Enlace Judío México e Israel.- El líder supremo busca restaurar y preservar las exenciones de las sanciones para el programa nuclear del país.

MICHAEL DORAN

Teherán anunció el lunes que había violado los límites de enriquecimiento de uranio del acuerdo nuclear del 2015, el Plan Integral de Acción Conjunto, una semana después de derribar un dron de Estados Unidos. ¿Qué provocó la nueva agresividad de Irán, y qué busca lograr? Su política combina dos componentes: incumplimiento de aspectos del JCPOA y las llamadas actividades de la zona gris, tales como ataques no convencionales a través de grupos satélites, sabotaje de buques petroleros y oleoductos, y el ataque contra el dron. La visión en común es que el objetivo de Irán es presionar a EE.UU para que alivie las sanciones económicas. Si bien esta visión no está enteramente errada, pierde la prioridad más urgente de Teherán.

El ayatola Ali Khamenei, el líder supremo, está provocando una crisis para imbuir en los líderes europeos el temor de guerra e interrupción económica para que ellos presionen a Estados Unidos para que le dé a Irán lo que éste quiera. Khamenei sincronizó la campaña para que la presión europea comenzara en la cumbre del G-20 en Osaka, Japón, el fin de semana pasado. Específicamente, Khamenei quiere siete exenciones para el 1° de agosto. Ellas pertenecen no al sistema bancario y a la venta de petróleo—o sea, sanciones económicas—sino a las sociedades internacionales de Irán en sus sitios nucleares.

El JCPOA dio a Irán dos grandes concesiones: el alivio de las sanciones económicas y una bendición internacional para su programa nuclear “pacífico.” En noviembre pasado el Tesoro de EE.UU. cumplió la orden del Presidente Trump de terminar el JCPOA quitando el alivio de las sanciones económicas de Irán. Pero el Departamento de Estado, en respuesta a la presión europea, emitió siete exenciones cuyo propósito era apoyar las colaboraciones internacionales en los proyectos nucleares proyectos generados por el JCPOA.

Estas colaboraciones incluyen, por dar un ejemplo, una iniciativa liderada por Rusia para ayudar a producir isotopos estables, aparentemente para propósitos médicos, dentro de la planta de Fordow. Un búnker fortificado bajo una montaña, el propósito original de Fordow fue camuflar y proteger las centrifugadoras que producirían uranio en grado de armas. La colaboración rusa preserva la planta para que pueda ser usada luego en la producción de armas nucleares.

El 3 de mayo del 2019, el Departamento de Estado revocó dos de las siete exenciones, relativas a la exportación de uranio enriquecido a Rusia y aguas pesadas a Omán. Fue esa acción, no el ajuste de las sanciones económicas en abril, la que llevó a Irán a adoptar una estrategia agresiva.

Para Khamenei, las exenciones constituyen una fortaleza de protección internacional para programas que son cualquier cosa menos “pacíficos” y “civiles.” Dicho simplemente, la lucha por las exenciones es una lucha por el programa de armas nucleares de Irán, al cual Khamenei siempre ha valorado más que a cualquier consideración económica práctica.

Sin duda, las sanciones económicas impuestas ahora por Trump pueden probar ser lo suficientemente fuertes como para forzar a Khamenei finalmente a repensar sus prioridades, pero sólo finalmente—y no hasta después de la elección estadounidense del 2020. Un presidente demócrata casi con seguridad daría a Irán todo lo que éste quiere, gratis. En las sanciones económicas, por lo tanto, Khamenei busca ganar tiempo. En las siete exenciones, sin embargo, él no puede permitirse esperar. Él necesita persuadir al Departamento de Estado de reinstaurar las dos exenciones revocadas y de prometer no tocar las cinco restantes, las que llegan para renovación el 1° de agosto.

Además de las exenciones, él busca el compromiso de Trump de no invocar la opción multilateral “resorte” que creó el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas cuando respaldó el JCPOA. Este mecanismo permite a cualquier parte del acuerdo que piense que Irán está en violación del acuerdo para restablecer todas las resoluciones de la ONU que estaban en vigencia antes que el Presidente Obama comenzara a involucrarse con Irán. El lunes, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y el Sen. Ted Cruz pidieron usar el “resorte” multilateral.

Si Trump invoca esta opción, no sólo terminaría la cooperación internacional que hicieron posible las siete exenciones, sino que también colocaría al programa nuclear de Irán nuevamente fuera de los límites del derecho internacional. El logro más grande de Irán en el JCPOA no fue el alivio de las sanciones económicas, sino obtener legitimidad internacional para sus programas de armas nucleares.

Al buscar restaurar las dos exenciones perdidas y salvaguardar las otras cinco, Khamenei cree que tiene un as bajo la manga: el deseo de Trump por la reelección. El presidente hizo campaña en el 2016 bajo una plataforma de paz-y-prosperidad, y espera ir ante el electorado en el 2020 afirmando haber cumplido su promesa de no arrastrar a Estados Unidos a guerras innecesarias en el Medio Oriente. Khamenei piensa que él puede causar suficiente trastorno como para mantener rehén esa afirmación.

El JCPOA estableció un camino legal para que Irán busque una bomba nuclear y una serie de socios internacionales que, ya sea que se den cuenta o no, están protegiendo los programas nucleares de Irán. Sin importar que más pueda querer Khamenei, su objetivo supremo es este: mantener esa protección. El Sr. Doran, un miembro principal del Hudson Institute y el autor de “La Apuesta de Ike: El Ascenso de Estados Unidos a la Dominación en el Medio Oriente.” es un ex subsecretario adjunto de defensa y un ex director principal del Consejo de Seguridad Nacional.

 

 

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México