Enlace Judío México e Israel.- Todas las paisanas pasamos, inevitablemente, por dos puntos en nuestra vida.

LA MEIDELE EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO

El primero consiste en ser jóvenes, y apreciar dormir hasta tarde o tener clases en la mañana, y criticar a las señoras paisanas que se van a desayunar todas las mañanas con sus amigas.

El segundo consiste en convertirse en una señora paisana que a diario va a desayunar con sus amigas. Queridas paisanas, es inevitable.

Es así que puedes medir tu nivel de “madurez” (o mejor dicho tu nivel de “señora de las Lomas”), el cual es directamente proporcional a la frecuencia de desayunos que realices con tus amigas a la semana.

Estos famosos desayunos son completamente legendarios. Hoy en día no puedes ir un día entre semana a la Bottega ya sea de Interlomas o Bosques, a Épice en La Noria o a alguno de los nuevos lugares de Centtral sin encontrarte a medio mundo. El uniforme obligado: ropa de ejercicio. Ojo, que todas vengan en ropa de ejercicio no asegura que todas vienen de hacer ejercicio o que van a hacer ejercicio; simplemente significa que no se han bañado.

Esta dinámica que lleva décadas y décadas sucediendo hace que las edades entre una paisana de 30 años y una de 70 se acorten y ellas se vuelvan amigas. Lo único que tiene que suceder es que frecuenten la misma cafetería, el mismo día de la semana y a la misma hora, para verse tan seguido que se consideren amigas automáticamente y la señora de 70 años quiera presentarle a su hijo soltero a una de las amigas solteras de la señora de 30 años. Un par de veces de coincidir con la tía del esposo de tu hermana en el desayuno para que te considere parte de la familia y te tome 30 minutos extras salir de un restaurante de lo mucho que te platica.

Así se van las mañanas de las paisanas en la Ciudad de México, de 7:00 a.m. a 12:00 p.m. los restaurantes que sirven desayuno se convierten en el mejor negocio de la zona poniente de la ciudad. Y mucho ojo, nunca estoy diciendo que nadie trabaja, tiene hijos o tiene compromisos, pero sin lugar a dudas nos las arreglamos, al menos una vez a la semana, para ir a desayunar y cotorrear con las amigas. ¿Si no, quien va a hacer todo ese ruido (parecido al de las guacamayas) en los cafés?

 

 

 

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