Enlace Judío México e Israel.- Una escalinata antigua al Monte del Templo dice mucho sobre la historia de Jerusalén.

MEIR SOLOVEICHIK

“Fue una vista asombrosa”, dijo David Friedman, el embajador de EE.UU. ante Israel, esgrimiendo una almádena en un sitio arqueológico en Jerusalén. Pero su presencia allí era más que una foto de impacto única. Comenzó hace 15 años, cuando obreros de la construcción que reparaban una cloaca rota descubrieron una escalinata antigua directamente al sur del Monte del Templo. Los peldaños se emparejaban estrechamente con escaleras que coincidían con las antiguas entradas originales del complejo del templo. Los arqueólogos se dieron cuenta que la serie de escaleras estaban vinculadas. Ellos se habían topado por casualidad con un camino que llevaba al templo. Después de años de excavaciones, el público en general pronto podrá caminar por la Ruta de Peregrinación.

Hace dos mil años los judíos atravesaban este camino cuando llegaban de todo el mundo para visitar el Templo. Tales peregrinos estaban obedeciendo un mandato bíblico. El Deuteronomio obligaba a los israelitas a pararse en la presencia de Di-s tres veces al año: Pésaj, Shavuot y Sucot.

Abundan los textos rabínicos con descripciones de las procesiones que ocurrieron, y la ruta iguala estos detalles en una forma exquisita. Una gran piedra al costado del paso, la cual no parece tener ningún propósito estructural, puede ser explicada por una antigua referencia talmúdica a una “piedra de reclamos.” Esta era una forma antigua de un “perdido y encontrado,” sobre la cual uno que había dejado caer un objeto en medio de la muchedumbre de peregrinos se pararía y gritaría a los visitantes de Jerusalén. La piedra recuerda a los visitantes que el sitio entero estuvo una vez oculto y ahora descubierto, así como la ciudad de Jerusalén se perdió una vez para el pueblo judío y ahora está de regreso. El peregrinaje al Monte del Templo estaba destinado a ser un viaje a una cumbre espiritual.

Ahora los peregrinos podrán subir las escaleras como una vez hicieron sus predecesores. Caminar sobre sus pasos es entender lo que significaba Jerusalén para ellos y por qué ésta sigue siendo un faro para el mundo judío hoy en día.
Pero, siendo éste el Medio Oriente, todo es objeto de controversia. La Ruta de Peregrinación está localizada en Jerusalén Oriental, que los palestinos reclaman para ellos. Friedman, quien el domingo participó en un evento inaugurando el sitio, dijo al Jerusalem Post que si Israel renuncia a esta porción de Jerusalén “sería similar a que Estados Unidos devolviera la Estatua de la Libertad.” El funcionario palestino Saeb Erekat criticó a Friedman por su asistencia y discutió que la ruta es una “mentira que no tiene nada que ver con la historia.” Pero Erekat y muchos otros líderes palestinos han negado durante mucho tiempo lo que los arqueólogos e historiadores consideran hechos básicos e incontrovertidos, tales como la existencia del Templo.

Por el contrario, Friedman entiende que tales negaciones de la historia son parte de lo que impide la resolución del conflicto. El camino excavado es apenas un poco de una montaña literal de evidencia arqueológica que refleja, como lo dijo el embajador, cómo los descubrimientos en Jerusalén, hechos “en la mayoría de los casos por arqueólogos laicos, traen un fin a los esfuerzos infundados por negar el hecho histórico de la conexión antigua de Jerusalén con el pueblo judío.” Friedman agregó que el descubrimiento es de importancia para los estadounidenses tanto como para los israelíes, ya que encarna los valores bíblicos sobre los cuales fueron fundados ambos países. Aquí él repite a William Seward, quien sirvió como secretario de estado de Abraham Lincoln. Seward escribió de su visita a la Tierra Santa: “Nuestro último día en Jerusalén ha pasado, como debió haber sido, entre y con los judíos, quienes fueron los constructores y fundadores de ciudad, y quienes se apegan más a ella por sus desastres y desolación.”

Seward describió a las muchedumbres de judíos que llegaban al Muro Occidental para llorar la destrucción de Jerusalén: “Durante muchas horas ellos vierten sus quejas, leyendo y recitando el lenguaje poético del profeta, golpeando sus manos contra el muro, y bañando las piedras con sus besos y lágrimas.” Las palabras de Seward refutan la idea que los cristianos estadounidenses sólo recientemente han abrazado a los judíos y su conexión con la Tierra Santa.

Millones de judíos y no judíos rezan fervientemente por la paz en Jerusalén. Pero en una época donde los hechos reales son muy a menudo evitados por la “narrativa personal,” la Ruta de Peregrinación es otro recordatorio que la paz sólo puede ser obtenida a través del reconocimiento de la verdad histórica. El embajador y la administración a la que él representa merecen el crédito por reconocer los hechos en el terreno—o, más bien, debajo de él.

 

 

*Meir Soloveichik es el rabino de la Congregación Shearith Israel en Manhattan y director del Centro Straus para Torá y Pensamiento Occidental en la Universidad Yeshivá.

 

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México