Enlace Judío México e Israel.- Dentro de unos 3 meses se celebrarán elecciones en Israel para formar un nuevo gobierno, ya que en las elecciones anteriores el primer ministro Netanyahu no pudo formar una coalición mayoritaria para gobernar.

DR. ABEL JACOB

En dichas elecciones, (celebradas el 19 de abril), los 2 partidos principales, Likud (liderado por Netanyahu) y Kajol Lavan (por Ganz y Lapid) obtuvieron cada uno 35 asientos del total de 120 de la Knéset (Parlamento); pero para formar un gobierno se requieren 61 asientos (mayoría). De acuerdo con la tradición parlamentaria israelí el Presidente (Rivlin) solicita al líder del partido con la mayor probabilidad de obtener los 61 asientos que forme el gobierno. Se le conceden varias oportunidades a dicho líder, pero de no logarlo, el Presidente puede encomendar a otro miembro de la Knéset la tarea. Antes de ello, el primer ministro vigente puede tratar de disolver el Parlamento y forzar a nuevas elecciones, que es justamente lo que hizo Netanyahu. Si bien hay muchos aspectos dignos de comentar sobre la visceral naturaleza de las negociaciones para formar una coalición viable, prefiero analizar los aspectos que dominarán, o deberán dominar las nuevas elecciones previstas para el 17/9.

A pesar de su pequeño tamaño territorial y población, la sociedad israelí es extremadamente compleja, compuesta por grupos de culturas diferentes (lenguaje, educación, tradición religiosa, etc.), así como por su visión sobre el rol de una sociedad moderna y del Estado. Un aspecto particular de Israel es su necesidad de justificar y defender su derecho a existir entre las demás naciones del mundo; ningún otro país requiere explicarlo, e incluso algunos amenazan con destruirlo. Por todo ello es imperativo discutir y debatir los temas siguientes antes de las próximas elecciones:

-El rol de la ocupación, la seguridad y la paz con los palestinos y países árabes.

-La relación entre los sectores religioso y secular.

-El rol de un estado judío mayoritario y la democracia en el Estado.

-El manejo de la fuga de cerebros que ocurre en la actualidad, lidiando con educación, salud, y la productividad de la sociedad israelí.

-La relación entre los judíos de Israel y los de la diáspora.

Estos asuntos no se han presentado en orden de importancia, pero son todos cruciales para la sociedad israelí. Conforme los analizamos, veremos que algunos se interrelacionan o sobreponen. Comenzaremos por el asunto de la ocupación, seguridad y paz.

Ante los ojos del mundo es el primer aspecto que surge al discutir sobre Israel: La ocupación de la zona oeste y sus consecuencias para palestinos e israelíes. Al pensar en este problema me he preguntado a menudo si la forma como ocurrió es importante. Pero es de resaltar el hecho de que, durante la Guerra de los Seis Días, en 1967, Israel solicitó al gobierno jordano no intervenir. Si Jordania se hubiera abstenido de participar, ¿habría ocurrido la ocupación?

El caso es que han transcurrido 52 años y no existe una política definitiva sobre el futuro de los territorios ocupados. Grupos de derecha aprueban la ocupación por seguridad y razones militares, y extremistas de pensamiento religioso como Gush Emunim sostienen que la victoria se logró por mandato divino y presionan por anexar el banco Oeste a Israel.

Por otro lado, grupos de tendencia más centristas arguyen que la avanzada tecnología Israelí de vigilancia, con torres con sensores, radar, dispositivos de visión nocturna etc. acoplados con centros de control inteligentes podrían detectar movimientos de grupos terroristas y evitar ataques sorpresivos.

En el bloque de centro-izquierda se encuentran muchos generales y profesionales de la seguridad que sostienen que mantener la ocupación no es benéfica para el futuro de Israel; grupos no gubernamentales presionan para salir de los territorios, pero recomiendan mantener una presencia militar reducida a lo largo de la frontera jordana por un tiempo.

