Enlace Judío México e Israel.- Moisés fue un precursor en todo el sentido del término. Sólo el personaje principal de la Biblia hebrea pudo haber bajado del monte Sinaí con las tablets en sus manos, habiendo hecho previamente un download de lo más relevante de sus archivos, que quedaron muy bien custodiados por el Creador, precisamente en la nube.

MARCELO POLAKOFF*

Todo un adelantado, sin dudas.

No se los cuento porque sí. Sucede que este próximo sábado por la noche todo el pueblo judío recordará aquel suceso acaecido hace más de tres milenios en pleno desierto.

Será la fiesta de Shavuot, que significa “semanas” porque ocurre siete semanas después de la salida de la esclavitud de Egipto, conmemorada en la festividad de Pésaj (Pascuas).

Shavuot, una fiesta rara por donde se la mire.

En primer lugar, porque el nombre no alude a sí misma, sino a la conexión que existe con la idea de la libertad. No se podía concebir como un proyecto completo a la necesaria y anhelada huida de la opresión. Ese era tan sólo el primer paso.

Había que convertir la escapada en destino. Se hacía imperioso respaldar esa errancia con un camino por seguir que no tenía que ver sólo con llegar a una tierra prometida, sino básicamente con diseñar un modo de vida tal que sea el antónimo de lo soportado en Egipto, un sistema social que no se basara en la explotación del prójimo, sino en su cuidado.

Aparecía entonces la ley, grabada en dos tablas de piedra con una escritura indeleble. Los 10 mandamientos se tornaban así en la base moral de nuestra civilización, con una actualidad aún exasperante.

La otra rareza radica en su ubicación geográfica: el desierto. Esa tierra de nadie fue el lugar maravillosamente seleccionado por el Todopoderoso para hacer entrega de su texto, de sus normas.

Podría haber sido en la tierra de Israel, en Jerusalén incluso, pero no.

Semejante mensaje no podía ser privativo de nadie. Debía ser para todo aquel que quisiera apropiárselo. A Dios gracias (paradójicamente), esas palabras no sólo las aceptó el pueblo judío, sino también el cristiano y el musulmán.

Así y todo, miles de años después seguimos intentando que no se nos caiga el sistema, que nadie quede afuera de la red y que lo que aparece en las tablets cobre realidad más allá de las pantallas.

 

* Rabino, miembro del Comipaz

 

Fuente: lavoz.com.ar