Enlace Judío México e Israel.- Nuevas sanciones estadounidenses y filtraciones acerca de un ataque cibernético contra Teherán.

EDITORIAL THE WALL STREET JOURNAL

La doctrina Donald Trump, hasta donde podemos decir, es mantener a todos adivinando— aliados y enemigos, miembros del Congreso, incluso a sus propios asesores en seguridad. Así que habiéndose vuelto moderado en Irán quitando de la mesa un ataque militar el viernes, Trump se volvió nuevamente un halcón el lunes, con nuevas sanciones y un discurso más duro. Como le gusta decir a Trump, “Veremos que sucede.”

Trump llamó a las sanciones “contundentes,” aunque son menos potentes que las sanciones previas que ha impuesto Estados Unidos sobre las ventas petroleras iraníes y el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica. Las nuevas sanciones están dirigidas a negar recursos financieros al líder supremo ayatola Ali Khamenei y a su oficina.

“El Líder Supremo de Irán es uno que finalmente es responsable por la conducta hostil del régimen,” dijo Trump. “Él es respetado dentro de su país. Su oficina supervisa los instrumentos más brutales del régimen, incluyendo el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica.”

El punto parece ser oprimir a Khamenei, aunque no está claro cuánto depende él personalmente de fuentes exteriores de financiación. Khamenei tiene la palabra final sobre si renegociar el acuerdo nuclear del 2015, y Trump ha estado tratando de convencerlo para que entre en conversaciones. Las sanciones pueden no hacer una diferencia, pero el simbolismo importa para hacer responsable al ayatola.

Mientras tanto, la administración Trump filtró durante el fin de semana que realizó un ataque cibernético a instalaciones militares iraníes después de que Irán derribó un dron estadounidense no tripulado la semana pasada. Los iraníes no han admitido el ataque, pero ciertamente han entendido el punto de si éste hizo algún daño. La respuesta cibernética puede hacer menos probable que Irán vea la abstención militar del viernes como una señal de debilidad.

La administración también buscó tranquilizar a los aliados meso-orientales enviando al Secretario de Estado Mike Pompeo y al asesor en seguridad nacional John Bolton para enviar un mensaje de resolución. Bolton apareció con el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu para advertir a Irán de no ponerlo a prueba. Trump, y Pompeo se reunieron con líderes saudíes en Jeddah. Esto es útil como control de daños diplomáticos y para mostrar a Teherán que la campaña de “presión máxima” continuará. Trump también reiteró sus demandas el lunes en la Casa Blanca: “Seguiremos aumentando la presión sobre Teherán hasta que el régimen abandone sus actividades peligrosas y sus aspiraciones, incluida la búsqueda de armas nucleares, enriquecimiento de uranio incrementado, desarrollo de misiles balísticos, participación en y apoyo al terrorismo, alimentación de conflictos extranjeros, y actos beligerantes dirigidos contra Estados Unidos y sus aliados.”

La pregunta es cómo lee Irán todo esto. Trump parece creer que el liderazgo de Irán está bajo seria presión política y económica en casa y puede buscar alivio aceptando renegociar. Pero también tiene que responder si Irán decide escalar la violencia contra activos de Estados Unidos en una apuesta a que Trump no quiere entrar en una guerra cuando se dirige a la reelección.

Ahora sería un buen momento para que Europa salga del cerco y se una a la campaña de presión de Estados Unidos. La timidez europea está dando a los líderes de Teherán esperanza de que pueden librarse de Trump en la expectativa de que pierda en el 2020.

Lo mismo va para los muchos candidatos presidenciales demócratas que siguen diciendo que retornarán sin condiciones al acuerdo nuclear del 2015. Eso da también razón al ayatola para pensar que puede esperar a que se vaya Trump. Los demócratas pueden criticar con razón a Trump por ser impredecible, incluso errático, pero no por tener razón acerca del comportamiento iraní.

 

 

 

Fuente: The Wall Street Journal

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México