Pero conforme pasa el tiempo aumenta la presión de los grupos de derecha y residentes en favor de la anexión de partes del banco. Por su parte, los palestinos sostienen que la anexión los forzaría a disolver la Fuerza de la Autoridad Palestina que usualmente coopera con Israel para prevenir actos terroristas. Además, la anexión impediría la creación del Estado Palestino.

Es claro que estas diferentes posiciones deberían discutirse públicamente antes de las elecciones.

En la sociedad israelí existe un serio problema debido a la división entre los grupos religiosos y seculares. Cuando ninguno de los partidos principales obtiene una mayoría significativa, se generan intensas negociaciones y cabildeos con los partidos pequeños (muchos religiosos) para obtener los 61 escaños requeridos para formar gobierno; estos partidos demandan posiciones, cargos y privilegios que representan un poder desproporcionado para su tamaño.

El sector religioso está gobernado por el Rabinato Principal (Ortodoxo) que regula aspectos básicos del derecho civil como nacimiento (circuncisión), matrimonio, muerte, conversiones, etc., contra el deseo de la mayoría secular o no ortodoxa (judaísmo conservador o reformista), lo que provoca una profunda división en la sociedad.

Solo el 10% de los judíos de Israel son ultraortodoxos, pero se oponen a la obligación del necesario servicio militar. Este asunto ha sido objeto de atención desde la creación del Estado; el Rabinato sostiene que el estudio de la Torá en las yeshivot (escuelas religiosas) es para el bien del pueblo judío, y que el tiempo dedicado al servicio militar reduce el del estudio. En realidad unos cuantos ultraortodoxos se unen al ejército, pero los líderes religiosos luchan por evitar cláusulas en las leyes del país. Todos los judíos seculares cumplen con el servicio, por 2 o 3 años, y demandan por tanto que la ley aplique para todos.

Además de este problema, hay otros aspectos que dividen a la sociedad. Los ortodoxos se separan del resto de la sociedad por su propio sistema educativo, enfocado a la religión en vez de los conocimientos de una sociedad moderna, ignorando matemáticas, lenguas y ciencia.

Otro problema es que tienen muchos hijos, a los cuales no pueden mantener debidamente, por lo que dependen de subsidios del Estado; además tratan de prohibir el funcionamiento de empresas y transporte público durante el Sabbath, y de prohibir a hombres y mujeres estudiar y trabajar juntos.

Otro asunto problemático se refiere a la conversión; la mayoría de judíos en los Estados Unidos, donde reside la segunda mayor población judía, son reformistas o conservadores, pero la única conversión reconocida es la Ortodoxa de Israel, lo que ocasiona problemas para muchos judíos. Para casarse, el Rabinato exige que las novias realicen el ritual de la mikve (baño purificador) lo que muchas mujeres rechazan; es costumbre volar a Chipre a casarse por lo civil. Todos estos asuntos deberían debatirse antes de la elección.

Un asunto muy delicado para Israel se refiere a la definición de Estado judío y a la vez Estado democrático cuando el 20% de la población no es judía.

En la Declaración de Independencia en 1948 se estableció que Israel es un Estado Judío y democrático, en el cual todas las minorías serían tratadas de igual forma ante la Ley. Tanto el Hebreo como el Árabe serían las lenguas oficiales, lo cual se mantuvo hasta hace poco.

Los 10 últimos años el país ha sido gobernado por la extrema derecha, enfatizando cada vez en mayor medida su carácter judío, sionismo religioso, con crecientes tendencias autoritarias. En contraste, las 3 o 4 primeras décadas se caracterizaron por un estado judío secular humanista, socialista y democrático, gobernado por partidos políticos como Mapai y en menor medida Mapam.

El espíritu colectivo se ha reemplazado por un capitalismo severo y una sociedad más estratificada en la que 20% de la población se encuentra debajo de la línea de pobreza. El reciente éxito económico y tecnológico de Israel basado en la superación individual a expensas de la sociedad humanitaria socialista ha impactado a la visión política liberal y humanismo judío. Esto se corrobora por las decisiones de ministros que deciden el apoyo a artistas en función de sus opiniones políticas sobre el conflicto árabe-israelí o el papel de la religión en la sociedad.

