Enlace Judío México e Israel – La comunidad etíope de Israel conmemora el 40 aniversario del viaje a pie a Tierra Santa y recuerda a uno de sus héroes ocultos más importantes: Ferede Aklum.

ATTIA SOMFALVI, ALEXANDRA LUKASH

Aklum, quien falleció en 2009, fue un agente del Mossad que guió al primer grupo de judíos etíopes a través del desierto y allanó el camino para la Operación Moshé y la Operación Shlomó; a pesar de ser ampliamente conocido en la comunidad etíope, es desconocido para otros israelíes.

“Cuando se habla de la inmigración de la comunidad etíope, la gente suele elogiar de las fuerzas de seguridad israelíes, pero quienes realmente caminaron por el desierto y enterraron a los muertos en el camino eran activistas, como mi hermano”, dice Amram Aklum.

Amram describe a su hermano como un hombre inspirador y valiente, director de una escuela local en Etiopía, cuyo mayor sueño era “llegar a Jerusalén”.

“Creces con ella”, dice Amram, “vives en este entorno y una familia que habla constantemente de Jerusalén”.

Esto fue lo que impulsó a Ferede en 1976 a mudarse a la capital etíope de Addis Abeba, y a la embajada israelí para emigrar a Israel, a pesar de la falta de interés del Estado judío y su negativa a aceptar judíos etíopes en el país.

“Había una barricada contra la inmigración en ese entonces”, dice Amram. No había muchas posibilidades para personas como Ferede.

Pero las cosas comenzaron a cambiar cuando un grupo de inmigrantes ilegales etíopes llegaron a Israel y, a pesar de las órdenes de deportación, se quedaron en el país y comenzaron a protestar. Mientras tanto, en EE. UU., los judíos estadounidenses se unieron a su lucha y a figuras como Baruj Tagania, un activista etíope y agente del Mossad que lideró el movimiento en América del Norte para reconocer la difícil situación de los judíos etíopes.

“Le dijeron a Israel que si no abría sus puertas, sería culpable de racismo”, dice Amram. “La lucha finalmente dio sus frutos, y un acuerdo entre Israel y Etiopía comenzó a tomar forma”.

En 1977, Ferede se reunió con un oficial de seguridad israelí que le pidió que organizara algunas familias y planeara el viaje a Sión.

“En ese momento ya había un acuerdo entre ambos países (sobre el permiso para emigrar a Israel)”, dice Amram, “Israel le entregó armas a Etiopía a cambio”.

Pero después de sólo dos vuelos de judíos etíopes a Israel, surgió la noticia del acuerdo de armas, que causó una conmoción en todo el mundo, y Etiopía se retractó del acuerdo.

La cancelación del acuerdo de armas marcó el inicio de un período oscuro para los judíos etíopes.

“Comenzó la persecución política de activistas sionistas que estaban involucrados en el proceso de inmigración”, continuó Amram.

“Muchas personas corrían peligro, Etiopía era una dictadura asesina para ellos. Cualquier persona sospechosa de cooperar (con Israel) podría recibir un disparo en la cabeza”.

Ferede fue buscado por las autoridades y finalmente logró huir a Sudán. Llegó al país sin un centavo, y después de mendigar por las calles, se contactó con el Mossad.

“Sólo guardaba tres direcciones”, dice su hermano. “La de una organización de ayuda estadounidense, otra en Nairobi y detalles de un oficial de seguridad israelí que conocía. Pero no tenía dinero para enviar una carta, así que tuvo que vender su anillo de matrimonio para pagar el envío, y poco a poco llegó a las manos del Mossad”.

Cuando el Mossad se enteró de Ferede, un agente fue a Sudán a buscarlo. Luego se unió al Mossad para informarles sobre el viaje que había hecho de Etiopía a Sudán. Los caminos que había descubierto se convirtieron en el prototipo de las agencias de inteligencia israelíes que los utilizaron para construir la infraestructura de la Operación Moshé.

Ferede fue quien dirigió al primer grupo de judíos etíopes a Sudán.

“Pero no es sólo Ferede”, dice Amram. “Son nuestras madres las que hicieron este trayecto y merecen respeto y reconocimiento por ello”.

“La historia de estas personas tiene un valor educativo para la sociedad israelí”, dice Amram. “Viven entre nosotros, y son tratadas con falta de respeto”.

“Tenemos mucho que aprender de ellas sobre el amor a esta tierra, sobre el sionismo, sobre los sacrificios y sobre cómo hacer realidad un sueño de 2.000 años”.

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