Enlace Judío México e Israel.- Emilio de Navasqüés, diplomático español al servicio de Franco, eludió la petición del Consejo de Control Aliado para repatriar a aquellos nazis que se escondieron en España durante la Segunda Guerra Mundial.

Tras la derrota del Tercer Reich, diplomáticos, funcionarios y espías alemanes que se encontraban en España no podían regresar a su país. Y el régimen franquista, según asegura el historiador Paul Preston, dio cobijo a todos aquellos nazis que lograron huir: “A diferencia de Alemania o Italia, la España de Franco no sufrió un proceso de desnazificación. Al contrario, a partir de 1945, Franco, que nunca se arrepintió de sus vínculos con Hitler y Mussolini, permitió que España se convirtiera en refugio de muchos nazis que huían de los Aliados”.

La historia del informe Navasqüés tiene sus orígenes en un documento de once folios en el que los Aliados reclamaban a Franco, al término de la Segunda Guerra Mundial, la repatriación de 104 alemanes residentes en numerosas ciudades españolas a los que acusaban de trabajar para los distintos servicios de espionaje nazi. Eran hombres y mujeres, muchos pertenecientes a influyentes familias alemanas en España, a los que se acusaba por haber colaborado, desde distintos puestos, en toda clase de actividades en favor del Gobierno de Adolf Hitler.

El responsable de que un número considerable de jerarcas y espías nazis consiguieran escapar de los Aliados, quienes exigían la extradición de todos aquellos sospechosos de haber pertenecido al Tercer Reich fue Emilio de Navasqüés y Ruiz de Velasco (1904-1976), destacado diplomático español al servicio de Franco.

Nacido en Madrid, Emilio de Navasqüés ingresó en la carrera diplomática española en 1929 y ocupó, entre otros cargos, el de cónsul general en Tánger (1934-1935) y el de embajador español en Buenos Aires (1950-1951), Roma (1958-1959) y Lisboa (1972-1974). Entre 1950 y 1972 fue director de la Escuela Diplomática. En septiembre de 1944 fue nombrado director general de Política Económica del Ministerio de Asuntos Exteriores, a las órdenes del ministro José Félix de Lequerica.

Navasqüés​  fue el encargado de negociar con las potencias aliadas el destino del importante patrimonio alemán acumulado en España al término de la Segunda Guerra Mundial. Desde ese puesto de responsabilidad, el alto funcionario elaboró un informe confidencial en el que recomendaba no entregar a los aliados a un buen puñado de contactos y agentes nazis que se encontraban en tierras españolas. Fue así como se sospecha que muchos criminales de guerra lograron huir o permanecer ocultos en España durante largos años.

Entre los jerarcas nazis que eludieron el ser entregados a los Aliados se encuentran figuras de la talla de Karl Albrecht, amigo personal de Adolf Hitler y presidente de la Cámara de Comercio Alemana en Madrid; Hans Becker Wolf, representante del Nationalsozialistische Volkswohlfahrt (NSV) en Barcelona; Wilhelm Beisel Heuss, jefe del Partido Nazi en San Sebastián y delegado de propaganda para el norte de España; y Johannes E.F. Bernhardt, el gran empresario del grupo Sociedad Financiera Industrial (Sofindus), general de las SS, contacto de Hermann Göring en España y uno de los hombres fuertes de las finanzas del Tercer Reich.

 

 

Con información de:diario16.com