Por lo que se refiere a la democracia, el gobierno ha estado tratando de invadir el ámbito del poder judicial y legislativo, al limitar la capacidad de la Suprema Corte para invalidar ciertas resoluciones del Knéset. La ley de Nación-Estado votada recientemente ha sido utilizada para favorecer intereses judíos sobre aspectos residenciales en detrimento de los derechos árabes.

La importancia de la lengua Árabe ha sido rebajada a un segundo nivel en asuntos públicos. El gobierno se ha vuelto más y más intolerante a la crítica en los últimos años. Todos estos asuntos deberían debatirse públicamente antes de las elecciones.

Un nuevo problema ha surgido en Israel: la fuga de cerebros. De acuerdo con un estudio reciente de la Institución Shoresh de Investigación Socioeconómica (Institución Independiente), solo 130,000 profesionales sostienen el crecimiento del sistema de salud, la economía y el sector de alta tecnología, para una población de 9 millones. Este reducido sector paga los mayores impuestos y provee el personal académico de las principales universidades. Es preocupante que el sector de alta tecnología es responsable del 40% de las exportaciones del país pero emplea solo el 2.7% de su fuerza laboral; no es normal ni conveniente el desbalance entre el sector productivo más significativo y el resto de la sociedad.

El número de profesionales académicos que salen de Israel contra el número de los que regresan del extranjero es de 4.5 a 1. Dado el pequeño tamaño del sector productivo, la emigración del sector puede producir consecuencias catastróficas para el futuro de la sociedad. ¿Qué tanto puede depender un país del trabajo de unos cuantos para sostener al resto de la población?

El sector improductivo más importante es el ultraortodoxo por diferentes razones. La más importante es causada por su sistema educativo, que rechaza los conocimientos de un mundo moderno secular (ciencia, lenguas, etc.). El servicio militar funciona en Israel como un importante vehículo de movilidad social especialmente en alta tecnología, pero es rechazado por los ortodoxos.

La emigración de la elite educativa se debe a mejores oportunidades en el extranjero. El costo de una casa en Jerusalén o Tel-Aviv es muy alto (casi como en Londres); para algunos un deficiente servicio médico y transporte público son otras razones para emigrar. Para algunos, de acuerdo con el estudio de Shoresh, las prioridades del Gobierno no han cambiado lo suficiente para proveer servicios y amenidades comparables a las de otros países, y por ende la emigración.

La estructura política repleta de partidos pequeños y las elecciones frecuentes motivan la asignación de fondos para intereses particulares de dichos partidos en detrimento de los requeridos por la elite como mejor educación, transporte público, vivienda, etc. y que alientan a la emigración de los más preparados. Es claro que estos temas deben debatirse antes de las elecciones.

Por último, el tema que merece atención es el de la relación de los judíos de Israel con los de EE.UU. Históricamente el Gobierno de Israel ha sostenido buenas relaciones con ambos partidos norteamericanos, salvo en los últimos 2my medio años. Netanyahu favorece abiertamente la relación con Trump en detrimento del partido Demócrata y las organizaciones judías. En un futuro no lejano los demócratas bien podrían volver al poder y, por tanto, es necesario recomponer la relación de antemano. Este es otro asunto por debatir.

Estos son pues los puntos salientes que deben airearse en 3 meses. Desafortunadamente el nivel de las discusiones y debates anteriores fue extremadamente pobre o no existente. O era uno pro Netanyahu o anti Netanyahu sin debatir los aspectos presentados anteriormente.

En un momento fantasioso, pensemos que los líderes de los 2 bloques mayoritarios decidieran abandonar sus intereses personales y formaran un gobierno de consenso sin los partidos pequeños, gobernando dos años en alternancia cada líder (Gantz y Netanyahu). Esta podría ser la única manera de resolver los problemas más importantes del Estado de Israel para lograr un futuro más optimista.

 

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