Enlace Judío México e Israel.- En Dinamarca, en las últimas semanas, el asunto de la libertad de expresión ha ocupado un lugar destacado en las noticias.

JUDITH BERGMAN

En marzo, una abierta crítica del islam, Jaleh Tavakoli, bloguera danés-iraní y autora del libro Public Secrets of Islam (Secretos públicos del islam), fue amenazada por la Autoridad de Supervisión Social (Socialtilsyn Øst) con retirarle la custodia de su hija adoptiva después de que Tavakoli compartiera en internet un video de la violación y asesinato de dos jóvenes escandinavas en Marruecos a manos del Estado Islámico. Se le comunicó en una carta que la agencia de aprobación del Gobierno les había rescindido el permiso de adopción a ella y a su marido —llevaban criando a la niña de 8 años desde que era recién nacida—, ya que la agencia no consideraba que tuviesen “las cualidades necesarias para tener niños a su cuidado”. La carta también decía:

Como familia de adopción aprobada, se asume una labor especial en relación con el cuidado de los niños con necesidades especiales, de modo que la moral o la ética de la familia no puede ser cuestionable en ningún extremo significativo.

En su carta, la Autoridad de Supervisión Social mencionó que Tavakoli había sido acusada —pero no condenada— según la ley penal danesa por compartir el video del asesinato yihadista de Louisa Vesterager Jespersen. Bajo la ley danesa, es ilegal”la revelación inadecuada de mensajes o imágenes relacionadas con los asuntos privados de alguien o imágenes de la persona […] en circunstancias que puedan […] requerir que se mantengan al margen del [ámbito] público”.

Tavakoli explicó que había compartido el video porque los medios internacionales estaban diciendo que la danesa había sido decapitada, pero no se encontraba esa información en los medios daneses.

La Autoridad de Supervisión Social escribió a Tavakoli:

Podría ser un problema para tu hija en adopción que tú, Jaleh, fueses acusada de un delito grave por compartir tu video al participar en el debate público […]. La manera en que tú, Jaleh, has elegido exponerte y expresarte políticamente en este caso al compartir un video violento […] y el hecho de que aparezcas en el debate público […] en los principales medios daneses, tanto impresos como digitales, puede poner en peligro tu papel como madre adoptiva […]. Que tú, Jaleh, como uno de los principales modelos a seguir para tu hija adoptiva se vea tan gravemente expuesto y que en relación con ello haya transmitido un video muy violento puede constituir una situación complicada para tu hija adoptiva […]. Que tú, Jaleh, a través de tu conducta en las redes sociales en el presente caso, [no] actúes como el “modelo digital” que debe ser una madre adoptiva […]. En este contexto, tus actividades pueden ser confusas y provocarle serias dudas a un niño sobre cómo actuar en el universo digital […].

“Es el peor tipo de abuso de poder que haya visto nunca”, dijo Karoly Németh, el abogado danés que está representando a Tavakoli y su marido. La carta de la Autoridad de Supervisión Social causó una gran indignación en Dinamarca, incluidos varios políticos de todo el espectro. La ministra de Infancia y Asuntos Sociales, Mai Mercado, escribió en Facebook:

Me quedo sin palabras. No puedo entrar en los detalles específicos del caso, que entiendo que aún no está determinado. Debo decir muy claramente que si las reglas pueden causar, de algún modo, que los niños en adopción puedan verse atrapados [en el sistema], entonces estoy dispuesta a cambiar las reglas de inmediato y ya he sido informada de que se puede hacer con carácter de urgencia si es necesario.

La Autoridad de Supervisión Social, desde que mandó su carta, parece estar reculando. Sus funcionarios enviaron una nueva carta a Tavakoli y a su marido en la que les decían que “les gustaría señalar que la supervisión social no ha pretendido afectar a la libertad de expresión de la familia de adopción, ya que las familias adoptivas tienen la misma libertad de expresión que todos los demás ciudadanos de Dinamarca”.

El caso sigue abierto y Tavakoli no ha recibido aún una respuesta definitiva sobre lo que pasará con su hija adoptiva. Lo que es asombroso es que la agencia estatal haya amenazado con quitarle a una niña adoptiva su única familia, no porque no exista la más ligera sospecha de maltrato de la niña, sino porque su madre ejerza su derecho a la libertad de expresión.

