Enlace Judío México – La primera vez que leí Los Miserables, lo que más me sorprendió del libro fue la distintas formas en que se pregunta ¿qué es la justicia? Y si las leyes que hacen los hombres son realmente justas o no. Pareciera ser que en las sociedades que construimos hubiera una disonancia muy grande entre las cosas que consideramos justas y la forma en que nuestro propio sistema de justicia se comporta.

En libro un hombre sufre la persecución de la policía a lo largo de los siglos por un crimen que él no cometió, una mujer es empujada a la pobreza por la venganza de una vecina chismosa, un niño muere a las manos de un soldado y aquellos que se creen “defensores del pueblo” quedan solos cuando incurren en un acto vandálico. Todos creen que actúan justamente y esa es la venda de su ceguera. Al final del camino la justicia se escapa de sus manos porque el sistema de valores que usan está equivocado o incompleto. En el libro la justicia queda en las manos de D-os porque los personajes son incapaces de actuar como individuos justamente; de ser más justos en sus acciones que en sus juicios o inclusive de perdonar. Hablan de justicia en la sociedad, imponen sus propios valores a quienes los rodean pero internamente no cambian, no se superan, no miran y no entienden las razones de quienes están en frente.

Para el libro y la concepción judía del mundo no existe la justicia sin la misericordia, y el hombre viene a este mundo a juzgarse a sí mismo antes que juzgar a los demás. Ser justo para el judaísmo (tzadik) primordialmente es una forma de actuar. Implica en todo momento hacer lo que D-os pide de nosotros, es decir, actuar en todo momento conforme a los valores de la Torá y dar el máximo potencial humano en cuanto a bondad, rectitud y plenitud. Ese es el ideal que todo creyente sincero tiene; llegar a superarse al punto que sus acciones reflejan la gloria divina en todo momento. Hacerlo es un camino largo de toda la vida. La halajá, que en hebreo quiere decir “la forma de caminar”, nos ayuda a cruzarlo.

¿Qué es la halajá? ¿Qué son las mitzvot?

Como vimos en la serie de artículos pasados (Halajá I, II); la halajá es la ley judía, se ha ido construyendo a lo largo de los milenios. Se basa primordialmente en la Torá Oral (cuya mayor recopilación es el Talmud) y la Torá Escrita.

El objetivo de la halajá es ayudarnos a moldear nuestro comportamiento y actitud conforme a lo que la Torá nos pide. Como vimos en artículos pasados la Torá es la guía y la exigencia que D-os da al hombre ésta se expresa en muchas formas, una de ellas es a través de órdenes explicitas como no matar, no robar, santificar Su nombre y respetar a los padres. Dichas órdenes son lo que llamamos mitzvot, los mandatos que D-os da al hombre.

Se encuentran tanto en la Torá Oral como en la Torá Escrita, aunque usualmente será la Torá Oral la que nos diga las particularidades. Por ejemplo, la Torá escrita nos dice “respetarás a tu padre y a tu madre”, la Torá Oral nos dice cuándo y cómo debemos hacerlo, qué implica respetar y hasta qué punto uno debe dar respeto a sus padres, ¿qué sucede si uno de los padres tiene una enfermedad mental? o le exige al hijo hacer algo que es perjudicial para su persona o su salud etc. También a través del estudio de ambas entendemos, el contexto en el cual dicho mandato fue dado al hombre, la forma en que fue dado y los motivos por los cuales fue dado. En el fondo, la halajá nos dice cómo comportarnos siendo congruentes con la tradición que nos fue dada y conservada desde el Sinaí. Pero en todo momento es una responsabilidad individual, uno decide si escucharla o no, no puede o no debe ser impuesta por medio de la fuerza.

Estructura de la halajá

Cuando uno estudia la estructura de la halajá, lo primero que debe entender es que el hombre también participa en ella. Las mitzvot dadas por D-os son divinas y el sistema de interpretación rabínico es divino, dado por D-os a Moisés desde el Sinaí. Sin embargo, existen una serie de estructuras hechas por el hombre para protegerla y llevarla a la práctica que si bien fueron hechas con un sistema divino, un sistema de principios, su particularidad fue dada por el hombre.

