Enlace Judío México e Israel – Los planes del nuevo jefe de las FDI Aviv Kohavi están empezando a aclararse tres meses después de haber asumido el cargo. Se ha presentado el esquema general y se han tomado pasos preliminares, pero la implementación de las ideas formuladas por el Estado Mayor depende de otros.

AMOS HAREL

Primero, el próximo gabinete tendrá que hacer tiempo para discutirlos, después de las negociaciones para formar una coalición de gobierno y la asignación de carteras. Luego, y este es el mayor obstáculo, habrá que hacer ajustes presupuestarios antes de que se pueda aprobar el nuevo plan quinquenal.

Parece que Kohavi espera recibir abundantes fondos para sus planes de adquisiciones. Pero los políticos son quienes decidirán a qué darle prioridad, desde las necesidades de seguridad, hasta la crisis en el sistema de salud y el transporte público.

Es razonable suponer que en la próxima década se verá una continuación de la inestabilidad en el Medio Oriente que se intensificó con la sacudida en el mundo árabe a finales de 2010. Esto está acompañado del aumento de las amenazas de cohetes y misiles dirigidos al frente doméstico israelí, el desarrollo de los grupos terroristas que rodean a Israel (Hezbolá y, en menor medida, Hamás) en organizaciones casi a nivel de ejércitos, y los cambios tecnológicos que ponen a su disposición amenazas avanzadas, algunos de ellas compradas en el mercado privado. Estos pueden ir desde sistemas de navegación hasta programas de computación malintencionados.

Durante la última década, los países de la región han estado principalmente preocupados por sí mismos, con guerras civiles en el contexto de luchas de poder entre campos dominantes en el Medio Oriente: el eje chiíta liderado por Irán, el eje suní, los movimientos de la Hermandad Islámica y regímenes amistosos (Turquía, Catar y, por un corto tiempo, también Egipto), organizaciones sunitas radicales como el Estado Islámico y Al-Qaida. En general, Israel ha estado maniobrando entre estos campos con considerable éxito.

Estas tendencias, junto con la amenaza nuclear de Irán aplazada por la firma del acuerdo de Viena en 2015, permitieron al ejército israelí centrar su plan multianual Gideon en procesos a largo plazo, con menos preocupación sobre una posible guerra con uno de sus vecinos o una confrontación con un Estado del círculo exterior como Irán.

Pero un plan a largo plazo también debe tener en cuenta la posibilidad de que la amenaza nuclear vuelva (si Irán decide abandonar el acuerdo nuclear, un paso que aún no ha dado a pesar de la retirada de Estados Unidos hace un año), así como un posible cambio de régimen en países en el entorno inmediato de Israel.

Kohavi dio una pista sobre sus intenciones en su discurso inaugural el 15 de enero, cuando habló sobre la necesidad de que el ejército israelí sea más “letal”. Este es un término militar que incomoda a los civiles, pero tiene mucha lógica. En resumen, significa el ritmo en el que los objetivos enemigos son destruidos. El objetivo es preparar al ejército para mayores logros posibles en la guerra, causando un daño máximo al enemigo y tomando el control (si es necesario) del territorio, en el menor tiempo posible y con el menor número de bajas posibles. Todo esto debe ocurrir mientras se maniobra a través de entornos urbanos densos en los que el enemigo se esconde en el corazón de poblaciones civiles, mientras que al menos parte de sus ataques son contra centros de población israelíes.

En su planificación plurianual, Kohavi ha establecido dos principios básicos: preparación y cambio. Se ha mejorado la preparación para una operación militar a gran escala o incluso la guerra (el escenario más relevante es la Franja de Gaza). En esto, Kohavi continúa los pasos de su antecesor, Gadi Eisenkot, para reforzar la capacitación y el suministro de armas. También ha decidido acelerar el ritmo de los preparativos para una confrontación en Gaza, a pesar de los esfuerzos en curso para llegar a un acuerdo con Hamás, actualizar los planes en todos los frentes y realizar una investigación más profunda sobre blancos de ataque en tiempos de guerra.

El principio del cambio se basa en una serie de medidas, entre ellas cambiar el concepto de cómo las FDI deben operar durante una guerra, el desarrollo una maniobrabilidad de fuerza múltiple (la que la fuerza aérea con las fuerzas involucradas en las operaciones terrestres), la creación de un sistema computarizado de comunicaciones para todas las ramas y fuerzas, y el uso más amplio de simuladores de guerra para unidades grandes.

Sin embargo, su implementación depende en gran medida de un diálogo con el gabinete de seguridad y el gobierno, y la obtención de presupuestos, y todo esto debe suceder antes de que las FDI obtengan otra prueba real. Los resultados más recientes, desde los fracasos durante la Segunda Guerra del Líbano hasta la Operación Margen Protector no fueron muy satisfactorios. Hoy, incluso el ejército lo admite.

Fuente: Haaretz / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico

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