nombre de D-os, mantuvieron sus nombres judíos, su forma de vestir y su lengua. Por eso, cuando Moisés se les presentó pudieron creer en él.

Las diez plagas, la partida del Mar y todos los milagros que ocurrieron en el mes de nisán con la salida de Egipto fue una revelación abierta al mundo entero de que existe un Único D-os. Para ese momento de la historia, el único pueblo que mantenía esa postura era el pueblo judío y de esa forma fueron liberados. La salida de Egipto antes de ser una liberación física, fue una liberación emocional y espiritual; los judíos pudieron presenciar con sus propios ojos que la tradición que llevaban cuatrocientos años defendiendo era verdad y se les llamó a actuar en consecuencia. Se les pidió expresamente dejar la casa de la esclavitud, la casa del materialismo, la casa de la idolatría y unirse a un viaje por la búsqueda de verdad eterna, del monoteísmo. El sacrificio de Pesaj (el cordero) en realidad implica sacrificar al dios de Egipto. Aceptar que no existe una fuerza más grande que D-os mismo y dedicarnos a su servicio. Esa es la verdadera libertad de la cual habla el pueblo judío.

La matzá “el pan de nuestra esclavitud”

La matzá, al pan no leudado, el pan ácimo, le llamamos “el pan de nuestra esclavitud” y “el pan de la liberación”, porque nos recuerda que para dejar de ser esclavos en Egipto tuvimos que aceptar el yugo del Cielo. Representa el deseo interno que todo hombre tiene para servir a D-os, lo que llamamos el “yetzer hatov” o inclinación hacia el bien. Mientras que el jametz representa el “yetzer hara,” el deseo de huir de D-os, nuestro corazón haciéndose piedra (como el del faraón). En Pesaj lo que intentamos hacer es sacar de nuestro corazón todo aquello que nos impide acercarnos a D-os. Limpiamos nuestras casa de jametz y limpiamos nuestros corazones de orgullo e indecisión.

Cabe recalcar que la analogía es aún más compleja, ¿cuál es la característica que ambos “matzá” y “jametz” comparten? Ambos provienen de las mismas semillas. Sólo las cinco semillas que están prohibidas en Pesaj pueden producir pan que leude, sólo aquello que tiene potencial para hacer el mal, sólo aquello que tiene el potencial para alejarse de D-os puede realmente acercarse a Él y aceptar Su servicio. La Torá fue dada al hombre que tiene deseos materiales para que refine esos deseos y decida servir a D-os. Los ángeles, no pudieron recibirla porque fueron creados perfectos y al ser perfectos no tienen materia. Sólo los humanos nos movemos en el mundo del jametz y la matzá. Sólo nosotros podemos tomar algo con el potencial para destruir y convertirlo algo que construya; algo con el potencial de alejar al mundo de D-os y usarlo para acercar el mundo a D-os. Sin embargo, sólo podemos cumplir esa meta a través del servicio. Por eso comemos un pan de esclavos.

Nota: 1) Esta información nos la da la tradición a través de relatos, el faraón aparece como una figura de reinado y poder, cuando se habla de él se puede referir a la misma persona que conoció a Yosef, o a sus descendientes que estaban obligados a cumplir los acuerdos de su ancestro.