Esto lo podemos entender de la siguiente manera: D-os dio una ley y al mismo tiempo dio la forma en que dicha ley debía ser leída e interpretada. La interpretación es humana la forma es divina.

Forma de las mitzvot y las halajot

Cuando uno habla de halajot lo primero que piensa es en cómo darle forma a las mitzvot dadas por D-os. Por ejemplo en la Torá Escrita se nos dice que debemos agradecer antes de comer, pero no se nos dice en cómo debemos agradecer; se nos dice que hay que usar el tefilin entre los ojos, pero no se nos dice en qué momento, a qué altura y realmente qué son los tefilin. Todo eso nos lo dice la Torá Oral a través de la tradición.

Algunas veces la tradición de cómo hacer la mitzvá particular viene desde el Sinaí, osea del diálogo que tuvo Moisés con D-os; otras se deducen a través de distintas metodologías como la Guemará, el drash, etc; otras veces fueron elaboradas por los rabinos o los Sabios de generaciones anteriores y algunas veces se hace en la forma que el pueblo judío adoptó como costumbre. Finalmente estas son las fuentes de cualquier dictamen halajico, la Torá del Sinaí (en su forma oral o escrita), la tradición rabínica o la costumbre judía. Dependiendo de cuál sea su origen cambiará la forma en que nos relacionamos con ella.

Por ejemplo, la mitzvá de recordar y santificar el Sábado es dada por D-os al pueblo, es incluso uno de los Diez Mandamientos. El “kidush” el rezo que hacemos con vino con el cual santificamos el día fue elaborado por los rabinos, entonces cada vez que hacemos kidush estamos cumpliendo con a mitzvá toraica (la orden dada por D-os a Moisés) de santificar el sábado, pero lo estamos haciendo en la forma en que nuestros antepasados elaboraron. Por otro lado, la mitzvá de no mezclar carne con leche, se deduce de la Torá Oral (el texto escrito) con el sistema de “drash” que también fue trasmitido desde el Sinaí; ese es un ejemplo de una mitzvá toraica que fue deducida de la Torá y no dada de forma directa por D-os a Moisés. Así mismo, las seis, tres o una horas que cada persona espera entre haber comido carne y comer leche son costumbres que se adoptaron a lo largo de los años por el pueblo judío, es decir la Torá ordena no comer juntos la carne y la leche y a lo largo de los años se fue definiendo en qué punto temporal se consideraba que ya no estamos comiendolos juntos. En cuanto a ejemplos de mitzvot que la forma fue dada por D-os a Moisés en el Sianaí se encuentra los trabajos prohibidos en Shabat y la forma correcta de matar a un animal para consumir su carne. En ambos casos D-os dio las particularidades a Moisés en el Sinaí.

Mitzvot rabínicas, guezirot y tacanot

La división anterior que hemos marcado se refiere únicamente a la forma particular de llevar a cabo e mandato dado por D-os. Todos los ejemplos que usamos son mandatos toraicos, cuya forma se definió de distintas maneras. Aparte existen lo que se llaman las “guezirot”, “tacanot” y “mitzvot rabínicas” que son mandatos o acciones delimitadas por los rabinos previos al Talmud (principalmente el Sanedrín) que se hicieron para proteger la Torá.

En la Torá Escrita D-os le ordena a la Asamblea de Sabios y a Moisés “proteger sus protecciones” hacer estructuras que ayuden al pueblo de Israel a mantenerse dentro de la Torá y cumplir sus mandatos. Al mismo tiempo le ordena a los “Hijos de Israel” escucharlos y no separarse ni a la derecha, ni a la izquierda de los mandatos que ellos den.

El respeto que a lo largo de los milenios le ha dado el pueblo judío a estos mandatos es lo que ha mantenido viva la Torá hasta nuestros días. Hay muchas mitzvot y guezirot rabínicas que si no existieran no seríamos capaces de cumplir cabalmente la Torá.