En otro caso distinto de intento de acallar la libertad de expresión, el medio de comunicación DR —de propiedad pública y financiado por los contribuyentes daneses, que incluye radio, televisión e internet—, antes llamado Danmarks Radio y también conocido como dr.dk, se puso en contacto con Facebook a principios de abril para quejarse de un medio danés, pequeño e independiente, 24nyt.dk. Esta web ha sido crítica con la UE, las consecuencias de la inmigración musulmana en Dinamarca y el sistema de poder danés en general. Después de que DR presentara su queja a Facebook, Facebook borró la página de 24nyt.dk en Facebook. “Hace una semana, DR se puso en contacto con Facebook y le presentó una serie de datos y preguntas en relación con las actividades de 24nyt en su plataforma”, escribió DR en un artículo en su web.

Facebook confirma en un mensaje de texto a DR News que, basándose en el estudio [que DR realizó de 24nyt], han decidido cerrar 24nyt, pero no ha detallado aún cuál es la razón exacta.

Más tarde, DR, sin dar explicaciones, cambió el redactado del artículo para no mencionar el papel crucial de DR, y por lo tanto decía después:

Facebook le dice a DR que han cerrado la página de 24nyt en Facebook por “conducta no auténtica y que puede conducir a error”. Facebook, hasta ahora, no ha detallado qué significa eso en realidad.

El experto en redes sociales Johan Farkas, de la Universidad de Malmo en Suecia, dijo que la medida era “extraordinaria”. “Es sumamente inusual que Facebook expulse a un medio danés. Por lo que sé, es la primera vez”, dijo.

Quizá parte de la explicación de que DR quiera que se elimine un pequeño medio de Facebook reside en el hecho de que 24nyt.dk fuese un competidor. Según un artículo de DR:

A lo largo del año pasado, 24nyt ha recibido 295.000 “me gusta”, reacciones y comentarios en Facebook. DR ha averiguado esto basándose en los datos de Facebook. Por lo tanto, el medio, relativamente joven, ha recibido más interacciones que el [importante] diario Børsen, y se está acercando al nivel de los [aún más importantes] periódicos Information y Kristeligt Dagblad.

El momento elegido para el cierre también es reseñable. Las generales danesas se celebrarán como muy tarde el 17 de junio de este año. Además, las elecciones al Parlamento Europeo están previstas para los días 23-26 de mayo de 2019. 24nyt.dk no sólo es crítico con la UE y las políticas migratorias danesas, también con las políticas del establishment.

¿Es aceptable que un gigante mediático público, como DR, aplaste a un pequeño competidor privado, que no cuenta con fondos públicos, haciendo que le borren la página oficial en Facebook? En Dinamarca, no parece importarle a prácticamente nadie en los grandes medios o el establishment político.

Sin embargo, los límites de la libertad de expresión en Dinamarca fueron puestos más radicalmente a prueba cuando, el 14 de abril, Rasmus Paludan, presidente del pequeño partido antiislamista Stram Kurs —que está intentando presentarse a las próximas elecciones— celebró una de sus muchas manifestaciones contra el islam, esta vez en el barrio de Nørrebo, en Copenhague, que tiene un alto porcentaje de habitantes musulmanes. Paludan, que se autodenomina “el soldado de la libertad, el protector de los débiles, el guardián de la sociedad, la luz de los daneses” ha estado viajando por Dinamarca con sus manifestaciones contra el islam durante el año pasado. Esas manifestaciones suelen incluir algún numerito con el Corán. En ellas, Paludan o bien tira un Corán, o lo quema o le pone beicon encima. En abril, Paludan recibió una sentencia suspendida a 14 días de cárcel por hacer presuntamente declaraciones racistas contra los africanos en un video que subió a internet. Paludan ha recurrido la sentencia.

“Es importante seguir hasta que ya no haya musulmanes u otros en este país que crean que pueden decidir cuál debería ser el límite de la libertad de expresión”, explicó en una entrevista Paludan, que está bajo protección policial tras recibir amenazas de muerte.

Si la gente empieza a cambiar sus afirmaciones jurídicas y democráticas porque alguien quiere hacerle daño o intenta matarla, pues, bien, entonces ya no tenemos democracia. Así que no tengo la culpa en absoluto de que haya una amenaza a mi persona […]. Hay dos cosas en Dinamarca que son completamente legales, pero nadie se atreve a hacerlas: profanar el Corán quemándolo, tirándolo o poniendo beicon encima, y dibujar al profeta Mahoma. La razón es que el riesgo de ser atacado o asesinado es muy alto. No creo que los atacantes y asesinos deban decidir dónde deberían estar los límites de la libertad de expresión, y por lo tanto creo que es importante que hagamos justo eso.

