Enlace Judío México e Israel – Tras la nacionalización del Canal de Suez, el primer ministro británico convenció a Israel y a Francia de participar en una ofensiva militar para recuperarlo. Ni el presidente de Estados Unidos, ni la ONU, ni el pueblo británico aceptaron las consecuencias. 

 

En 1956 el presidente de Egipto nacionalizó el Canal de Suez pero Anthony Eden, primer ministro del Reino Unido, país al que le pertenecía el canal, no estaba dispuesto a perder este tesoro de ganancias millonarias, así que reunió lo necesario para urdir un plan de acción. Fue así como los países interesados se reunieron en Sevres.

Para exponer los intereses de Israel se presentaron el primer ministro David Ben Gurión, el ministro de Defensa, Shimon Peres y el Jefe de las Fuerzas de Defensa Israelí Moshe Dayán. Representando a Francia se encontraba el ministro de Defensa Maurice Bourges, el ministro de Asuntos Exteriores, Christian Pineau y el jefe de las Fuerzas Armadas francesas Maurice Challe, por parte del Reino Unido se encontraba el secretario británico, Selwyn Lloyd y su asistente Patrick Dean. El ataque inició, las muertes egipcias comenzaron a sumarse y por obvias razones también se desataron las condenas internacionales.

Mientras tanto el primer ministro del Reino Unido trataba de convencer en los medios de comunicación a todo el mundo que sus acciones militares tenían un objetivo justo. Eden trataba de sonar convincente en un falso discurso, un discurso en el que en varias ocasiones mencionó la palabra “paz” mientras que en el Canal de Suez las muertes no se dejaban de sumar, pues los cadáveres egipcios se apilaban continua y monstruosamente a las orillas del canal.

Enojado, el presidente de Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower tomó el micrófono en su país para decir a la comunidad internacional que Estados Unidos nunca estuvo informado de este ataque y que se deslinda por completo de estas injustificables acciones militares.

Pero la desaprobación de Estados Unidos no era la preocupación más grande, Nikita Khrushchev no estaba dispuesto a que las potencias capitalistas ganaran poder, así que decidió apoyar a Egipto de una manera tan desafiante que amenazó con hacer estallar en Londres y en París bombas nucleares. La República Popular China mostró su apoyo a Nikita, y con esto, muchos temieron la llegada de una Tercera Guerra Mundial.

Ante la pregunta sobre si podían empeorar las cosas para Anthony Eden la respuesta es sí, podían empeorar y de hecho, empeoraron.

La población civil británica mostró a su Primer Ministro una total desaprobación. Era sorprendente ver que en Londres, había manifestaciones de desacuerdo como las había en El Cairo. Eden no estaba recibiendo el apoyo ni de la ONU, ni de su gente, ni de sus más antiguos aliados.

Así, a pesar de una campaña militar exitosa, Gran Bretaña se dio cuenta que había cometido un error y cuando ya se tenía 16 kilómetros del canal tomados, los británicos se vieron forzados a aceptar el alto al fuego que la ONU estaba ordenando.

La guerra llegó a su fin, dejando un saldo de 5,000 soldados egipcios fallecidos.

 

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