Enlace Judío México e Israel.- El peor temor del régimen iraní es una invasión extranjera. A fin de llevar a los mulás a la mesa de negociación, Estados Unidos debe eliminar a los satélites del régimen de Irán y llevar esa amenaza al alivio total.

DMITRI SHUFUTINSKY

La decisión controvertida del Presidente Donald Trump de no lanzar un ataque militar contra Irán ha provocado debate en Estados Unidos y más allá. ¿Fue sabio y misericordioso abstenerse de lanzar una respuesta presuntamente desproporcionada al derribo de un dron? ¿O los mulás ponen en evidencia su fanfarronada y debilitan la posición de Estados Unidos? Hay mérito para ambos argumentos, pero lo más importante para que decidan los elaboradores de políticas ahora es como disuadir a Teherán en el futuro.

Muchos observadores meso-orientales le creen a los ayatolas cuando  afirman que su apoyo regional a los satélites está basado en su deseo de difundir su “revolución.” Si bien esa puede ser su intención, los musulmanes suníes que conforman la abrumadora mayoría de la población de Medio Oriente rechaza en gran parte esta invasión chií sobre su territorio. Tampoco el sentimiento antioccidental y antisionista de la República Islámica es suficiente para ganarle muchos partidarios en la región aparte de Hamás o las milicias chiíes.

Turquía y Catar apuntalaron una revolución tipo suní a través de la Hermandad Musulmana durante la “Primavera Árabe.” Ese movimiento ataca a muchos de los mismos sentimientos y objetivos de los iraníes sin el requerimiento de unirse a un bando chií “antiimperialista.”

El apoyo de Irán a satélites, terroristas, y milicias a lo largo de la región se deriva más que en  su deseo de difundir la revolución. Está motivado principalmente por su peor temor histórico: la conquista extranjera.

El temor a una invasión extranjera que debilitaría o aniquilaría la identidad iraní no se limita al régimen. Se aplica a toda la sociedad de mayoría persa. En épocas antiguas, Persia fue subsumida por la conquista árabe. Aunque el país finalmente adoptó muchas costumbres de los invasores, incluyendo el Islam, la ocupación y gobierno subsiguientes de su país colocó a los árabes en lo alto del orden jerárquico, y causó que se marchitara mucha de la cultura histórica de Persia. Persia retocó algunas de las costumbres impuestas sobre ella por los invasores (adoptando notablemente el Islam chií en vez del suní). Pero hasta este día, muchos iraníes todavía piensan en la conquista árabe como una humillación nacional que hizo retroceder al país. La invasión de Irán por parte de Saddam Hussein en 1980 – la cual fue estimulada por el fervor racista, antipersa y nacionalista árabe – sólo elevó el temor de Irán a la invasión extranjera (especialmente árabe).

Después de que EE.UU derrocó al régimen de Saddam y eliminó al control más cercano sobre el poder de Teherán, el Ayatola Khamenei convirtió a Irak en algo así como un estado vasallo. Él lo llenó con milicias chiíes que dominan Bagdad, someten los deseos kurdos de independencia, y destruyen a las organizaciones militantes suníes. Muchas de estas milicias también han atacado a personal militar estadounidense – una medida de disuasión contra un posible ataque estadounidense contra Irán.

Irán ha equipado a esas milicias con misiles que pueden atacar a Israel, y les ha ordenado ayudar a Hezbolá en el caso de cualquier guerra futura con el Estado judío. Khamenei expandió esta política a Siria, donde Irán ha usado a Hezbolá para entrenar a más milicias chiíes a fin de apuntalar al gobierno sirio contra los yihadistas suníes y grupos rebeldes. Irán ha enviado un buen número de su propio personal militar para supervisar este proyecto.

Parte del objetivo de Irán es crear un vasto imperio chií que se extiende desde Teherán al Mediterráneo. Con tal imperio en vigencia, Teherán podría amenazar a Israel desde una larga frontera norte si estalla la guerra con Hezbolá. Pero esa no es la suma total de sus aspiraciones. También quiere crear un escudo con el cual proteger a Irán de una invasión extranjera.

Por el momento, EE.UU es sabio al evitar una guerra innecesaria con Irán. Los ataques aéreos israelíes en Siria y Gaza han debilitado el proyecto de Irán, como lo ha hecho la destrucción de túneles que Hezbolá había excavado en el norte de Israel. Las sanciones estadounidenses renovadas contra Teherán han forzado a los mulás a cortar el gasto militar tanto como el apoyo a grupos satélites.

Pero puede y debe hacerse más para impedir que los iraníes intensifiquen. El Presidente Trump debe comenzar revocando las exenciones de sanciones sobre Irak que permiten al país importar energía iraní. Él debe expandir también las sanciones contra la industria petroquímica de Irán y quitar las exenciones de las sanciones al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI). Esto continuaría debilitando la economía iraní. Al mismo tiempo, el uso de la fuerza será necesario si Irán continúa atacando buques petroleros o drones de EE.UU en el Golfo.

En vez de atacar directamente a Irán, EE.UU debe destruir sus activos militares y satélites en Irak y Siria. Puede hacerlo en gran medida desde el aire, aunque si es necesario, las tropas estadounidenses en la región pueden trabajar en concierto con los peshmerga kurdos y ataques aéreos israelíes.

Negar a Irán un escudo en su “casi exterior” protegerá las bases y aliados estadounidenses en la región. Pero también forzará al liderazgo iraní a admitir que no tiene contención contra la invasión extranjera. El miedo a ser invadido por un ejército estadounidense vastamente superior – posiblemente en conjunto con otros países – emparejado con una economía débil pueden ser suficientes para obligar al Ayatola Ali Khamenei a “tomar del cáliz envenenado” (como hizo su predecesor) y a negociar con EE.UU por un mejor acuerdo.

 

 

*Dmitri Shufutinsky es recien graduado del programa de maestría en Paz Internacional y Resolución de Conflictos de la Universidad de Arcadia. Se especializa en política racial e indígena en el Levante, y tiene un interés especial en asuntos griegos, chipriotas y turcos. Actualmente vive en Filadelfia, pero está haciendo aliá en el verano del 2019.

 

Fuente: The Begin-Sadat Center for Strategic Studies
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.