La manifestación en Nørrebo del 14 de abril duró 15 o 20 minutos. Paludan, y especialmente la policía que lo estaba protegiendo, fueron atacados por los musulmanes de la zona y activistas de extrema izquierda, y tuvieron que llevarse a Paludan por su seguridad. Le siguieron violentos disturbios en el barrio durante horas, incluidos ataques pirómanos y lanzamientos de piedras a la policía. Los disturbios se extendieron después a otras partes de Copenhague, con 20 casos de ataques pirómanos y 23 arrestos. En consecuencia, la policía prohibió a Paludan que se manifestara en Copenhague durante una semana.

La libertad de expresión corre un grave peligro cuando [se permite que] la violencia y los disturbios frenen las manifestaciones“, dijo Jonas Christoffersen, director del Instituto Danés de los Derechos Humanos. “Es un problema que Rasmus Paludan no pueda expresarse. Lo que hemos visto es extremadamente grave en una democracia en la que hay esos disturbios”, dijo, aconsejando a los ciudadanos descontentos que protesten contra Paludan con contramanifestaciones pacíficas o que simplemente lo ignoren.

Si continúa la tendencia de los grupos de personas que impiden a otra gente expresarse mediante la violencia o los disturbios, esto podría disuadir a otros de expresar sus opiniones. Puede tener el efecto de que la gente, en general, no hable o tenga miedo a hablar porque temen a la reacción.

Varios altos cargos políticos parecen culpar más a Paludan de sus actos que a los que atacan con violencia a él a y a la policía. Aunque uno piense que los actos de Paludan fueron insensatos y ofensivos para los musulmanes, son legales y están protegidos por la ley danesa. El derecho a la libertad de expresión ampara a la minoría de la tiranía de la mayoría. Las expresiones suaves o políticamente correctas no necesitan protección. El primer ministro, Lars Løkke Rasmussen, tuiteó después de los disturbios:

Discrepo profundamente de las absurdas provocaciones de Paludan, que no tienen más propósito que el de sembrar la división. Enfréntemonos a él con argumentos, no con violencia. Protejamos la democracia y la libertad de expresión. No permitamos que los actos denigrantes dirigidos a grupos específicos en Dinamarca arruinen nuestra unidad.

El ministro de Justicia, Søren Poulsen, tuiteó:

Un triste domingo. El circo de Paludan, que sólo va de sembrar división entre la gente y provocar, y el otro lado, con antidemócratas muy violentos que están tan locos que tiran piedras a la policía. ¡La violencia nunca es la respuesta! Utilicemos argumentos —o mejor aún—, ignoremos a Paludan. Nótese que ninguno de ellos mencionó explícitamente quién estaba detrás de la violencia contra Paludan.

Como han señalado algunos analistas daneses, sin embargo, el valor que está en juego no es Paludan: es si la libertad de expresión, al margen de lo que uno insulte o a quién insulte, puede garantizarse cuando se enfrenta a la violencia y los disturbios.

Esa pregunta parece que ya se respondió en 2006, después de las viñetas danesas de Mahoma, cuando estallaron los disturbios en el mundo musulmán. Dieron lugar a ataques e incluso incendios en las embajadas danesas de algunos países musulmanes, como Siria. Los dibujantes daneses recibieron amenazas de muerte. Uno de los dibujantes fue víctima de un intento de asesinato. En vez de defender a los dibujantes daneses, muchos prefieren calificar el valor de la libertad de expresión. El ministro de Exteriores británico, Jack Straw, por ejemplo, criticó en 2006 a los periódicos europeos por reproducir las viñetas:

Existe la libertad de expresión, y todos la respetamos. Pero no hay ninguna obligación de insultar o ser gratuitamente incendiarios. Creo que la reproducción de esas viñetas ha sido innecesaria. Ha sido insensato. Ha sido poco respetuoso y ha sido un error.

De manera similar, también en 2006, el Departamento de Estado de EE.UU dijo:

Estas viñetas son efectivamente ofensivas para la fe de los musulmanes. Reconocemos y respetamos plenamente la libertad de prensa y de expresión, pero debe ir aparejada de la responsabilidad de la prensa. Incitar a los odios religiosos o étnicos de esta manera no es aceptable.

La pregunta pareció recibir su respuesta definitiva diez años después, cuando la revista satírica francesa Charlie Hebdo publicó viñetas de Mahoma y lo pagó con las vidas de muchos de sus empleados. Los editores de la revista dijeron después que ya no habría más viñetas de Mahoma.

Es improbable que los intentos de Paludan de dar marcha atrás al asunto recurriendo a quemas del Corán y cosas parecidas vayan a cambiar la situación, como demuestra ampliamente el gran número de policías necesarios para proteger su seguridad. Precisamente por eso, tanto en Dinamarca como en toda Europa, es urgente evitar que la libertad de expresión siga deteriorándose.

 

 

Fuente:es.gatestoneinstitute.org