Por ejemplo, todas las berajot (bendiciones) y rezos (a excepción del Shema) son mitzvot rabínicas. Las que decimos al levantarnos, al comer, al ver algo hermoso y al cumplir con una mitzvá. Todas sin excepción fueron elaboradas por los rabinos. Cada una tiene su razón particular de por qué fue elaborada, pero en rasgos generales lo que ayudan a la persona a hacer es a agradecer a D-os por las bendiciones diarias que le da a la persona. Uno tiene la obligación de la Torá de agradecer a D-os sin embargo, si uno no designa un momento especifico del día para agradecer es muy difícil que realmente lo haga y realmente sienta el agradecimiento. Igualmente si uno toma de las bendiciones que D-os le da diariamente sin siquiera parar un segundo es muy difícil incluso que note que está tomando de ellas. Las berajot nos obligan a sentir agradecimiento sincero hacia D-os. Eso es una mitzvá rabínica positiva, una acción que estamos obligados a hacer.

Una “guezira” es una “valla” una prohibición que hacen los rabinos para mantenerse dentro del límite de lo que la Torá marca. Por ejemplo, la Torá prohíbe no mezclar carne y leche, se refiere a la carne de vaca y otro tipo de animales domésticos. Los rabinos prohíben mezclar la carne de aves y de animales salvajes con leche. Hay numerosas razones por las cuales lo hacen, pero primordialmente se hace para que uno no se acostumbre a mezclar carne de animales con leche. Al acostumbrarse corre el riesgo de confundir las carnes y comer de una que no está permitida comer con leche. Aparte hay razones cabalísticas por las cuales se hace y razones de musar (superación y control de las emociones) que nos mantienen dentro de los límites de la Torá. Por ejemplo, todo el crecimiento personal que surge al cumplir las leyes de kashrut, recae fuertemente en abstenerte de este tipo de patillos.

Psak Halajá (juicio halajico)

Finalmente el corazón de la halajá se encuentra en el psak halajá (el juicio halajico). Lo cual es la determinación de cómo enfrentar una situación de acuerdo a los principios y leyes de la Torá y el Talmud. Es decir, en el día a día se nos presentan numerosas situaciones que pueden entrar en conflicto con la halajá. Hay una serie de principios que nos ayudan a determinar cuando la acción que en teoría está prohibida realmente se permite y cuándo la acción que aparentemente estaría permitida, está realmente trasgrediendo otra ley y en ese caso particular se prohíbe. A veces la respuesta es muy clara y a veces uno debe indagar un poco más.

Por ejemplo, existe el principio halajico que nos obliga a salvar la vida de una persona por encima de cualquier mandato toraico o rabínico. La Torá prohíbe comer cerdo, pero si uno se ve en la necesidad de comer cerdo porque es a única comida disponible y necesita salvarse, o porque necesita el cerdo para combatir una enfermedad, bajo este principio comer cerdo está permitido por la halajá. Sin embargo, para que sea un dictamen halájico correcto uno debe saber cuándo se considera que la vida de la persona está en riesgo y cuándo no.

También existe otro principio que le da mayor peso a las mitzvot toraicas que a las rabínicas. Por eso hay veces que uno puede trasgredir una mitzvá rabínica porque tiene una necesidad especial. Por ejemplo, va a enfrentar una perdida monetaria devastadora, o si al seguir esa mitzvá particular falla en cumplir con otra mitzvá toraica como regocijarse en el Shabat. Cada caso es particular y el psak halaja lo da una persona que conoce todos los principios involucrados sobre cómo juzgar la situación y conoce la situación que se está presentando afondo. Una persona así debe conocer los motivos de las mitzvot, la forma en la que a halajá fue elaborada, los dictámenes que rabinos anteriores a él han hecho, las excepciones a ciertas reglas que existen y demás. Al final del camino uno decide si lo escucha o no.